Por Luis Gonzalo Pérez Giraldo Secretario de Acuatámesis
El siguiente artículo fue presentado ante la ANLA en la visita a nuestro municipio el pasado día 25 de septiembre en el recinto del Concejo Municipal, en representación de la Asociación de Acuatámesis.
Las comunidades que vivimos en el territorio de influencia de la posible explotación minera Quebradona, vemos con gran preocupación las afectaciones que dicho proyecto, de llegar a concretarse, pueda tener sobre las aguas que consumimos los seres humanos y todos los seres vivos en el sector y aguas abajo; ello nos angustia sobremanera y queremos expresar nuestro sentir, pues sin agua apta para consumir nos veríamos abocados a desocupar el territorio, como ha ocurrido en buena parte de otros territorios mineros donde se explotan minerales con licencia.
Este es un sentir de quienes vivimos, luchamos y queremos este territorio como el único que nos dio la naturaleza para desarrollar nuestro proyecto de vida y vemos con profunda desazón su eventual contaminación y/o desaparición de nuestro preciado líquido vital lo que nos haría parias en nuestro propio territorio y sin opciones de reiniciar otra vida en parte distinta, pues somos de aquí y no conocemos otra opción que nuestra agricultura de subsistencia y el cuidado de nuestro ganado y especies menores.
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Partiendo del Estudio de Impacto Ambiental -EIA presentado por Quebradona a la ANLA para obtener su licencia ambiental, encontramos que el mismo hace nulas referencias a las afectaciones a las aguas superficiales y subterráneas en la zona de influencia en la parte específica del municipio de Támesis.
El área de subsidencia afectará en mayor o menor medida zonas que no se creían afectadas en principio, pues la naturaleza y la conformación del subsuelo no son necesariamente compactos y uniformes. Es así que fuentes de agua como La Mica, que nace en la cuchilla del Chaquiro, que queda directamente en la zona de subsidencia de la posible mina, puede llegar a desaparecer por esta causa, afectando de forma grave el suministro de agua a nuestro corregimiento de Palermo, servicio que presta nuestro acueducto comunitario, construido y administrado por los habitantes de este centro poblado de 1.558 habitantes, con lo cual podría desaparecer un población entera, pues sin agua, ya sabemos, no hay vida.
Desapareciendo con ello toda una larguísima actividad construida por una comunidad que desde lo cultural, lo político, lo económico, lo organizativo y democrático ha resuelto de forma autosostenible el suministro de agua para sus habitantes. Otros acueductos comunitarios que pueden resultar afectados, afectando todo el entramado económico y social de sus habitantes son los de Santa Teresa, El Líbano, La Alcena, El Hacha y El Tabor. Adicionalmente, el acueducto del municipio de La Pintada, podría resultar afectado, pues la quebrada La Isabela, afluente del Riofrío, y otros afluentes, nacen en la zona de influencia de la subsidencia de la posible mina Quebradona.
En números redondos los habitantes rurales de la zona norte del municipio, más de 3.600 personas, podremos resultar afectadas por este riesgo (24% de la población tamesina).
En fin; las posibles contaminaciones al agua para todo tipo de vida, nos llena de escepticismo y nos lleva a manifestarle a la ANLA, que el otorgamiento de la licencia ambiental a Quebradona puede convertirse en una eventual contaminación del territorio que solo por el principio de precaución no debiera otorgársele.
En otras palabras, y a manera de conclusión, vale la pena preguntarle a nuestras autoridades nacionales encargadas de otorgar las licencias: si aceptarían un negocio que ofrece ganancias limitadas pero costos infinitos.
Argumentos para debatir en democracia
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