Cómo prevenir e intervernir la intimidación escolar (bullying)

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La intimidación escolar (bullying) es un fenómeno que siempre se ha dado en la institución educativa, algunas teorías plantean que ha sobrepasado el espacio escolar, en tanto es un fenómeno que se presenta donde se establecen relaciones, siempre y cuando cumpla con los criterios de su definición.

Por Natalia Cárdenas Zuluaga*
Psicóloga Universidad CES

Si preguntáramos a un adulto si se acuerda de situaciones en la que presenció formas de acoso escolar, es realmente fácil que pueda recordarlo, puesto que décadas atrás, no era un problema tan relevante y/o notorio en la educación y las relaciones interpersonales. Se desconocían las formas y manifestaciones para definirlo, teorizarlo, prevenirlo e intervenirlo. Hoy tenemos la gran alarma que ha exacerbado el fenómeno y son las redes sociales, que no existían hace 30 años y son las que permiten que la intimidación escolar sea motivo de atención de padres de familia, docentes, estudiantes, investigadores y profesionales de la salud, ciencias sociales y la educación.

Es válido que muchos piensen que este fenómeno es algo normal y pasajero, gracias a la edad, el contexto y las relaciones en el ámbito educativo. Quizá pueda pensarse que es normal que se tengan eventuales peleas o desacuerdos entre pares, ya que en el colegio es donde empiezan sus procesos de comunicación y socialización, pero no es normal el acoso intencional, repetitivo y sistemático donde hay desequilibrio de poder, es decir, donde hay uno más vulnerable o fuerte que otro, manifestado en diferentes formas: verbal (palabras) como por ejemplo: insultar, poner apodos, gritar, física (acciones) como empujar, pegar y patear, entre otras; e indirecta (sin darse cuenta) como lo es excluir, decir mentiras, inventar chismes, etc. Y el cyberbullying, definido como el uso de las tecnologías de la información para intimidar a otros, es el más alarmante y reconocido hoy en día.

La prevención e intervención de la intimidación escolar es responsabilidad de todos. El primer paso para lograrlo es saber identificar las señales y signos de alerta que las niñas, niños y adolescentes manifiestan, así no lo expresen con palabras, pues este fenómeno está caracterizado por la ley del silencio. Signos como: daños y/o pérdida inesperada en ropa y objetos personales, evidencia de abuso físico como marcas en el cuerpo, pérdida de amigos y cambio de amistades, resistencia a participar en actividades grupales, pérdida de interés en sus actividades favoritas, repentinos cambios de humor (triste, ansioso, depresivo), problemas de alimentación, de sueño u otras quejas físicas, cambio en el rendimiento académico y pensamientos de suicidio, son claves para identificar un caso de acoso escolar.

Las familias son claves en el manejo de estos casos, es relevante que dentro de la dinámica familiar se considere el comportamiento de los padres; estos deben ser ejemplo pues siempre tienen una audiencia, que son sus hijos. Es importante tener en cuenta que los niños/as siempre expresan o proyectan en el colegio lo que viven en su hogar: situaciones de funcionalidad o disfuncionalidad familiar pueden ser relacionadas con el papel que puedan desempeñar en la convivencia escolar.

Desde el trabajo psicopedagógico y psicoterapéutico, lo que más se trabaja con el niño, niña o adolescente que intimida, es la empatía y con el/ la que es intimidado/a la asertividad. Así mismo es importante abordarlo desde el hogar con estrategias para saber cómo comunicarlo a un adulto en el colegio, crear espacios y oportunidades para que hagan amistades y ensayar guiones o juegos de roles para actuar cuando están frente al niño/niña que intimida.

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