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Foto #SuroesteMajestuoso | Concordia por Manuel Alejandro Cartagena @mcartagenafotografia

211 años después de proclamar la Independencia de Antioquia, no podríamos sentirnos orgullosos de algunas de las características que se le endilgan a los paisas como parte de su identidad cultural. Definitivamente hay actitudes que la sociedad de hoy no puede aceptar porque se volvieron antivalores.

Qué pereza paisas embusteros, vividores y abusadores.

Los que fomentan el orgullo de estar por encima de todos y pretenden llevar siempre la delantera aduciendo que el fin justifica los medios. 

Los que se ensalzan como seres superiores promulgando sus virtudes sin entender que esa es una de sus mayores bajezas.

Paisas que le echan la culpa de sus malas rachas al abandono de Dios, de los santos y las once mil vírgenes, pero que no aplican el dicho: “a Dios rogando y con el mazo dando”.

Esos que utilizan el don de la palabra para abusar de los condenados al silencio de la ignorancia.

Los que multiplican riqueza acumulando la pobreza de los más necesitados, a los que condenan a ser servidores y lacayos.

Que pereza un paisa de esos que todavía cree que dar educación a las mujeres es botar la plata y soltar las riendas a quienes no se les puede dar larga.

Paisas tercos que no escuchan y se mueren creyéndose las mentiras que ellos mismos se inventaron.

Esos que quieren sacar tajada de todo, creyendo que tienen que ser compensados con dádivas y dinero; los que dicen rechazar la corrupción siendo ellos corruptos y corruptores.

El modelo de paisa que hoy necesitamos en Antioquia, en el país, por todos lados; es ese que puede mantener la mirada fija sin avergonzarse de su pasado.

El que tiene como prenda de garantía la palabra empeñada, cumplidor del deber, trabajador constante, luchador, aguerrido y enamorado de sus propios ideales.

El negociante arriesgado que no aprovecha la ingenuidad del otro para “tumbarlo”, actuando y pensando que el mejor negocio es en el que todos ganan.

El que no piensa que es el ombligo del mundo y a cambio está convencido de que puede aportar responsablemente a transformar su entorno para bien de todos, no sólo para sí mismo.  

Ese paisa modelo 200 años hay que construirlo entre todos, en cada uno de nosotros; rescatando lo bueno que hemos forjado en respuesta a tanta injusticia y a la inequidad social acumulada. 

Hay que aprovechar las huellas culturales que heredamos de quienes desafiaron lo agreste del relieve de esta tierra, y así perfilarnos para asumir colectivamente los retos que nos lleven a una convivencia pacífica e inteligente, superando en todos los campos los logros de más 200 años que ya hemos caminado. 

Legado de nuestro director Álbaro Valencia Cano (1964 – 2016).

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