Desde que inició el proceso de paz en Colombia hace cuatro años, allá en La Habana Cuba, donde parecía increíble que el Gobierno y las Farc se sentaran a dialogar sobre el fin del conflicto armado en el país, son muchas las fechas que han ido tejiendo una línea de tiempo conformada por hitos cruciales para que una patria con más de 50 años de guerra, se transforme.
-2012: Diálogos exploratorios
-26 de mayo de 2013: acuerdo sobre reforma agraria
-6 de noviembre de 2013: participación política para los guerrilleros
-16 de mayo de 2014: punto de drogas ilícitas en el país
-23 de septiembre de 2015: Justicia transicional y víctimas
Acuerdos que buscarán la verdad, equidad, justicia, vida digna para todas las poblaciones del territorio nacional, que ayudarán a tejer puentes de comunicación con esos ciudadanos que decidieron cambiar su accionar bélico por argumentos, que contribuirán con el rescate de las memorias colectivas, para que nunca más se repita el horror de tantas violencias.
Que permitirán que los niños, niñas y jóvenes que fueron obligados a dejar su infancia, a sus familias, recuperen la felicidad. Precisamente el pasado 10 de septiembre inició el proceso de desvinculación de menores alas filas de las Farc.
Pero sin duda este lunes 26 de septiembre de 2016 pasará a la historia porque tras lograr consensos determinantes, plasmar en un acuerdo de 297 páginas la hoja de ruta para construir paz en cada rincón del país, y acallar los fusiles, en Cartagena donde la pobreza y la exclusión también generan violencia, el Presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, alias Timochenko, estrecharon sus manos y reivindicaron cómo en los ojos de la diferencia también puede haber respeto y una inmensa oportunidad para apostarle a la justicia desde el enfrentamiento de las ideas y no desde el dolor de la muerte.
Ante más de 2.500 invitados, Santos y Timochenko firmaron la paz con un balígrafo, un bolígrado fabricado con una bala de fusil y cuyo lema reza: «las balas escribieron nuestro pasado, la educación nuestro futuro».
Ayer y seguramente durante todo el proceso que sigue con el posacuerdo, los ojos del mundo están puestos en Colombia, en la finalización de un discurso arraigado en la guerra para darle paso a una conversación plural donde las víctimas por fin sean escuchadas, dignificadas y protegidas para que nunca más la barbarie las toque.
Como era de esperarse antes, durante y después de la firma de la paz, las redes sociales llegaron a sus interacciones más altas con numerales, imágenes, memes y opiniones que no será extraño sean inmortalizadas como las máximas de la paz, algunas de ellas:
«Los colombianos deben pasar la página a un futuro en paz…Viva Colombia en Paz”: Ban Ki-moon
«En nombre de las Farc EP ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto»: Timoleón Jiménez
«Lo que firmamos hoy es una declaración de Colombia ante el mundo de que nos cansamos de la guerra»: Juan Manuel Santos
“No más a la intolerancia que nos exige doblegar o excluir al otro por el solo hecho de pensar diferente”: Juan Manuel Santos
“La vida nos ha dado una bellísima y única oportunidad: apoyar la paz. Llegó el día, llegó llegó”: Antanas Mockus
“Gracias señor Londoño, gracias por pedir perdón”: Mónica Roa
“El mundo mira a Colombia con esperanza”: Michelle Bachelet
“Por fin pidió perdón. Lo perdoné desde que mi papá estuvo secuestrado. Y jamás le deseé ese dolor ni a las Farc. Acepto su perdón”: Lue Araujo
“El acuerdo está firmado, ahora nos toca a los colombianos ponerle el sello. Que cada quien asuma su compromiso con la historia. ¡Yo digo sí!”: Felix de Bedout
«Se hace camino al andar… Colombia mía, queda mucho por delante; cuidar y educar a nuestros niños es cimentar el camino de la paz”: Shakira
«El pueblo colombiano debe entender que la paz es un esfuerzo colectivo»: Pepe Mujica
“Oiga señor Presidente, hágasenos para acá ¿y con estos otros grupos díganos qué va a pasar?”: Alabaoras de Bojayá.
El próximo 2 de octubre también se inscribirá en la línea de tiempo del país y será una fecha histórica sea cual sea el resultado, porque el compromiso con la paz, la verdad y la reconstrucción del tejido social colombiano no tiene marcha atrás.
Ante la pregunta “¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?” inscrita en el plebiscito –un mecanismo de participación consagrado en la Constitución de 1991- colombianos y colombianas deberán tomar una decisión cuyos efectos serán los que determinen el porvenir de las futuras generaciones.