6 claves para mejorar nuestra capacidad de escucha

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Por Lucila Gónzalez de Chavez

El lenguaje es el más importante don que Dios ha concedido al hombre para tomar posesión de la realidad. Desde el momento mismo en que empieza a expresarse, se abren para él los caminos de la aventura espiritual e intelectual, porque su sentir y su pensar perduran en la historia cuando los convierte en signos gráficos. Su tránsito por la vida, lo errante de su destino, los destellos de su genio se fijan y permanecen en su lenguaje.

Tuvo razón el ilustre colombiano -académico y diplomático- doctor José María Pérez Sarmiento, cuando en la sesión de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes, celebrada en Cádiz (España) en 1922, propuso que el 23 de abril se celebrara el Día del Idioma, como homenaje al escritor que se cubrió de gloria con su obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Este genio de la palabra, Miguel de Cervantes Saavedra, murió el 23 de abril de 1616.

El 6 de agosto de 1960 el gobierno colombiano sancionó la Ley 002 por la cual todos los años nuestro país celebraría el Día del Idioma, en la fecha ya señalada. Además, es también el Día Universal del Bibliotecario. Fue establecida esta celebración por la Unión Panamericana, dentro de sus programas educativos, como reconocimiento al esfuerzo tesonero, a la consagración y entusiasmo de los bibliotecarios por extender la cultura por medio del libro.

Un gran pensador dijo que la verdadera universidad hoy día son los libros, son las bibliotecas. Es muy posible que esto sea verdad, porque nada aprende mejor el hombre que lo que aprende por sí mismo, lo que le exige un esfuerzo personal de búsqueda y de asimilación.

Las fuentes perennes del conocimiento están en los libros. Son ellos los que amplían la mente hacia el pasado y lacolocan en condiciones de mejor encarar el porvenir. El buen manejo del idioma es básico en la vida de una persona, porque si se expresa bien, se le facilitan las relaciones humanas y se hace acreedor al respeto de quienes lo rodean. Considerado el lenguaje como medio de comunicación, debemos poner atención a los siguientes aspectos:

Si la transmisión de los pensamientos, de los sentimientos se hace por escrito, hay necesidad de alguien que LEA (y no es perogrullada) para que la comunicación sea completa. Si dicha transmisión se hace oralmente, necesitamos de alguien que ESCUCHE atentamente para que el circuito lingüístico se complete.

Los profesionales del idioma han analizado detenidamente la parte que corresponde al HABLANTE y muy poco lo que le corresponde al ESCUCHA. Escuchar significa entender, percibir, captar con atención, sinceridad y lealtad lo que dicen los demás. En el terreno de las relaciones personales la escucha es un factor de éxito para el mantenimiento de las relaciones, tanto en el orden social como en el familiar. No es exagerado decir que muchas amistades y aun, vínculos familiares se rompen por incapacidad de una de las partes para escuchar, o de ambas.

En este campo es muy importante el lenguaje gestual porque de él depende también el éxito de la comunicación. Unos brazos cruzados mientras se conversa, un bostezo, no mirar a quien nos habla, realizar otras actividades, son posturas que anulan la efectividad del idioma y cortan la comunicación.

Oyentes profesionales como psiquíatras, consejeros familiares, trabajadoras sociales, psicoanalistas, psicólogos están de acuerdo en las siguientes indicaciones para mejorar la capacidad de escuchar.

1. Escuchemos con todo nuestro ser

Evitemos todas las distracciones para que nuestra atención sea activa. El que nos habla lo notará en el contacto visual, en nuestros gestos que lo animan a que continúe hablando. Nuestra postura corporal estará indicando interés en lo que el otro dice, tanto como nuestras palabras.

2. No nos desesperemos buscando qué decir; simplemente, escuchemos

Esto quiere decir que todos los que hablan necesitan un oyente. Una persona que sabe escuchar es bien recibida en cualquier reunión, y como son tan escasos los que saben escuchar, quien lo hace bien es altamente apreciado.

3. Alentar la conversación con pequeñas frases

Tales como: ¿en serio?, explícame un poco más, qué interesante lo que dices…, eso quería saber… Opinan los profesionales de la comunicación que conversar con alguien que no reacciona, es como gritarle a un teléfono dañado; nos sentimos ridículos y, por tanto, renunciamos a seguir hablando.

4. Desarrollemos la sensibilidad necesaria para comprender lo que está detrás de las palabras de quien habla

Hay pensamientos internos que las palabras esconden. Debemos “oír” no solo lo que las personas dicen, sino también lo que se callan. Hasta con las personas amadas nos es muy fácil “oír” solamente las palabras; pero, a veces, no comprendemos el verdadero mensaje. Si sabemos escuchar, reconoceremos el dolor escondido o la frustración detrás de la crítica.

5. Seamos corteses y calmados al escuchar

Esta actitud es muy difícil, pero ayuda a quien nos ofende con sus palabras a expresar sus sentimientos de una manera más constructiva.

6. Escuchemos sin juzgar

Todos los seres humanos vivimos estableciendo normas del bien y del mal, y siempre estamos dictando juicios. Cuando hacemos esto, cortamos las líneas de comunicación.

Concluyamos diciendo que escuchar es un acto de amor, una posición de respaldo, una acción desinteresada que nos permite entrar en el maravilloso círculo de la amistad y nos facilita la convivencia.

Saber escuchar con efectividad constituye el cincuenta por ciento de la comunicación satisfactoria entre las personas. La carencia de esta habilidad genera incomprensión, conflictos, soledad y malestar.

El buen manejo del idioma es básico en la vida de una persona, porque si se expresa bien, se le facilitan las relaciones humanas y se hace acreedor al respeto de quienes lo rodean.

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