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Por: Magister Antonio M. Estrada Saldarriaga
Presidente del Centro de Historia.

Muchas apasionados por este poblado de nuestros amores, seguimos sosteniendo que es el pueblo de las efes: Fredonia, fiestero, fantástico, fenomenal, formidable, fantasmagórico y todos los sinónimos que se le quieran agregar para destacarlo y colmarlo de los elogios que se merece, por la grandeza de su geografía, de sus gentes y de su historia.

Fredonia y café han sido históricamente casi que una sinonimia, complementos, se dan identidad. No entendemos a esta tierra o campo de paz y de hombres libres, sin el aroma diario de un buen café y los dos se yerguen en todos los contextos con los significados de emprendimiento, esfuerzo, grandeza y pujanza

El café en Antioquia y Fredonia: 

Escribe el Dr. Guillermo Jaramillo Barrientos autor de la monografía de Fredonia, que en nuestra historia local no puede faltar un capítulo sobre el café, base de su economía.

Antes de la independencia los cultivos de café en el país eran ningunos.

Al iniciarse el siglo XIX , simultáneamente con la emancipación política, surge el café como renglón importante.

“Como curiosidad, aparece que en Antioquia la primera plantación cafetera de volumen apreciable se hizo en el Tablazo, cerca de Rionegro   (Antioquia),   en   tierras impropias, por José María Jaramillo, quien sembró 2.000 arbustos y fue propulsor decidido de los cultivos en los años, como así lo demostró en 1874 al animar en carta a Francisco Javier Cisneros para la construcción del Ferrocarril de Antioquia, halagándolo con la carga de exportación representada por el café”.

En el informe de Cisneros a los presuntos accionistas de los ferrocarriles en 1878, afirmaba que existían en Antioquia plantaciones de 328.000 árboles de café, de 1.000 por hectáreas, y citaban plantaciones particulares de más de 10.000 árboles en Yolombó, Yarumal, Copacabana, Medellín,Titiribí y Concordia y otras pequeñas en Rionegro, Jericó, Fredonia y el Valle del Nus.

Sobre Mariano Ospina Rodríguez y buscando hacer precisiones históricas, retomando de nuevo a Jaramillo Barrientos, aparece: En 1852 M.O.R. partió a establecerse en la Hacienda El Colegio con sus hijos y sus amigos Pedro Y Julián Vásquez Calle. También se puede leer: La primera institución de enseñanza secundaria fue creada por Mariano Ospina Rodríguez. Dio la circunstancia favorable de que la hacienda entonces conocida con el nombre de Combia y luego El Colegio, por la ocurrencia feliz de haber dictado allí sus enseñanzas el distinguido maestro; l a mencionada hacienda era de los señores Pedro y Julián Vásquez Calle, amigos allegados de don Mariano, quien a mediados de 1852 partió a establecerse en el mencionado lugar junto con sus hijos y los de sus amigos, una vez allí establecido, la fama del instituto corrió por la población y se extendió a las vecinas y muchos jóvenes estudiosos acudieron en solicitud de matrícula.

En el texto Antología del pensamiento de Mariano Ospina Rodríguez, en los datos biográficos se relaciona así: 1853 junio 16, muere en Fredonia María del Rosario Barrientos Zulaibar, segunda esposa de M.O.R. En 1853 es Diputado a la Cámara Provincial de Medellín. Desde 1851

Antioquia estaba dividida en tres provincias llamadas: Antioquia, Córdoba y Medellín. En octubre de 1853 aparece firmando como Presidente de la Legislatura Provincial de Medellín. E n diciembre 19 como Diputado a la Cámara de Provincia de Antioquia. Extradidato en Guatemala, solicita terrenos para sembrar café en Santa Lucía del mismo país.

Al amainar las persecuciones políticas y regresar al país, los hermanos Ospina, en compañía de sus parientes políticos, aplicarán los conocimiento adquiridos en Guatemala para promover el cultivo en tierras del Suroeste antioqueño, según escrito de Juan Luis Mejía Arango, ex rector de EAFIT. Cinco años antes de morir, Ospina Rodríguez publicó su libro “Cultivo de Café”, uno de los primeros estudios sobre el tema escritos en el país; pero no aparece ya septuagenario cumpliendo faenas agrícolas ni en propiedad alguna en Fredonia, sino en actividades políticas, oficiales, académicos y resolviendo sus problemáticas de detenciones. Murió en 1885 en Medellín.

A finales del siglo XIX, se iniciaron en buena escala los cultivos de café en Fredonia, en sus laderas, gracias a las condiciones propicias del clima y la calidad de los terrenos, le dieron pronto el puesto de primer productor del grano en el país, prioridad que perdió por la segregación del municipio de Venecia y que adquirió Sevilla, en el departamento del Valle. No se puede omitir la Hacienda la Amalia con su origen 1888 y su grandeza exportadora en 1912 con Amalia Madriñán de Márquez y su mayordomo Ramón Correa Jaramillo. 

Documentos y tradición oral dan cuenta que los predios de la Hacienda San Pedro pertenecieron a un antiguo feudo español que se estableció en esa zona. Lo cierto es que esos terrenos hoy con el mismo nombre fueron comprados entre 1872 y 1878 por los hermanos Eduardo y Julián Vásquez.

Don Pedro Montoya Restrepo fue uno de los primeros que se preocuparon por la industria del café, por la cual se despertó un gran entusiasmo del año 1877 en adelante; Urbano Restrepo hace lo mismo en Naranjal y Jenaro Vélez en Murrapal.

Alejandrino Fernández Uribe en 1881 daba cuenta de tener en su finca de Llano Grande una plantación de 20.000 árboles de café, con 3.000 de ellos en producción. El 30 de noviembre del mismo año don José María Barrientos tenía en su finca de Murrapal 5.000 cafeteros.

La Hacienda La Amalia, que estuvo primero en territorio de Fredonia y después de 1909 en el naciente municipio de Fredonia, fue fundada en 1988 por José Ignacio de Márquez, nieto del expresidente del mismo nombre, y Amalia Madriñán de Márquez, quien luego de enviudar convirtió esta finca en la mayor productora de café en Colombia.

Amalia nació en Guatemala en 1867 en el hogar de Enrique Madriñán Cajiao y Rosa Vásquez Jaramillo. Era cuñada y prima del general Mariano Ospina Vásquez, quien se casó con su hermana Rosa. El general y exministro de guerra era hijo del expresidente Mariano Ospina Rodríguez y de María Enriqueta Vásquez Jaramillo, tía de Amalia.

En Guatemala donde estaban exiliados los Ospina Vásquez, la joven Amalia se conoció y se encariñó con un primo José Ignacio, también desterrado de Colombia con su familia por asuntos políticos. La joven pareja se ennovió en Guatemala, pero se vino para Medellín y contrajeron nupcias. Con la referencia que tenían de sus primos los Ospina Vásquez, compraron en 1888 unas tierras fértiles en las faldas del Cerro Bravo, circundadas por los cerros Cardona y Medialuna, en ese entonces de Fredonia, principal distrito cafetero del país. Se apearon en estas tierras benditas, con sus ropas y unos cuantos enseres en baules, luego de un viaje en mula de dos días desde Medellín, pasando por el camino de arriería que de Caldas

bajaba a Fredonia. Amalia tenía 21 años. José Ignacio, enamorado de su esposa, quiso honrar a su amada, y bautizó este sueño que apenas nacía con su nombre, empezaron de cero a sembrar café. (Tomado del texto LA AMALIA una hacienda por donde pasó Colombia, del periodista Oscar Andrés Sánchez Á.)

La Hacienda Clara Boya fue puesta en producción, que luego compró y mejoró Emilio Barrientos.

Don Eduardo, Pedro y Julián Vásquez además de montar la Hacienda San Pedro, montaron La Loma, Agualinda y San José; en San Pedro colaboró el general Pedro Nel Ospina. Los hermanos Vásquez introdujeron la primera trilladora.

La Hacienda Gualanday fue todo un legado familiar. Allí inició cultivos el cofundador Cristóbal Uribe Mondragón; pasó por herencia a su hijo Tomás, quien amplió los cafetales y los cañaverales. De éste la adquirió por herencia su hijo, doctor y general Rafael Uribe Uribe, la recibió luego su hijo el Capitán Julián Uribe Gaviria.

En el libro, «Un defensor de la alegría: Rafael Uribe Uribe», estudio introductorio de Rodrigo García Estrada, encontramos: En defensa del café: » El General Rafael Uribe Uribe (1859 – 1914 ) socializó la producción cafetera desde el Trabajo, periódico que fundó en 1984 para difundir sus propuestas para lograr el desarrollo económico de Antioquia. los artículos hablaban del origen, las n a c i o n e s p r o d u c t o r a s y l a s cualidades del grano, la región comenzaba a interesarse por el producto y para su beneficio el General representaba las variedades: Moka, Martinica, Haití y Borbón.

Pero los conocimientos del General Uribe sobre el café no fueron solo de carácter ilustrado sino también prácticos. A partir del año 1988 construyó la mencionada hacienda Gualanday. En estas tierras residían otros empresarios del grano como Gabriel Echeverry, Alejo Santa María y Juan Uribe Mondragón. Según Javier Henao Hidrón, la hacienda Gualanday fue una solvente hacienda productora de café y caña donde Uribe Uribe montaba caballos, sembraba, ordeñaba, erraba y ensillaba. Para la producción cafetera dedicó sus mejores momentos. Con el señor Juan N. Arias aprendió sobre los procesos del grano y los asuntos administrativos. El General se destacó por » la productividad y los métodos novedosos en materia social que utilizó en el manejo de los trabajadores». Por ejemplo, en los ratos libres enseñaba a los peones lecciones sobre historia, geografía y civismo. En el año de 1983 Uribe Uribe fue desterrado de Gualanday y tuvo además que abandonar otros negocios, por causas relacionadas con la represión regenaracionista. El gobierno excluía constan- temente los derechos políticos a los líderes liberales y de paso afectaba   sus   intereses   econó- m i c o s . L a h a c i e n d a f u e administrada entonces por los hermanos Juan y Luciano Arias, entre 1897 – y 1903. Para evitar que las autoridades confiscaran Gualanday, hipotecó sus predios a la casa inglesa Arbuthnot Latham and Co. de Londres.

En octubre 15 de 1914 ocurrió la muerte en forma dolorosamente violente y criminal del General Rafael Uribe, que enluto a Colombia; y fue así como su hijo el Capitán Julián Uribe Gaviria(1890 – 1952), sin cumplir los 24 años, se trasladó a la hacienda cafetera de Gualanday, heredada de su padre, en el municipio de Fredonia, una de l a s m a s i m p o r t a n t e s d e l departamento, en, la que laboró por varios lustros, hasta ser llamado  en marzo  de   1932   a o c u p a r l a g o b e r n a c i ó n d e Antioquia, desde donde impulsó la agricultura, la ganadería, la producción del café, lo mismo que el algodón.

La Hacienda Jonás fue por muchos años del doctor Mariano Ospina Vásquez.

Don Joaquín Emilio Arias, digno sucesor de don Rafael Mazuera plantó la hacienda la María, que pasó luego a ser propiedad de don Rafael Arango Laverde. La Hacienda Piamonte fue de don Emilio Barrientos, quien se la vendió a don Jorge Uribe Amador. Don Fernando y Don Pepe Barrientos abrieron fincas en la Marina. Manuel A. Escobar y Camilo Uribe hijos de los fundadores hicieron lo mismo en el paraje El Castillo. Guillermo Jaramillo O. y otros en el Guaico.Don José María Vásquez la finca Morrón que fue después de Don Pedro Callejas.

Gracias al empuje de estos empresarios y prohombres, y a su búsqueda de la mejor calidad de nuestro grano se pudo abrir mercado con el “Café Fredonia” en el mercado de New York. Se pudo realizar en junio 8 de 1931 la Primera Asamblea Departamental de Cafeteros y en junio 14 de 1961 la aprobación de la Personería Jurídica de la Cooperativa de Caficultores de Fredonia.

Es para orgullo nuestro, que en la vereda La Garrucha nació Carlos Sánchez, conocido en el ámbito cafetero mundial como Juan Valdés, ícono al pie de su mula Conchita de nuestra mayor industria nacional; nuestro Juan Valdés  era  además  un  gran contertulio y un brillante acuarelista.

Pero sobre todo tenemos la satisfacción y la riqueza diaria que expresara Drew Sistors: “El café es el mejor líquido que se puede derramar sobre el amanecer”. Expresaba Jessi Lane Adams, que “El café huele a cielo recién molido”, por eso celebramos que hoy los pequeños y medianos caficultores, estén aprovechando el valor agregado de ofrecernos los cafés tostados y cafés especiales, con varias marcas que tienen un bien ganado prestigio; de ellas destacamos: Café los Frailes de Pedro Nel Maya de Murrapal, Café del Viento y Centenario Rodrigo Arenas del Dr. Jorge Ossa en el Plan y Travesías, en la finca hotel Los Guayacanes; Café de la Cima de Octavio Acevedo Colorado y familia en la Toscana; Café El Calvario del extinto Dr. Javier Javier Pérez; Café Bosqueadentro de Don Jaime Mejía y familia en la Mina; Café de Hacienda Fredonia Gourmet en la Cordillera; Café Luna Llena de la Familia Palacio en el Zancudo, con una propuesta de atención turística y protección de las martejas; Café Don Nano, la Laguna y Montefrío de Don Fernando Echavarría en l a Hacienda Santa Isabel, con una propuesta turística de visita a la Laguna Santa Isabel y servicio de restaurante y alojamiento; Perla Negra Café de la familia Ospina en San Cayetano; Café Don Chucho de Javier Pareja en Murrapal, con servicio de cafetería en la Calle del Comercio; Café Santana en la Cristalina; Café Diamantico del profesor Darío Hurtado en la Mina; Café Los Rosales de Carlos Alberto C a d a v i d d e l M a n g o ; C a f é Guacharaca de Nora Elena Adarve Castañeda de la Garrucha; Teja de Barro de Carlos Gregorio Ramírez d e l Z a n c u d o ; E l B a l c ó n d e Inversiones Hacienda El Balcón de El Mango; Cantagallo de Sebastián Ramírez de Hoyo Frío; Orocafé de Luis Alberto Castaño de Pierda Verde; Café El Cerro de César Augusto Ameth de Murrapal; La Divisa de María Rositer Cadavid en Colombia Grande; La Cristalina de César Calderón en la Cristalina; Café Cerro Bravo de Gabriel José Tamayo en El Cinco; Café La Ulita de la Familia Vásquez Maldonado del Zancudo; Oro Molido del venezolano Alejandro Galante en la Sierra; Café orgánico Flor de Café de la Mina de la señora Cristina López; Café las Brisas de los hermanos Muriel Arango producido en la hacienda la Brisas en Combia; Café Star bien de Jhon Jaime Toro Palacio, con cafetería en el atrio principal y oferta de diferentes preparaciones de café; Café Cultural de aprendices del Sena de la Mina; Café La Cabra Loca, productor Alirio López y su familia López Lopera en la Finca La Esmeralda, Vereda El Mango, sector El Filo, con asadero en la Avenida Santander (El Tapao), entre muchos hombre y mujeres dedicados a tener su propia marca.

 

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