La Comisión de la verdad es la entidad estatal (autónoma e independiente) encargada de esclarecer lo ocurrido durante el conflicto armado en el país. Uno de sus métodos para recopilar información es a través la recepción de informes elaborados por las comunidades. Hasta la fecha, la Comisión ha recibido cinco sobre el Suroeste antioqueño.
Los informes que recibe la Comisión pueden describir o analizar cualquier aspecto del conflicto armado colombiano, hechos de violencia, la situación vivida por alguna población en específico, o los contextos causales de la violencia en el país. Las fuentes de estos documentos deben ser consistentes y verificables.
Posterior a la entrega, la Comisión se encarga de revisar y contrastar la información para así nutrir el Informe Final que dará cuenta de lo sucedido durante más de 50 años de conflicto en el país.
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Los cinco informes sobre el Suroeste
La Comisión ha recibido más de 800 informes en todo el país y alrededor de 50 en Antioquia. Del Suroeste ha recibido 5 en total:
1. Entregado por la Corporación Jurídica Libertad. Este informe de investigación aborda la presencia del paramilitarismo en la región.
2. Entregado por el Centro de Fe y Culturas, y Conciudadanía. Este informe devela desde la memoria histórica algunos hechos de violencia sucedidos en la región a partir los testimonios de líderes y lideresas. El documento recoge distintas modalidades de victimización desde 1985 hasta el 2016.
3. Informe ‘Fuego en el remanso de paz’ sobre hechos ocurridos en el municipio de Titiribí, de los años 80 en adelante. Este documento da cuenta de distintas violencias, pero se concentra particularmente en el despojo de tierras y el desplazamiento forzado causado por grupos paramilitares. La investigación fue elaborada por Conciudadanía y la Alcaldía Municipal de Titiribí.
4. Entregado por el Cinturón Occidental Ambiental -COA en el que se relatan distintos casos emblemáticos de violencia en la región y procesos de resistencia. Entre los casos reseñados se encuentra el asesinato del sacerdote Ignacio Betancur, uno de los líderes más fuertes en los procesos de recuperación de tierras.
5. Elaborado por la organización sindical Sintraofan. En este informe, que si bien habla sobre la violencia a nivel departamental, se concentra específicamente en los municipios de Salgar, Ciudad Bolívar, Tarso y Urrao, reseñando las victimizaciones que ha sufrido allí el sindicalismo.
Irene Piedrahita, líder de esclarecimiento de la verdad en Antioquia, afirma que estos informes son muy importantes porque “dan una variedad muy amplia, permiten profundizar en distintos elementos y temáticas, y le permite a la Comisión llegar a zonas en las que como equipo no llegamos”.
La entidad lleva 2 años completos de despliegue territorial en Antioquia. En el Suroeste ha desarrollado procesos de esclarecimiento, de reconocimiento, diálogo social y pedagogía, además ha recogido entre 150 y 200 testimonios de víctimas.
El Informe Final sobre el conflicto armado en el país, será entregado por la Comisión en noviembre de 2021.
Tres conclusiones hasta el momento
Según Irene, a raíz de lo que se conoce actualmente y del trabajo que ha realizado la Comisión, sobre el conflicto armado en el Suroeste antioqueño pueden afirmarse tres cosas:
1. La región vivió el conflicto armado, sus municipios sufrieron distintas afectaciones, asesinatos selectivos, masacres, despojo de tierras, etc, hechos que el país aún no conoce.
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2. Las luchas sociales alrededor de la tierra y la defensa de modelos distintos de desarrollo, desde los años 60, han sido castigadas y victimizadas por el conflicto armado.
3. Finalmente, que la región fue reconocida como un corredor estratégico por los distintos grupos armados, lo que provocó violencia sobre todo en los límites con el Chocó, la vertiente Occidental de Río Cauca y el paso al Occidente caldense.
Para Irene es fundamental seguir contando con la participación de las voces de las victimas y de los responsables del conflicto en la región, de los líderes y conocedores para seguir profundizando en el esclarecimiento de la verdad y la no repetición.
Por Laura Franco Salazar