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Por Nicolás Antonio Vásquez López
Cronista

Olisqueaba desgraciadamente la corriente. Los meandros curvilíneos sensuales de agua fresca son cosa del pasado. Los niños saltan las grandes rocas encalladas; parecen cabras locas corcoveando sobre lomos de hipopótamos. La quebrada huele mal, sus aguas plomizas, turbias, como si toda la ceniza de Satán cayera indiscriminadamente sobre ella. ¡Socorro! La quebrada está en peligro, ¿quién, quién decide salvarla? Acabo de ver una barcaza destartalada. En la proa, erguido, hierático: Caronte, el barquero del Estigio, lacayo de Hades. La barcaza parecía flotar, no iba sobre el agua —¿Era un engaño?… pensaba… ¿Una alucinación? —¡Ah! La barcaza tenía la genial atribución de levitar. A cada lado, estribor y babor, pernadas las sandalias de Hermes, el mensajero de los dioses. Las sirenas giran al estilo del cocodrilo, brutales, bruscas brazadas de torno. Quieren quitarse de una buena vez la película pegachenta y arenosa del cuerpo mitad pez. —¡Quebrada sucia!

 En la popa tomaba muestras un hombre de sombrero y chaleco; bajita la mano, la cuenta, tenía 20 frasquitos de vidrio con agua sedimentada mezclada con lágrimas de sirena, procura cuidadosamente no dejar caer ninguno; sumo temple para una mano temblorosa. Caronte remaba, impávido. Al fin y al cabo, los muertos no sonríen. De pronto, en un repecho peligroso, varias almas valerosas en pena quieren subir a la barquita humilde, purgatorio azufrado, torbellino de lamentaciones. Infructuosos fueron los intentos. Caronte le daba con el remo en la testa a quien fuese intruso; la barcaza se bamboleaba frenética. Estremecida por la trifulca de condenados mortecinos, la vibración violenta causa un desastre; los frasquitos uno a uno reventaron en la madera enmohecida. Inmediatamente comienza a deshacerse el suelo; hizo un boquete; por allí, por ese mismo, cayó el pasajero.

Al día siguiente en el periódico regional, en la sección ambiental decía: “Quebradas del municipio de Amagá contaminadas por canteras”. Sorprende abajo, en la sección social: “Funcionario de Corantioquia desapareció en quebrada de Amagá”. Sólo encontraron harapos.

La Quebrada, 25 de julio de 2025.

Lectura recomendada: zZoquetes

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