Por Lucila González de Chaves
Porque su lenguaje (el del siglo XVI) está hecho de palabras exactas, puestas en el lugar preciso; porque son genios que sobrepujan a toda erudición y sabiduría.
Miguel de Cervantes Saavedra
Nació el 9 de octubre de 1547 en Alcalá de Henares; murió en Madrid el 23 de abril de 1616. Empieza su tarea literaria en 1583, cuando publica varias comedias. Por acusaciones sobre desórdenes en el manejo de cuentas oficiales, va a la cárcel de Sevilla. Cuando regresa a Madrid y luego a Valladolid, gestiona la publicación de la primera parte de su libro inmortal, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Editada en 1605.
El éxito que alcanzó dentro y fuera de España esta primera parte, movió a un autor desconocido, escudado en el seudónimo de “Alonso Fernández de Avellaneda” a escribir por su cuenta una segunda parte de laobra, pues ya anunciaba Cervantes, al final de la primera parte, la posible continuación de la obra. En ese libro, llamado por la historia “falso Quijote”, el supuesto autor presenta un Quijote que ni es poeta ni es caballero, sino un vulgar loco que se hace antipático y brutal, y muere en un hospital para locos. La auténtica segunda parte del Quijote fue publicada en 1615.
En 1609, Cervantes va a Madrid y esta época final de su vida es la más fecunda. En el prólogo de Novelas ejemplares, dice de sí mismo: “Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa… de alegres ojos y nariz corva… las barbas de plata, que no ha veinte años fueron de oro; los bigotes grandes, la boca pequeña…; este, digo es el rostro del autor de la Galatea y de Don Quijote de la Mancha”.
De regreso del cautiverio se dedica a escribir obras teatrales, pero el panorama de producción para teatro estaba dominado en España por Lope de Vega; Cervantes abandona este género literario pero deja tres grandes comedias: Pedro de Urdimales; El trato de Argel; La Numancia.
Como escritor de entremeses (obras teatrales de un solo acto para ser representadas en el entreacto de una comedia) alcanzó los mayores aciertos en nuestra literatura. En ellos presenta cuadros de costumbres con una fina sátira y un realismo que caracteriza esa época.
Como prosista, Cervantes alcanza la perfección en el idioma (igual que Shakespeare), y la sobriedad en el habla (a diferencia de Shakespeare, cuyos parlamentos son extensos). Su norma del bien hablar fue la discreción; reavivó el Romancero y los refranes, dando a su sátira un alcance universal. Su verdadera universidad fue la vida (como Shakespeare), y la vivió intensamente; de ahí el fondo de realismo y la sinceridad de todo cuanto escribió.
Antes de él no existía la novela propiamente dicha; con la obra magna El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, el autor estructura la condición novelada en la literatura. Sus bases se conservaron como modelo por muchos años. Los críticos afirman que Cervantes es el padre de la novela moderna.
Don Quijote es un caballero andante que sale al mundo a cumplir su alta misión de justicia: “desfacer agravios y enderezar entuertos”; pero lo hace en una época en que la institución caballeresca había muerto ya.
Don Quijote – o Alonso Quijano o Quijada, llamado Alonso el Bueno – ha perdido el juicio leyendo libros de caballería, pero no pierde su condición de poeta. Por eso, en sus correrías va poetizando e idealizándolo todo. Es un caballero, no loco, sino maniático. Cuando se toca el tema caballeresco él se sale de sus casillas; pero en todo lo demás se comporta como el más sensato y humano de los hombres.
Cervantes mismo explica la finalidad de esta obra. En el prólogo dice que la escribió para terminar con el mal gusto de los “caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más”. Los “caballerescos libros” eran “las novelas de caballería”, en las que predominaban lo imaginario y lo artificial, y los hechos eran los que concebían en su imaginación los autores, no los que la vida real ofrecía. Como Shakespeare, Cervantes también escribió poesía, pero ninguno de los dos se destacó en este género, y sus composiciones poéticas no tuvieron trascendencia.
William Shakespeare
Nació en abril de 1564 en Stratford-upon-Avon. Sus datos biográficos afirman que fue bautizado el 26 de abril. Murió en dicha ciudad el 23 de abril de 1616, en la misma fecha en que murió Cervantes. (Los investigadores e historiadores han dicho que la luctuosa coincidencia con la muerte de Cervantes no es apropiada, porque el 23 de abril de 1616 del calendario juliano, que aún se empleaba en Inglaterra, corresponde al 3 de mayo de 1616 del actual calendario gregoriano, ya adoptado en ese entonces, por España).
Shakespeare es uno de los insignes escritores ingleses, como lo es Cervantes en el idioma español. En 1592, disfrutaba ya en Londres, de una posición notable como actor y dramaturgo. En este su período inicial, ensayó, además del drama histórico muy de moda entonces, la comedia, género en el que se destaca: La comedia de las equivocaciones. Y en el género dramático de horror, su fama crece con Tito Andrónico, que fue su primer drama publicado anónimamente.
Al terminar el reinado de Isabel Primera, Shakespeare había desarrollado todas las posibilidades del drama histórico y alcanzado la más alta cumbre de la fama con Ricardo II; Enrique IV; Julio César.
Sus grandes tragedias, entre ellas: Otelo; El rey Lear; Macbeth “representan las pasiones en su esencia y son atribuidas a características primitivas: Lear y Macbeth son jefes bárbaros pertenecientes a épocas remotas. Otelo es un africano (…). En Coriolano estudia otro carácter primitivo, casi pueril en su generoso espíritu, con el que contrasta el maquiavélico oportunismo de la madre”, dice el ensayista M. Praz.
En Hamlet, el protagonista es el príncipe Hamlet, el personaje quizás más profundo y complejo de todos los dramas de Shakespeare, que ha pasado a ser en la historia símbolo de la duda y de la irresolución. Un príncipe que se aficiona al pensamiento y no a la acción (debe vengar la muerte de su padre) y por ello ha perdido la capacidad de creer. Desahoga su corazón en el monólogo – acto III, escena primera -, (igual que Don Quijote alivia sus pensamientos en sus célebres discursos sobre las armas y las letras). “Hamlet es el mito moderno de una humanidad en la encrucijada del destino, escéptica y llena de dudas”.
En general, las obras de Shakespeare tratan de traiciones, deslealtades, ingratitudes, desengaños y crueldades, y por ello, por ser sus producciones el retrato de las pasiones humanas son obras intemporales, al igual que las obras de Cervantes; ambos conocieron profundamente el alma humana y sus diferentes manifestaciones.
No importa, entonces, que algunos escépticos historiadores nieguen el “fenómeno literario Shakespeare” y sostengan la teoría de que sus obras debieron haber sido escritas por hombres más instruidos, entre ellos, Bacon.
En 1611, coronado por la fama y por la gloria y ya bastante rico (al contrario de Cervantes), Shakespeare se despide de la escena con la obra La tempestad, y se refugia en su casa de descanso. Muere a los 52 años de edad.