Por Leandro Renato Vélez Orozco y Diego Leandro Garzón Agudelo
¿Qué autores y lecturas incidieron en la escritura de Juan de Dios Restrepo (Emiro Kastos) y cómo esto repercutió, a su vez, en la obra de escritores posteriores? Esta pregunta orientó nuestra tercera sesión Para leer a Emiro Kastos, llevado a cabo el 17 de mayo de 2024 en las instalaciones de Cultivarte Amagá, actividad que hace parte del ciclo de encuentros que se realizan desde el mes de agosto de 2023 para conmemorar los 200 años del nacimiento de este importante escritor antioqueño del siglo XIX.
Luego de dos encuentros dedicados a los años de formación de Juan de Dios Restrepo y a la sociabilidad de la que hizo parte, quisimos dedicar la tercera sesión a conversar sobre la tradición literaria en la que se inscribe la obra de Restrepo. Fue necesario poner en diálogo a Emiro Kastos con escritores anteriores, contemporáneos y posteriores a él, pues partimos de la idea, según la cual, la tradición literaria no es sólo el pasado literario, sino todo lo que el presente trae de ese pasado y lo actualiza, sometiéndolo a un nuevo orden, a una nueva expresión, a adaptaciones y recreaciones, con lo que emerge una nueva manifestación, una nueva tradición. Esta es una idea que retomamos del teórico inglés Raymond Williams (1921-1988).
En el caso de Juan de Dios Restrepo es preciso decir que su escritura construye una relación muy estrecha con obras como las del español Mariano José de Larra (Fígaro) (1809-1837). Esta cercanía ya la ha señalado el investigador Andrés Mantilla Medina (2014) en su tesis de maestría titulada Perfil intelectual de Emiro Kastos y edición anotada de su libro Artículos escogidos de 1859. Además, es innegable la influencia que el costumbrismo español tuvo sobre los artículos de Juan de Dios. Sin embargo, proponemos que, desde la perspectiva de la tradición, la asimilación del costumbrismo por parte del escritor nacido en Amagá, se hace desde una perspectiva crítica que lo aleja de la vertiente conservadora, nostálgica y apologética de un sector importante del costumbrismo de mediados del siglo XIX en Colombia. Emiro Kastos conoce el costumbrismo ― leyó al costumbrista español Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882) ―, emplea muchos de sus recursos y, gracias a eso, puede introducir la novedad del elemento crítico que lo hará característico. Esta crítica de la realidad está articulada a sucesos y fenómenos del momento, como la Expedición Corográfica (1851-1853), la fundación de la tertulia El Mosaico (1858) o la publicación de las novelas Manuela (1858), de Eugenio Díaz Castro, y María (1867) de Jorge Isaacs. En medio de toda esa dinámica escritural y de la vida literaria del siglo XIX colombiano, se escriben los textos que, luego, serán reunidos y publicados como Artículos escogidos (primera edición de 1859).
Pero la tradición no termina allí, sino que se proyecta; la perspectiva crítica que hemos enfatizado en la obra de Restrepo tiene efectos en manifestaciones literarias posteriores, como las de la llamada escuela antioqueña. Uno de los más conocidos representantes de esta actitud crítica en las formas y contenidos de la escritura de fines del siglo XIX es Tomás Carrasquilla; no es una casualidad que en 1897 el crítico Saturnino Restrepo hable de los artículos escogidos de Emiro Kastos como “estudios sociales” para hacer énfasis, precisamente, en la cuidadosa observación de los tipos y costumbres con la agudeza que sólo puede dar el autoconocimiento y la autocrítica. Como hemos planteado, esta tradición llega hasta nuestros días en la reciente alusión a Emiro Kastos en el libro Qué es ser antioqueño (2020), de Pedro Adrián Zuluaga, donde el autor se remonta a Emiro Kastos para demostrar cómo, desde los inicios de la literatura antioqueña, junto con la apología de lo antioqueño se gestó la fisura de este relato, su crítica.
El momento de la lectura de este encuentro estuvo dedicado a dos textos: uno de Emiro Kastos titulado “El cigarro”, publicado originalmente en El Tiempo, número 32, el 7 de agosto de 1855 y otro del cronista antioqueño Luis Tejada Cano, llamado “El humo”, crónica publicada inicialmente el 1 de abril de 1914 en El Espectador e incluida diez años más tarde en su Libro de crónicas (1924). Se preguntará el lector de este texto, al igual que las personas que asistimos al encuentro Para leer a Emiro Kastos, ¿cómo es posible articular las obras de Juan de Dios Restrepo y la de Luis Tejada? Para dar respuesta, durante la tertulia pusimos en escena características que, guardando las distancias, pueden tomarse como puntos comunes entre estos autores, que nos permiten pensar que ambos tomaron e hicieron propios algunos elementos de una misma tradición literaria.
El primer elemento es la capacidad de ambos para expresar su presente con una voz crítica, aguda, que resuena con fuerza aún; lo que pareciera ser su eco dice mucho sobre nuestra sociedad en el presente. Muchos de sus textos se valoran como documentos en los que las Ciencias Sociales y las Humanidades estudian al ser humano de esta y otras épocas, por la multiplicidad de temas (religión, política, vicios, virtudes, educación, el papel de la mujer en sus sociedades, entre otros). Un segundo elemento está referido a su capacidad para escribir y reflexionar brevemente, de llegar a la síntesis, sobre lo que acontecía a su alrededor, siendo en este punto Tejada mucho más conciso que Restrepo. El tercer elemento es la imposibilidad de encasillar a ambos autores en un solo género de escritura. Si bien los textos de Emiro Kastos se publicaron en un libro titulado Artículos escogidos y los de Luis Tejada en otro titulado Libro de crónicas, no podemos asumir que toda su producción escritural obedece a un mismo género, toda vez que a los dos escritores es posible ubicarlos en algún momento de su producción como autores de crónicas, ensayos, poemas, cartas, relatos, etc., con lo que su escritura adquiere una ambigüedad genérica que se erige como característica importante. De esto último, han dado cuenta críticos literarios y estudiosos de la literatura, sobre todo, para el caso de Tejada.
Para finalizar, queremos precisar que el entramado de la tradición no se hace visible únicamente al identificar los puntos en común entre autores, como el caso que nos atañe; es posible hacerlo desde la diferencia, si pensamos que la necesidad de los autores de marcar una distancia con sus contemporáneos o antecesores se torna imperiosa cuando no se comparte un mismo punto de vista. No obstante, de momento nos quedamos con la idea de que Luis Tejada pudo haber leído a Juan de Dios Restrepo, y compartió de este modo una misma tradición literaria que, para bien o para mal, se supo —y continúa haciéndolo— nutrir de los textos del escritor amagaseño.
Para quienes no es suficiente esta respuesta y presenten como argumento la imposibilidad de saber a ciencia cierta si Tejada tuvo o no un referente literario en Restrepo, nos valemos de lo dicho en el cuento La brújula y la muerte, de Jorge Luis Borges: “la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Nosotros les replicaremos que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis”. Eso fue lo que quisimos llevar al tercer encuentro de Para leer a Emiro Kastos: una hipótesis que se nos antojó interesante.
Nota: el último encuentro de Para leer a Emiro Kastos se llevará a cabo el próximo 23 de agosto del 2024 en la sede de Cultivarte (Amagá).