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La finca es cafetera y la mayoría de la miel que se produce aquí es a base del néctar de las flores del café”, dice Carlos Andrés Ramírez, un concordiano de 26 años apasionado por el campo, el café y las abejas, aunque es alérgico a ellas. Como en otras fincas de Concordia y del Suroeste, en Dulce Abejita, han optado por cultivar un producto alterno que genere ingresos cuando el café no está en cosecha. “El que empezó con el apiario fue mi papá. Alguien nos ayudó a montarlo y nos dio unas bases, ya nosotros aprendimos solos investigando y preguntando en otros apiarios”.

Tanto la miel como el café se benefician en esta relación; las abejas buscan su alimento en las plantas de café y a su vez las polinizan, ayudando a que el café crezca mejor. “Nosotros notamos que la miel sale un poco más clara cuando se da la florescencia del café, y en otras temporadas cuando las abejas buscan otro tipo de flores la miel se oscurece. Cultivamos la miel porque sabemos que es muy difícil conseguirla pura, además porque es bueno para las plantas de la finca. Las abejas nos ayudan con los cultivos”, cuenta Carlos con alegría.

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