Son las cinco de la mañana y una corneta suena por las calles de Jericó. “Qué bueno que nos despertó Jaime. Los niños tenían que madrugar a estudiar”, comentan desde alguna de las casas. Es la corneta de Jaime de Jesús Correa Palacio, quien camina por las coloridas calles jericoanas desde hace 33 años avisando que los pastelitos y los buñuelitos están listos para el desayuno. Solo esperan que Jaime esté más cerca para salir a la puerta de la casa y comprarle la parvita fresca.
Jaime venderá 170 buñuelitos hasta pasadas las nueve de la mañana. Y después, como lo ha venido haciendo por casi 20 años, recorrerá el mismo camino para ofrecer El Colombiano o repartir los periódicos EL SUROESTE, El Informador o el Alma Máter.
“Hago mandaditos por ahí”, manifiesta con gratitud y satisfacción frente a la labor que ha hecho por más de tres décadas. Cumple con su jornada matutina, pero no se queda quieto; sigue caminando por si sale algún otro mandadito. Prefiere descansar cuando llega a su casa al terminar la tarde o algunas veces se toma un martes o miércoles libre para pasar tiempo con su esposa, Luz Marina Jiménez.
Es un personaje querido de Jericó, siempre presto a lo que alguien requiera y con la actitud para repartir y entregar información a todos los habitantes y visitantes del reino del carriel, donde es común escuchar a alguien preguntando por él:
-Oiga, el señor Jaime, el que vende El Colombiano, ¿se encuentra por acá?
-Ahorita pasó por acá o debe estar por allí cerquita, seguro estará caminando por ahí…