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Por Rubén Darío González Zapata
Nacido en la vereda La Lindaja
Corregimiento Alfonso López (San Gregorio)
Ciudad Bolívar

Si hay algo que añoremos quienes alcanzamos a vivir los años en los que la fiebre colonizadora del paisa emprendedor era aún en recuerdo fresco en la memoria de los abuelos y bisabuelos, son las noches de cuentos y leyendas. Noches mágicas en las que familiares y vecinos, reunidos en torno a la débil luz de una lámpara de petróleo o una vela, en la humilde casa de bahareque, escuchábamos embelesados las historias de recios hombres y mujeres de un pasado — ya extrañamente lejano para ese entonces — que, con hacha y machete, abrieron los campos de los que brotarían los pueblos del Antioquia Grande, cuyas fronteras se extendieron hasta el Viejo Caldas, de la que el suroeste fue la porción geográfica que nos correspondió por herencia. Noches de bellos bambucos, pasillos y merengues, en los que, al arrullo de un tiple y una guitarra, se le cantaba a la belleza de las mujeres, a los cafetales en flor, a los ríos y a las montañas, en las voces de seres humanos a quienes la naturaleza había dotado del envidiable talento de la vena musical que brotaba de ellos por instinto.

Recordando este pasado que tanto nos marcara a quienes hemos vivido esta experiencia, pienso en lo importante que es la conservación de la memoria de nuestra historia, y no solamente con el objeto de satisfacer una curiosidad romántica (que también lo es), sino como material de estudio para entender de dónde venimos, comprender mejor lo que somos hoy, con todo lo que nos identifica desde el punto de vista social: cultura, valores, costumbres. En desarrollo de este deseo, en estos últimos años he venido haciendo un esfuerzo para encontrar material que pueda utilizar para este fin, si bien es poco lo que he podido hallar hasta el momento. No puedo, sin embargo, rendirme y, por ello, he estado tratando de encontrar material que me sirva para este fin: libros y otro tipo de documentos escritos, audiovisuales y pinturas.

En esta ocasión quiero referirme a las pequeñas obras de dos autores oriundos de C. Bolívar: el primero, Arreboles de los venados, escrito por Juan Álvaro González Vélez y el segundo, Ojo al ojo, Evocación de un pueblo, escrito por este mismo autor y su padre Ricardo González V. Lo interesante de estas dos obras es que ambas son un aporte de material escrito a la historia y costumbres de la región del suroeste antioqueño, de manera especial del municipio de C. Bolívar, como lo veremos a continuación:

Arreboles de los venados¹.  Relatos de un tiempo ya pasado.

El libro, escrito en forma de relatos cortos, hace un recorrido por “un puñado de historias que el tiempo ha querido borrar”, según se dice en el prólogo del mismo, escrito por Iván Darío Upegui. Cada uno de estos recuerdos es una ventana a través de la cual el lector puede observar cómo era Bolívar (hoy Ciudad Bolívar), especialmente el Bolívar de comienzos de la segunda mitad del siglo XX, etapa esta de su historia en la que sobreviven, a veces como pesados fardos costumbristas, diversos legados de la colonización española. Uno de estos relatos, en el que se refleja muy bien esa herencia, es la de “El animero”, que narra el caso del eterno buscador de tesoros (la cultura de la guaquería), los que, a decir de la tradición, habrían sido enterrados por los indígenas en algún sitio, seguramente para evitar que los españoles los descubrieran y se apropiaran de ellos. Lo interesante del relato en cuestión es que en el mismo quedan muy bien expuestas esas dos características que tanto marcaron a los colonizadores: la obsesión por la riqueza fácil y las supersticiones religiosas. Una mezcla lúgubre que ha seguido caracterizando, desafortunadamente con visos mucho más trágicos aún, a gran parte de las nuevas generaciones.

En general, los relatos del libro muestran la existencia de una sociedad inmersa en un mundo en el que la violencia, la religiosidad y la magia (negra o blanca) son realidades que se entrelazan de tal forma que es imposible en cada caso saber dónde terminan unas y dónde comienzan las otras.

Ojo al ojo. Evocación del pueblo.²   Las raíces de nuestra cultura…

Escrito dentro del mismo esquema del libro anterior, Ojo al Ojo es una especie de coctel de remembranzas, anécdotas, conversaciones de vecinas, de estudiantes y profesores, a través de las cuales los autores exponen sus puntos de vista sobre la situación de un momento histórico del mundo, con énfasis en el aspecto religioso. Desde esta perspectiva, es muy representativa la Carta a Dios, un “reclamo” al Creador por haber permitido la degradación en la que han caído tantos pastores de la Iglesia. En esta especie de Memorial de Agravios, sale a flote el enfoque de una espiritualidad muy característica del católico colombiano cuyo análisis sería bien interesante poder hacer en otro momento.

El capítulo “Acuarela fantástica de mi pueblo”, en la que los autores hacen un recuento, altamente poético, de lo que fue la colonización en la región del suroeste, pone en evidencia un estilo abigarrado y ampuloso con el que están escritos estas dos pequeñas obras. Igualmente, el discurso de la “Coronación de la reina de San Bernardo de los Farallones” es igualmente una muestra muy representativa de este estilo de escritura, excesivamente melifluo y adornado, muy semejante al que encuentra uno en la prosa del poeta José Asunción Silva, especialmente en su obra “De sobremesa”. Una forma que es interesante en la medida en que representa una manera de escribir muy a la usanza hasta la primera y parte de la segunda mitad del siglo XX y que, si bien para el lector de hoy puede resultar difícil e inclusive pesado de leer, nos ayuda a comprender cómo era la comunicación en nuestro pasado reciente, la que, como tal, es parte del patrimonio cultural que bien vale la pena conocer.

Libros y relatos como los aquí comentados son de mucha importancia para lograr reunir un buen caudal de información que nos permita la construcción de la memoria histórica del municipio o enriquecer la ya existente en el suroeste antioqueño. Tengo la esperanza de que las instituciones educativas de C. Bolívar, San Gregorio, Farallones y la alcaldía municipal, así como las instituciones de los otros municipios del suroeste se interesarán en este proyecto. Para que no olvidemos lo que contaban nuestros abuelos.

Nota 1: González Vélez, Juan Álvaro, Arreboles de los venados. Primera edición, noviembre de 2019.

Nota 2: González Vélez, Ricardo; Evocación de un pueblo, Ojo a ojo. Primera edición, agosto 2021.

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Por Rubén Darío González Zapata
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