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Por Roberto Antonio Caro Serna
Corresponsal Suroeste

En una jornada llena de emoción, el equipo suroestano de Amagá se coronó como campeón del zonal de Babyfútbol Regional Suroeste, logrando así su pase al Festival de Festivales. En su grupo, se enfrentaron a un duro rival: el equipo de Cartagena, Corpaven, por el Grupo H.

El encuentro fue muy disputado, con ambos equipos buscando la victoria. Sin embargo, el marcador final fue un empate, lo que dejó a Amagá con dos puntos y a Cartagena con uno. Este resultado, aunque eliminatorio para ambos conjuntos, dejó clara la gran calidad de juego de Amagá, especialmente en su portero.

El arquero Miguel Granados de Amagá fue la gran figura del partido. Con sus impresionantes atajadas, demostró ser un líder indiscutible en la portería, manteniendo su arco en cero y evitando cualquier posibilidad de gol por parte del rival. Su concentración, reflejos y determinación fueron claves para el equipo, que aunque no logró avanzar, se despidió con la cabeza en alto, sabiendo que dieron lo mejor de sí en competencia.

El ambiente en el estadio estaba cargado de nerviosismo, cada pase, cada despeje, cada jugada contaba. Con el empate sellado y la tensión palpable en el aire, tanto Amagá como Cartagena sabían que el margen de error era mínimo. El reloj avanzaba y las miradas de todos estaban fijas en el campo, esperando que algún equipo lograra quebrar el empate. Pero fue en ese momento, en una jugada clave, que Cartagena estuvo a punto de romper el empate con un potente disparo desde fuera del área. El estadio se silenció por un instante, todos contenían la respiración… pero el arquero de Amagá, con una velocidad impresionante, se lanzó hacia su izquierda y con una mano salvadora, desvió el balón.

Los minutos finales fueron intensos, ambos equipos se volcaron al ataque en busca de la victoria, pero una y otra vez, el arquero de Amagá respondió con seguridad. Cada vez que Cartagena se acercaba con peligro. A medida que el partido se acercaba a su fin, los jugadores de Amagá comenzaron a entender que el empate los mantenía con vida, aunque fuera en la lucha por la clasificación. La frustración de los jugadores de Cartagena era evidente.

Al sonar el silbato final los padres, familiares y aficionados, que no dejaron de apoyar a su equipo en todo momento, comenzaron a acercarse al campo para felicitar a los jugadores. A pesar del empate, prevalece la alegría por el esfuerzo y el sacrificio de los chicos. Los niños, agotados pero satisfechos, se tomaron fotos con sus seguidores.

El equipo de Amagá regresó al vestuario con una sensación agridulce. Llegaron lejos, más allá de lo que muchos esperaban, pero saben que el camino tiene más capítulos por escribir. El arquero, con una sonrisa de satisfacción en su rostro, fue el primero en hablar: “hoy no avanzamos, pero lo dimos todo. Lo que realmente importa es que seguimos aprendiendo y mejorando. A seguir trabajando, porque cada partido es una lección”. Sus palabras fueron el reflejo de un equipo que, pese al empate,esperan pasar a la siguiente ronda como mejores terceros.

El grupo de Amagá se despidió con un aplauso mutuo, mirando al futuro con esperanza, aunque esta etapa llegó a su fin, nuevas oportunidades se presentarán.

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