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“Estamos haciendo un trabajo desde el corazón, de entender qué es la tierra. Este festival está pensando en la tierra, en los ecosistemas, en el agua…pero para poder entender el agua tenemos que hablar primero de nosotros mismos que venimos del agua”.

Es la reflexión de Abadio Green, indígena del pueblo Gunadule, uno de los invitados al segundo Festival de Cine de Jardín que para esta versión, irradió historias, conocimientos y encuentros bajo el lema ‘Con los pies en la tierra’.

Durante cuatro días: el parque, la Casa de la Cultura, instituciones educativas, calles y veredas del municipio, fueron las salas de cine para que 12.469 espectadores disfrutaran diversas perspectivas sobre el territorio, el ambiente, la sostenibilidad, y algunas cosmogonías indígenas.

En total fueron 13 las películas seleccionadas, entre ellas: ‘Marmato’, ‘Amazonas’, ‘Chamán, el último guerrero’, el ‘Archivo Cosmos de la Sierra Nevada de Santa Marta’, ‘Terra’, ‘Operación Cirirí’, un legado de memoria y resistencia que recoge los archivos que durante 30 años Fabiola Lalinde recopiló sobre la muerte de su hijo Luis Fernando; ‘Nuestra voz de tierra, memoria y futuro’ una cinta de culto de Colombia en los años 80, y los documentales de Brian Moser, un inglés que en los 60, 70 y 90 denunció a través de sus obras -Los últimos cuiva-la vulneración de derechos que sufrían algunas comunidades indígenas del país, “sobre todo la manera como los estaban arrinconando desde esa mirada occidental del hombre blanco y del colono”, explica Oswaldo Osorio, director de programación.

Festival de Cine de Jardín

Además de 71 proyecciones, esta versión contó con 28 eventos académicos que giraron en torno al conflicto, a poéticas de resistencia, a la pedagogía, a la responsabilidad y a la sostenibilidad, tema en el que por ejemplo la conferencista Mariana Majin fue contundente al afirmar que todos los seres humanos somos responsables de cuidar la tierra desde acciones cotidianas, sin importan en dónde se resida, o que ocupación se tenga.

Festival de Cine de Jardín

En la conferencia ‘Madre tierra y pueblos indígenas’, le preguntamos a Abadio Green cómo y cuándo conectarnos con la madre tierra, con sus espíritus, y entonces esto nos compartió:

Ritual indígena Festival Cine de Jardín“Simplemente coger de las manos y sentir la tierra, siempre, siempre el movimiento tiene que ser por la derecha (con ambas manos, formar círculos hacia la derecha), porque la derecha es la proyección; si lo hacemos a la izquierda, que es origen, estaremos adentrándonos; lo que se trata es coger la energía de la tierra, entonces hago esto (con ambas manos, formar círculos hacia la derecha desde la parte baja del cuerpo) y poco a poco (sube los brazos haciendo el mismo movimiento), para recibir la energía del cosmos y retomo el aire y respiro (con las manos en alto, inspira). Si lo hiciéramos cada segundo tendríamos todo el tiempo la energía de la tierra en nuestro propio cuerpo”.  

Abadio Green

Green además de su herencia ancestral, tiene conocimientos en teología, filosofía, etnolingüística, educación y actualmente es docente de la Licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra en la Universidad de Antioquia: “de la tierra se debe hablar en todos los espacios, en las escuelas, en los colegios, en las universidades, en los grupos de mujeres. Nosotros estamos haciendo un trabajo desde el corazón, desde la profundidad”.

En Jardín nos seguimos viendo

En el primer festival la Corporación Antioquia Audiovisual creada con el propósito de ‘promover las artes y la cultura audiovisual’, reflexionó sobre el momento histórico que estaba viviendo el país, se puso en el lugar de la ciudadanía que dudaba, y también en el de aquella que tenía esperanza, y entonces bajo el lema ‘El Posconflicto: solo se perdona lo imperdonable’, Víctor Gaviria y su equipo de trabajo pusieron a rodar un festival para reflexionar sobre: “cómo comenzar a conjurar de una vez por todas ese enemigo que convive en nuestro corazón y con el que hemos pactado, imaginaria y realmente, una guerra diaria a la que no queremos renunciar y hace parte ya de nuestra confusa identidad”.

En este segundo festival, la tierra en disputa durante tantos años de conflicto, aparece como un escenario de diversidades, como lugar amenazado, como espacio político e ideológico, como un hogar que desde el arte, puede ser apreciado, valorado y transformado, por eso se eligió estar ‘Con los pies en la tierra’, desde el placer del cine para “crear una suerte de militancia en favor de la tierra”, expresa el director.

¿Y por qué el Suroeste? Para Víctor Gaviria esta región ha tenido una trayectoria cultural y considera que estar ‘Con los pies en la tierra’ es también visibilizar otras regiones, otros idearios desde el arte:

“El Suroeste es un lugar donde ha habido mucha cultura, de todas maneras en Andes nació Gonzalo Arango, en una vereda de Pueblorrico en 1932 nació Jaime Jaramillo Escobar, Manuel Mejía anduvo por acá, cierto, entre Jericó y Jardín. Yo creo que durante tantos años estuvimos como displicentes, como distraídos de hacer que estos lugares tengan protagonismo también cultural y esa es como la idea de Antioquia Audiovisual: darle protagonismo a lo que llamamos provincias, descentralizar la cultura e invitar a la gente a conocer Suroeste, a venir al festival, a tener una imagen más grande del entorno de nuestra vida que no sea solamente nuestro barrio en Medellín, si no que sepamos ‘bueno, hay un destino cultural en Jardín, vamos a atravesar el Suroeste’, invitar más a la gente a vivir este departamento que es nuestra casa, cierto”.

Víctor GaviriaEl cineasta no solo será recordado por ‘La vendedora de rosas’, pues tras varios años de repensarse y plantearse otras perspectivas, le dio vida a ‘La mujer del animal’, una historia que confronta y muestra sin velos en la pantalla las múltiples violencias a las que se ven sometidas muchas mujeres en Colombia, sobre esta obra también conversamos con él:

“La mujer del animal es una historia de esas que uno escucha, a mí me llegó al corazón, me motivó, tenía que dedicar unos años en hacer esa película. Una película colombiana es una cosa que se demora mientras escribes, la concibes; en el caso mío porque son películas de testimonio. Entonces los testimonios los tienes que convertirlos en guión y en película a través de una investigación muy fuerte como era maltrato de género. Es una película de denuncia, entonces hubo que hacerla con mucho cuidado, toda la vaina de actores naturales que es, digamos, como también la propuesta que yo hago, porque esos temas tratados con actores profesionales es distinta a cuando la tratas con actores naturales. Los actores naturales que vienen de estos mundos donde ellos reclaman la inclusión, unos mundos donde hay mucha exclusión a todo nivel. Entonces La mujer del animal es una película fuerte, fuerte, porque todas las películas que yo he hecho, si tú te pones a ver todas son reclamantes, sacuden, y esta es una que, especialmente, hace temblar al espectador”.

En Jardín nos seguimos viendo porque además de una ocupación hotelera del 100% y de un derrame turístico promedio por persona día, de 134 mil pesos cada uno, según Jhon Jairo Rendón secretario de Turismo, comunicaciones y cultura del municipio, este tipo de festivales “son experiencias absolutamente enriquecedoras, en Colombia se realizan más o menos unos 150 festivales de cine, los cuales se han venido fortaleciendo en las ciudades capitales y en las intermedias, ahora el departamento de Antioquia cuenta con tres festivales supremamente importantes que han ayudado mucho al desarrollo no solo cinematográfico, sino también posicionándolos en el área audiovisual”.

Agrega que el tema de este año es muy positivo para Jardín porque el municipio fue declarado como destino turístico sostenible: “entonces este festival invita a que nos sensibilicemos y sigamos actuando en pro del medioambiente”.

Sobre festivales y formación de públicos

Para Juan David Orozco director de la Comisión Fílmica de Medellín, este tipo de festivales va más allá porque permite que, el que está conectado con el tema se acerque a lo audiovisual; y el que está cercano al cine, se conecte con el tema del medioambiente: “creo que este juego de doble vía favorece, este festival se está consolidando como uno de los más atractivos en el país, el que haya festivales en donde se compartan películas de manera gratuita, que la gente pueda acercarse a películas que de otra manera no encontraría en su contexto habitual, favorece lo que se conoce como la formación de públicos, y el objetivo es que se después estos públicos busques películas en otros circuitos”. 

Orozco también reflexiona sobre el tema del posconflicto y asegura que gracias a este proceso muchas historias que estaban guardadas comenzarán a reflejarse en el cine, por eso también cree conveniente hacer una especie reconciliación audiovisual: “el prejuicio que existe hoy en gran parte del público colombiano es que solo hay cine de narcotráfico, o que todas las películas son de violencia, o son comedias folclóricas… lo cual no es cierto, hay una diversidad de temáticas, de narrativas, y el nuestro es un cine tan diverso como el territorio, y hay que mirarnos en el espejo del cine, porque en últimas, el cine nacional en cualquier país, en un reflejo de lo que es esta sociedad”.

Juan David OrozcoFrente al mejoramiento en la producción, el director asegura que ahora se están haciendo muchas más películas de las que se hacían hace 10 años, con mejor factura y producción, y que de hacer 1 o 2 películas al año, se pasó a entrenar solo en el primer semestre de 2017, 17 películas “en circulación estamos bien, las películas salen a los festivales, etc. Lo que falta de manera importante es que cuando se estrene una película colombiana la gente vaya a las salas de cine y permita con sus boletas, que la inversión que hicieron los productores o los inversionistas, tenga un retorno y puedan seguir haciendo películas, ese es el cuello de botella hoy de nuestra cinematografía”.

Cine para aprender

El Festival de Cine de Jardín también trajo a escena el aprendizaje, espacios para que la juventud se acerque al mundo audiovisual. Por segundo año consecutivo el taller ‘Tramaratón’ estuvo a cargo de Trama (Talleres en Red Audiovisual de Medellín y Antioquia), su coordinador Johan Ríos cuenta que: “el balance es muy positivo, se inscribieron muchas personas, nos fuimos muy contentos con el resultado logrado con el documental ‘Amor, brujería y fe’ y más con el hecho de que logramos sembrar la semilla de la cultura audiovisual en Jardín”.

En dos días, un grupo de jóvenes entusiastas realizaron las 5 fases de la producción audiovisual: desarrollo, preproducción, producción, postproducción y exhibición “luego de escribir el guion con ideas de todos, conseguimos lo necesario para la película como locaciones, protagonistas, vestuario y decoración. Una vez en la producción, y con equipos profesionales de grabación e iluminación, iniciamos el rodaje. Finalmente editamos el corto e hicimos la exhibición como afiches y diseños digitales”, dice Ríos.

Salomé Ángel y Laura Quiñones, integrantes de nuestro Colectivo de Periodismo, participaron en esta experiencia:


Colectivo de Periodismo El Suroeste en Trama

Salomé Ángel: Fue un taller muy interesante porque pudimos aprender de personas con muchos conocimientos. Me gustó conocer cómo es una producción, que no solo es lo que vemos sino que detrás de cámaras ocurren muchas cosas, es otro mundo. Fue muy chévere porque el cortometraje quedó muy bueno”.

Laura Quiñones: tuve un papel bastante interesante desde dirección de arte, este constaba de estar pendiente de vestuarios y buscar locación para las escenas. Realmente me encantaría volver a participar porque es una gran oportunidad para hacer lo que me gusta y adquirir experiencias que en algún momento van a ser de gran ayuda, además es un impulso muy positivo para continuar con lo que se sueña, esto son pequeños pasos”.

 

Llamados de la tierra

Amelicia Santacruz (OIA):“invito a todas las personas a que pongamos los pies sobre la tierra, porque la tierra está en agonía, la tierra está pidiendo a gritos que la cuidemos y la protejamos y que tomemos conciencia sobre cómo podemos ayudar para que pueda coger otra vez el espíritu y la fuerza, no echarle la culpa a nadie, sino que cada uno actué desde su corazón, sin esperar que las instituciones o los grupos sociales den una alerta porque nosotros ya conocemos el llamado de la Madre Tierra”.

Amelicia SantacruzFederico (integrante Feria Internacional de Cine de Manizales, 24 y 25 de agosto): “Entender que tener los pies en la tierra, preguntarse sobre el valor del planeta, es una reflexión que debe hacerse desde todas las esquinas del país, y para nosotros sería maravilloso replicar muchos de estos diálogos y encuentros en una ciudad como Manizales”.

Juan Esteban Jiménez Cardona (profesional del área de Audiovisuales y cinematografía del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia): “El festival ha sido como una reflexión sobre lo que nos está pasando actualmente con respecto al medioambiente y también sobre ese sentir que nos comparten las tribus indígenas a través de cortometrajes, películas de la programación, como Chamán por ejemplo, donde se ve cómo la minería puede afectar un espacio, un contexto natural en el que habitan muchas especies, tribus, que son la historias de nuestras selvas, de nuestra Amazonía; las conferencias también permitieron que las personas tomen otras perspectivas”.

Toto Vega (actor):“Es un festival que se merece un municipio lindísimo como Jardín. Y es una gran oportunidad para los actores y realizadores encontrarse a hacer negocios, pensar en nuevas ideas. Nosotros hemos traído como Festival de Cine de Verde Barichara, una muestra de cine ambiental y cada vez se están moviendo más estos temas”.

Toto Vega

 

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