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El municipio de Amagá vive desde hace años con la incomodidad de los olores ofensivos, una problemática que la comunidad asocia principalmente con la empresa Sanimax (Agrosan) y que ha generado inconformidad, quejas y debates sobre sus efectos en la vida cotidiana. Aunque no existen estudios que prueben afectaciones directas a la salud, el impacto en la convivencia es evidente: las personas reportan episodios reiterados que alteran su bienestar y el de sus familias. La Administración Municipal, a través de la Dirección de Minería y Medio Ambiente, ha buscado rutas de acción pese a sus limitadas competencias. Recientemente la Policía impuso un comparendo por convivencia ciudadana, sustentado en la Ley 1801. Sobre este panorama, conversamos con la directora de Minería y Medio Ambiente, María Magdalena Ortega Mendoza.

Directora de Minería y Medio Ambiente, María Magdalena Ortega Mendoza.
 

¿Qué son los olores ofensivos y cómo los definen desde la Administración Municipal?
Los olores ofensivos no necesariamente están ligados a un impacto negativo en la salud, sino a la percepción que tiene la comunidad. Hay olores que pueden ser desagradables para algunas personas y para otras no tanto. En términos de salud no tenemos un estudio que demuestre un daño directo, pero sí está comprobado que generan incomodidad y malestar en la comunidad, y eso ya es un impacto que debemos atender. Cuando se presentan de manera persistente, sí afectan la convivencia ciudadana.

¿Por qué se generan estos olores?
La sangre, las plumas y las vísceras se recolectan en la fuente, pero durante la cadena de transporte ya empieza un proceso de descomposición que genera olor. Cuando llegan a la planta, el tiempo de almacenamiento y el procesamiento son determinantes. En Amagá se asocia mucho el tema de los olores con Sanimax (Agrosan), la comunidad siempre lo identifica como el foco de la problemática, aunque también tenemos avícolas, porcícolas y otras actividades que generan olores. Eso complejiza el tema, porque no siempre es fácil decir de dónde viene exactamente la molestia.

¿Qué puede hacer la Alcaldía frente a una problemática como esta?
Nosotros no tenemos facultades sancionatorias en materia ambiental. Actuamos a modo de prevención y acompañamiento. Lo que hacemos es acompañar las visitas, dar soporte técnico y articularnos con la Policía Nacional cuando la comunidad presenta quejas. Esa es la ruta que podemos asumir desde el Municipio.

Recientemente se aplicó un comparendo relacionado con los olores ofensivos, ¿cómo se dio ese procedimiento?
La Policía puede dar la orden de comparendo, pero necesita el soporte técnico. Ahí entramos nosotros, acompañando y sustentando la medida. El comparendo fue un paso importante porque permitió dejar evidencia del malestar ciudadano y abrir la puerta para que la autoridad ambiental actuara. En este caso se aplicó a Sanimax, amparados en la Ley 1801, el Código Nacional de Policía, porque los olores ofensivos afectan la convivencia ciudadana. La sanción fue económica y además implicó el traslado del caso a Corantioquia, que es la autoridad competente para determinar si abre o no un proceso sancionatorio ambiental. Lo importante es que quedó la trazabilidad: ya no es sólo la queja de la comunidad, sino un procedimiento formal con soporte técnico y jurídico.

¿Cuál ha sido la respuesta de Corantioquia frente a estas quejas?
Corantioquia ha hecho visitas, pero muchas veces se quedan en el reporte. Nosotros hemos pedido que cambien el personal técnico, que retomen campañas de monitoreo in situ y que hagan muestreos propios, porque hasta ahora los análisis que se tienen son los de la empresa. La comunidad necesita confianza en que hay un control real, no sólo lo que la empresa dice que está haciendo.

¿Qué papel juega la comunidad en este proceso?
Si no tenemos quejas formales, no podemos demostrar que hay afectación a la convivencia. Por eso es tan importante que la gente reporte cada episodio de olor. Hoy existen dos vías: la línea directa de Sanimax, que ahora volvió a ser atendida por personas y no por un chatbot, y la Alcaldía Municipal. Los reportes a la empresa permiten respuestas inmediatas, y los que llegan a la Alcaldía nos dan trazabilidad para sustentar acciones con la Policía y con Corantioquia. Esa participación ciudadana es clave.

¿Cuál es el rol de la Mesa Ambiental?
La Mesa Ambiental de Amagá estuvo inactiva varios años. A inicios de 2025 empezó a reactivarse con una coordinación colegiada. Apenas se está organizando, pero la idea es que sea un escenario fuerte de participación, donde se puedan discutir este tipo de conflictos y se construyan propuestas conjuntas. La comunidad necesita espacios para sentirse escuchada y para participar de manera activa en la construcción de soluciones.

Un mensaje para la comunidad
Hemos estado al frente de esta situación, trabajando también de la mano con la empresa, retroalimentando y dando opciones de mejora. Pero seguimos presionando a la autoridad ambiental. Hemos hecho lo que está en nuestras manos, pero sabemos que este sigue siendo un reto grande que requiere articulación y compromiso de todos los actores.

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