Nos contamos a nosotros mismos con perspectiva de región. Nuestra tarea y responsabilidad es la construcción de la democracia. Este medio de comunicación se ha consolidado como un espacio donde los actores de la comunidad y allegados del Suroeste antioqueño pueden participar, tener voz y ser escuchados. Es un esfuerzo constante por aportar al reconocimiento y empoderamiento de los derechos.
En una democracia las decisiones más importantes para la vida en sociedad se toman por el voto de la mayoría, pero la decisión mayoritaria no puede transgredir los derechos de cada ser considerado en su singularidad. Las decisiones deben ser tomadas por el voto de la mayoría pero en beneficio de todos, solo de este modo es posible una convivencia pacífica y el goce efectivo de los derechos.
Históricamente la realidad colombiana ha corrido por cauces distintos a los que iluminan el diseño democrático de nuestras instituciones. La corrupción en la política y la violencia con que hemos pretendido eliminar no las diferencias con el otro, sino al sujeto mismo, nos han puesto en un camino plagado de dolor y miseria humana. No hace falta más que el sentido común para tener claridad acerca de que no se construye comunidad si las diferencias con el otro solo se pueden superar a través de su eliminación, de la guerra.
Cierto es que muchas generaciones de colombianos se han esforzado por superar la guerra. Muchos han creído que por la fuerza podrán convencer u obligar al otro a darles la razón. Pero por la fuerza solo han logrado intensificarla y prolongarla hasta nuestros días. También es cierto que frente a la guerra ha habidoestrategias de diálogo y de concertación, muestra de ello es que en los tres últimos años y sobre todo en los últimos meses hemos visto, sentados frente al televisor, cómo aquellos que no daban la cara sino golpes violentos y cargados de muerte al otro bando, debaten públicamente los argumentos por el SÍ y por el NO.
El horizonte propuesto es superar la guerra, hacer nuestra realidad más democrática para el efectivo reconocimiento de los derechos fundamentales de los colombianos. El camino más razonable es remplazar el escenario de la guerra por el de la política; si es que de verdad queremos como sociedad empezar a caminar por el sendero de la esperanza de la paz. Es un primer paso necesario pero no suficiente.
Es imperativo madurar políticamente y fortalecer nuestras instituciones, poniendo a cada ser humano en la posibilidad certera del goce efectivo de sus derechos fundamentales. Los medios de comunicación tenemos una tarea fundamental; empoderar a cada ciudadano del reconocimiento de sus derechos, hacer visibles cuáles son esos derechos y los instrumentos para hacerlos exigibles. Los partidos políticos son importantes, pero la conciencia informada de cada ciudadano lo es aún más.
Los medios de comunicación estamos en la condición y posibilidad de aportar para superar el analfabetismo político desde el territorio de influencia; superar los eslóganes partidarios y electorales por argumentos; hacer efectivo control político desde la sala de su casa.
Hoy estamos inmersos en la posibilidad de no ser más una democracia fallida que necesita ante todo de las armas para mantener ciertos márgenes de convivencia social, somos una sociedad a la que le ha faltado mucha más democracia para construir un orden social basado en los derechos, en la alegría de convivir y no en la necesidad de sobrevivir a la guerra.