El Suroeste nos convoca, nos interpela y nos desafía. Esta tierra de montañas, cafetales y ríos que ha sido testigo de luchas, esperanzas y transformación, hoy nos exige una respuesta urgente: la del cuidado. La imagen de la portada de esta edición, un vibrante mural que enmarca una ventana con muchas flores, simboliza la riqueza y diversidad de este territorio, y nos recuerda que el Suroeste florece cuando es protegido, valorado y gestionado con responsabilidad colectiva.
El filósofo Bernardo Toro ha insistido en la urgencia de un nuevo paradigma: el del cuidado como principio rector de la vida en sociedad. Cuidar no es sólo proteger lo existente, sino crear condiciones para que todo lo que tiene valor en nuestra región pueda prosperar. Significa trabajar por la infraestructura que necesitamos, sí, pero también por el bienestar de quienes habitan este territorio. Esta misma lógica debe aplicarse a la planificación del territorio y su sostenibilidad. La reciente identificación del Suroeste como Zona de Protección para la Producción de Alimentos plantea una oportunidad y un desafío: cómo equilibrar la conservación ambiental con el desarrollo productivo. Un equilibrio mal gestionado puede traducirse en restricciones que frenen el crecimiento económico o, por el contrario, en un modelo de desarrollo que comprometa los recursos naturales y la identidad cultural de la región.
La integración del paradigma del cuidado nos permitirá solucionar preguntas de hoy. El cuidado tiene una característica muy especial: es el único comportamiento que permite reparar daños pasados y prevenir daños futuros. Para cambiar la forma de ver el mundo y desarrollar toda una cultura, una civilización, en la que las interacciones políticas, económicas y sociales sean del orden del cuidado, el filósofo colombiano comparte un marco de actuación que, para el contexto local, consideramos relevante en la tarea de ayudar a construir y a cuidar lo que conviene a todas las vidas de la misma manera para su dignidad.
- Tenemos una responsabilidad. No podemos delegar en otros la tarea de cuidar el territorio que habitamos. Cada acción que tomemos, desde la manera en que consumimos hasta las decisiones políticas que respaldamos, tiene un impacto en el presente y el futuro del Suroeste.
- Cuando hay relaciones en tensión, el primer paso es subrayar no las diferencias, sino los puntos en común. En un contexto donde convergen múltiples visiones sobre el desarrollo y la sostenibilidad, el diálogo es fundamental para construir consensos que beneficien a todos.
- El poder más importante que tenemos hoy es la conversación. Nadie puede atribuirse la verdad absoluta; cada uno de nosotros es un observador diferente de la realidad. Como cada uno ve realidades distintas, hay que conversar, dialogar y construir colectivamente un acuerdo común que nos ayude a forjar una narrativa compartida.
Construir un territorio para el cuidado es el proyecto más importante que debemos asumir para crear condiciones de vida digna. Las flores y aves de la imagen de portada no son un adorno, son un recordatorio: este territorio es vida, belleza y oportunidad. Pero también es fragilidad, y su destino depende de lo que hagamos hoy. Que este sea un llamado a pensar el Suroeste desde el cuidado, porque en él están nuestras raíces, nuestra identidad y nuestro porvenir.