Seguramente lo ha visto en su municipio, pues es un árbol de gran tamaño que tiene forma de paraguas. Se trata del samán, una especie que ha encontrado un hogar en el Suroeste antioqueño por las cálidas temperaturas de gran parte del territorio.
En la fotografía podemos apreciar los samanes que adornan y dan sombra en el parque de Hispania. En total, encontramos seis de ellos en este lugar.
El samán, que tiene una copa que puede llegar a mediar hasta 50 metros de diámetro, es también llamado «el árbol de la lluvia» debido a que se cierran sus hojas cuando va a llover y el cielo se oscurece.
Este constante baile de sus hojas que se abren y cierran entre el día y la noche es conocido por los botánicos con el nombre de nictinastias. En otras palabras, son unas gigantes matas dormilonas (o mimosa sensitiva), pero que en vez de acostarse a dormir con el tacto, lo hacen con la oscuridad.
Muchas plantas tienen este tipo de reacciones para proteger sus flores y permitir humedecer los granos de polen, lo que permite que germinen antes de la polinización.
¿Y sabías que es precisamente el árbol que aparecía en la antigua moneda de 500 pesos colombianos?
La siembra de este árbol sirve para el control de erosión y recuperación de suelos. Además, es utilizado por las ganaderos para dar sombra a sus animales y brindarles sus frutos y semillas que son comestibles.
Este 29 de abril celebramos el Día del Árbol y es una fecha que debemos aprovechar para recordarnos una vez más que estas especies requieren de nuestro cuidado porque hacen parte esencial de nuestro ambiente.