Por Álvaro Echeverry López
Corresponsal en Santa Bárbara
Administrador Público – Periodista
La Concesión La Pintada, con la conexión vial Pacífico 2, viene haciendo la rehabilitación de la vía Troncal Occidental desde el mes de noviembre del año 2015, la cual pasa por el municipio de Santa Bárbara. Esta rehabilitación ha traído dificultades económicas para todos los habitantes de nuestro municipio, porque las largas esperas en la vía carreteable han hecho que muchas personas se abstengan de viajar, a menos que tengan mucha urgencia en hacerlo.
Sabemos de la necesidad de estos pares en la vía para realizar los trabajos por la empresa contratante, pero hay que tener en cuenta que las largas esperas merman ostensiblemente el turismo y desmotivan a los viajeros que ordinariamente vienen de visita periódica a nuestra población urbana, creando un gran detrimento en los sectores comerciales, manifestándose en las rebajas en ventas y en pérdidas de empleos, de citas médicas y otros inconvenientes.
“Nuestras ventas han rebajado en aproximadamente un 40 por ciento, debido a que los viajeros o turistas no se animan a visitar nuestro municipio. Estamos muy preocupados, ya que no se respetan ni enfermos ni estudiantes, ni trabajadores que diariamente se deben trasladar desde Medellín a Santa Bárbara y viceversa, para cumplir con sus labores”, cuenta Diego Salazar propietario de una cafetería y restaurante en el parque central.
Y en el sector hotelero la situación tampoco parece mejorar. Elicio Vélez Quirama, propietario de un hotel ubicado en la zona urbana manifiesta que la ocupación en su hotel ha bajado en aproximadamente un 50 por ciento. “Nos hemos visto en serias dificultades económicas para el pago de servicios, de arrendamiento y sostenimiento, ya que los visitantes de otros municipios y de la gran ciudad, no se atreven a viajar por tantas incomodidades y largas esperas en la vía Troncal Occidental”.
Y por su parte Luz Elena Vélez, expresa también dificultades en el corredor vial para la atención de emergencias, ella acompañó a su madre en la ambulancia de la remisión que le hizo el Hospital Santamaría a la Clínica León XIII. “Cuando llegamos al corregimiento de Versalles empezó el calvario. Los carros que bajaban desde el Alto de Minas no respetaban el paso de la ambulancia, a pesar del sonido de su sirena y de las maniobras de su conductor. Nos vimos en gran peligro para hacer este recorrido, ya que nadie se mostró en la carretera para hacer respetar el paso de la ambulancia. Un viaje que dura normalmente una hora y treinta minutos, duró dos horas y media para llegar a la clínica. Vemos entonces que no hay ningún control para estos casos urgentes”, expresó.