Emiliana tiene en sus manos una medalla con doble sabor a triunfo
-Para mí esta medalla es muy significativa porque después de una lucha que realicé sobre los derechos del deporte y la inclusión, lograr este tercer puesto es muy gratificante, demasiado emocionante. Se supone que no iba a jugar con mi equipo del Politécnico Jaime Isaza Cadavid en los Juegos Universitarios, donde justo quedamos de terceras; le ganamos a la UdeA. Yo en el voleibol llevo nueve, casi 10 años, nunca me había pasado que hubiera algo que me impidiera jugar, pero este año implementaron una nueva reglamentación, que no estaba basada en ningún tipo de ley o ningún tipo de decreto o algo así, discriminando a las personas que tuvieran una orientación o algún tipo de orientación sexual diferente a la de su nacimiento, entonces el reglamento principal decía que las personas que quisieran participar o que fueran a participar tenían que participar como habían nacido.
¡No puedes jugar! Cambió por: “esto no puede seguir pasando”
-Yo dije: no, esto no puede seguir pasando; me voy a asesorar con personas que sepan del tema y así fue. Hablé con mi entrenador, hablé con unos abogados de la universidad, con psicólogos y me dieron la orientación, porque yo no podía permitir que se vulneraran mis derechos. El derecho al deporte. De una u otra manera, se me estaba negando la participación en ese torneo, y ya he visto que otros torneos han tratado de implementar ese tipo de acciones contra las personas de mi condición sexual y la verdad no me parece justo. En esa situación se me vulneraba un derecho porque me sentía demasiado excluida.
Si uno entrena constantemente, si uno es disciplinado y no solamente en el campo o el deporte, por ejemplo, una persona que estudia matemáticas toda una semana y va a competir con una persona que apenas está empezando a sumar o a restar, ¿cómo no se va a notar la diferencia? Entonces yo digo, el proceso no es de fuerza – o el proceso no es de ella nació así – no, el proceso es de constancia, de dedicación y de práctica. El voleibol no es solamente uno coger un balón y saber darle un balón; el voleibol tiene demasiadas cosas para uno ir practicando y mejorando, hasta poderlo perfeccionar y eso es de entrenamiento.
¿Y en otros momentos has sentido vulnerados tus derechos?
-Conmigo no, pero sí conozco demasiadas personas cercanas a mí que me lo han comentado y la verdad no solamente es en el deporte, en la vida cotidiana normal, en la universidad, en el empleo. Gracias a Dios en este momento trabajo en una empresa que es demasiado incluyente, valora todos los esfuerzos, valora todos los conocimientos que uno adquiere a medida del tiempo cuando uno estudia ese tipo de cosas, pero claro, no es muy común ver a personas de mi condición en otros campos que no sean la belleza o modelaje. Entonces, sí se alertan o se alarman cuando ven a una persona de mi condición haciendo otro tipo de actividades que para otras personas es normal, pero cuando una persona de mi condición lo hace, se alarman y empiezan los peros, los contras.
¿Hemos avanzado?
-Colombia ha avanzado en muchos aspectos, pero todavía le falta mucho, mucho más para aprender. Todavía es como muy a la antigua, tenemos que saber que en este momento hay personas trans que les gusta el deporte, hay personas trans que les gusta estudiar, que les gusta trabajar, que les gusta hacer cualquier tipo de cosas, como cualquier otro tipo de persona cisgénero o heterosexual. Entonces hay que abrir la mente, hay que saber que nosotras no estamos enfermas, y tener una perspectiva diferente y abierta para todos los aprendizajes. Yo siempre digo: si respetas, yo respeto, el respeto se gana, el respeto directamente se obtiene cuando uno transmite respeto. Entonces yo creo que el Suroeste sí puede estar avanzando cada día más, pero hay que promover que las personas conozcan y sepan de una buena manera que en esta comunidad hay demasiado talento, o sea, hay mucho por ofrecer a la sociedad.
¿Cómo es tu condición?
-Yo me considero una persona en proceso de cambio, todavía lo hago, tengo 27 años, y tomé mi decisión de ser el sexo opuesto a mi nacimiento. ¿Y te gusta ser mujer? Sí, me gusta, lo he disfrutado mucho, siempre desde que tengo uso de razón, sabía lo que iba a ser a medida, obviamente, que iba creciendo, uno va descubriendo lo que quiere en su vida, lo que uno va viendo alrededor, uno sabe que esto no es fácil, que esto no es de un día para otro, es un proceso que incluye mucho a la familia, a la sociedad, y sobre todo el tener esperanza de saber qué es lo que uno quiere hacer en la vida, porque son decisiones que uno tiene que tomar permanentemente y que de una u otra manera no puede retroceder a un proceso que se ha realizado más de 5, 6, 7 años. El proceso mío ha empezado desde el año 2011, y ha sido un proceso bonito, he visto mi evolución, tanto físicamente como mentalmente, deportivamente, he avanzado y me siento más orgullosa de lo que he hecho. Soy Emiliana Castrillón Jaramillo, vivo en Amagá, soy deportista de alto rendimiento de la disciplina de voleibol y hago parte de la comunidad LGTBI.
Emiliana entrena, estudia y trabaja
Mientras avanza en sus estudios de Tecnología en Seguridad y Salud en el trabajo, entrena, como ella dice, casi todos los días, 4 horas, de 6 a 10 de la mañana: es un sueño que yo siempre había querido; estudiar en una universidad que fuera alta potencia en mi deporte, y este año se me presentó la oportunidad. Mis compañeras, mi entrenador, todo el grupo técnico me acogió de una muy buena manera.
El segundo objeto que Emiliana atesora con amor es un retrato de su familia
Su mamá, Luz Amanda Jaramillo, y su hermana, Andrea Jaramillo, han sido pilares fundamentales en su vida: ellas, me han apoyado incondicionalmente en todas las decisiones, al igual que mis tías y mis amigos.
Una invitación para los lectores
A hablar, a no quedarnos callados o calladas en el momento en que sintamos que nos están vulnerando nuestros derechos en cualquier situación.
¿Tu color favorito?
Rosado. Creo que es una mezcla entre la delicadeza y la feminidad.
¿Un lugar que más te gusta?
Me gusta mucho la natación.
¿Quién es tu mejor amiga?
Mi mamá.
¿Quién es tu mejor amigo?
Tengo demasiados amigos.
¿Y estás enamorada?
No, creo que estoy enamorada del deporte. Sigo enamorada del voleibol.
¿A quién admiras?
A la persona que me ayudó a entrar a la universidad, se llama Erika. Le agradezco la motivación que me dio para ingresar. También a María Alejandra, una compañera que ha sufrido lesiones, hace poco regresó al deporte y me gustaría tener su disciplina y perseverancia.
¿A qué le tienes miedo?
A no cumplir mis sueños, a que se me impedía hacer algo que yo siempre he querido hacer. Le tengo miedo a algún tipo de discapacidad que no me permita seguir jugando vóleibol. También le tendría mucho miedo que de pronto me falte mi mamá.
La meta más importante:
Ser campeona nacional y jugar en el exterior. Mi otra meta es terminar mis estudios y seguir avanzando en mi carrera profesional.
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