Cine, minería y territorio: la mirada de Julio César Gaviria

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La presencia del director antioqueño Julio César Gaviria en el Festival de Cine de Venecia, dejó algo que va más allá de los reconocimientos habituales: confirmó que el cine colombiano encuentra su sentido pleno cuando regresa a los territorios donde nacen muchas de sus historias. Para él, proyectar su película “UNO” en el parque principal de Venecia fue un momento profundamente simbólico. “Proyectarla allí fue muy emocionante, pero más que el lugar, fue la gente que asistió; muchos se quedaron después de la función para hablar, para compartir sus vivencias”.

Desde que comenzó a imaginar la película, visualizó que debía verse justamente en escenarios como este: municipios que no cuentan con salas de cine, pero donde hay un público dispuesto a escuchar y reconocerse en las historias que llegan a través de la pantalla. Para mí era muy bonito pensar en que la película podía ser proyectada en parques, en iglesias, en teatros de estos municipios de nuestro país, especialmente de Antioquia y poderlo hacer realidad”. Por eso destaca la importancia de estos festivales comunitarios, que permiten llevar el cine a quienes normalmente no podrían verlo.

Una historia que dialoga con las realidades del Suroeste

Su película sigue el camino de Esmeralda, una mujer que pierde a su esposo y a su hijo en medio de tensiones relacionadas con la minería del oro. A su lado, un campesino -Joaquín- se convierte en su aliado en la búsqueda de respuestas. La trama combina suspenso, drama y acción, pero sobre todo expone problemáticas sociales y ambientales que siguen vivas en muchas regiones del país.

El director reconoce una conexión evidente entre la película y el Suroeste antioqueño, un territorio atravesado por contrastes: zonas mineras, municipios agrícolas, pueblos turísticos y comunidades que hoy discuten su futuro en torno a la explotación de minerales.La película tiene muchísima conexión con el Suroeste por lo que ha pasado en pueblos mineros y por lo que podría pasar en los que aún están decidiendo si permitir o no la minería”. Si bien afirma que la minería puede hacerse bien, también insiste en que no todos los municipios deberían asumir ese impacto, pues su vocación económica y ambiental está en otros sectores, siento que muchos municipios en la subregión del Suroeste no deberían tener explotaciones mineras porque su principal reto social y económico puede provenir de otros temas como la agricultura el café, el turismo, sin necesidad de impactar al medioambiente. Ahora, hay que buscar que eso que genera la minería se haga de una manera adecuada, responsable con la comunidad y con el medioambiente”.

Los festivales locales: una herramienta para reconectar el cine con la comunidad 

Más allá del reconocimiento, el paso por Venecia volvió a poner sobre la mesa: la desconexión entre el cine colombiano y su público. “Estamos atravesando una crisis importante”, los públicos no siempre se enteran de los estrenos, la promoción es limitada y la exhibición comercial sigue siendo difícil. Por eso defiende los festivales municipales como escenarios esenciales: “son fundamentales para que los realizadores podamos llevar las películas a públicos que tristemente nunca las hubieran podido ver”. Para él, estas jornadas permiten además que las comunidades entiendan la diversidad del cine colombiano: “no es un género, es un país que cuenta historias distintas, con estilos distintos, para públicos distintos”.

Un mensaje para los jóvenes del Suroeste

El director recuerda sus raíces con orgullo: su padre, de Betania, y su madre, de Nariño- Antioquia, tuvieron que migrar a Medellín buscando oportunidades. A partir de ese origen, lanza un mensaje directo a los jóvenes creadores del territorio: sí es posible vivir del cine en Colombia.Hace 20 años había mucho menos cine haciéndose. Hoy, gracias al fortalecimiento de la ley de cine y de los incentivos, hay más producciones y cada vez participan más jóvenes”. Su invitación es clara: “vean el cine como una posibilidad de vida y como una opción para mostrarle al mundo lo bello que es Venecia y lo hermoso que es Antioquia”.

Con “UNO entre el oro y la muerte”, Julio César Gaviria no sólo llevó su película a un festival internacional: llevó consigo las voces, dolores y esperanzas de los territorios que más necesitan ser contados.

Foto: Cortesía

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