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“El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana”, decía el dramaturgo Federico García Lorca. El teatro es arte y como expresión artística tiene la capacidad de transformar vidas o momentos de quienes se encuentran cara a cara con él. Ese poder transformador envolvió a Richar Felipe Eusse Castro, un joven que llegó hace siete años a Salgar para desarrollar un proyecto temporal de laboratorios culturales, pero la tierra del Cerro Plateado lo haría enamorar y le abriría las puertas para construir una vida allí.

En 2016, junto a dos personas más, decidió crear Articultores, una corporación sin ánimo de lucro que nació a partir de una necesidad social y que busca brindar formación, lugares de esparcimiento, participación e incentivar el buen uso del tiempo libre en niños, niñas, jóvenes y adultos.

Sembrar arte para cosechar vida se convirtió en la filosofía de 25 jóvenes entre los 12 y los 28 años que le apuestan al arte como herramienta para generar conciencia frente al ambiente, el autocuidado, el perdón o la identidad con el territorio, como lo lograron con la obra de teatro La ninfa del agua, una proyección que invita a reflexionar sobre el patrimonio hídrico de la región.

“Es un trabajo que hacemos desde el corazón”, resalta Richar al explicar que no tienen ningún apoyo económico más allá de lo que salga de sus bolsillos o de las convocatorias que ganen. Pero eso no impide promover actividades que integren a la comunidad de Salgar, “realizamos unas pangeas culturales que consisten en llevar un grupo de artistas del municipio a los sectores rurales y así invitar a los habitantes a formar parte del sector artístico”.

Articultores siembra ideas para consolidar un laboratorio cultural o una escuela de saberes, y aunque están en proceso de plantación y arado, esperan que la cosecha sea fructífera: la razón social de su corporación; la inscripción oficial a la Plataforma de Juventud municipal; las proyecciones de sus obras artísticas en otros municipios, y el más importante, la formación constante de muchos jóvenes.

La música, la danza, las artes plásticas, el circo… son solo una lista de las expresiones artísticas que buscan sembrar en los salgareños una semillita de arte para que en el futuro se convierta en un bosque mágico de sonrisas y poesía en movimiento, con conciencia.

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