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Investigación de Daniel de Jesús Granados Rivera
Maestro investigador, formador de formadores de la I.E.N.S.A.
Magister en Educación en la línea de Formación de Maestros UdeA

Empezar de cero no es olvidar lo vivido, sino aprender a mirar de nuevo el camino. En la docencia, pocas historias lo demuestran tan claramente como la del maestro Ballardo Chavarriaga Vásquez. Su trayectoria, marcada por la sencillez del campo, la disciplina silenciosa y esa terquedad hermosa de quien se niega a renunciar a sus sueños, nos recuerda que la educación es una siembra que germina aunque la tierra sea cuesta arriba.

Conocí a Ballardo en sus años de formación, cuando ya se intuía en él una mezcla de humildad, rigor y profundo amor por el territorio. Su vida es testimonio de que ningún origen limita, de que la vocación se construye paso a paso, y de que los maestros también se hacen caminando. Por eso su historia merece ser contada: porque inicia desde lo más sencillo, porque avanza con esfuerzo propio, y porque hoy sigue iluminando caminos.

Este es su relato. Una vida que, una y otra vez, decidió empezar de cero.

El maestro Ballardo Antonio Chavarriaga Vásquez, oriundo del municipio Heliconia, tierra del inmortal Cosiaca, es hijo de Luz Elena Vásquez y Hernando Chavarriaga, y es el cuarto entre sus hermanos, el menor.

Inició su formación primaria en la escuela rural La Pava, bajo la metodología de Escuela Nueva, en 1990, en el municipio de Heliconia, en el occidente del departamento. Continuó sus estudios de básica secundaria en la Institución Educativa San Rafael hasta el grado noveno, en el mismo municipio.

Por las oportunidades que ofrece la vida, el presbítero Jorge Enrique Ramírez (q. e. p. d.), entonces director del Hogar Juvenil Campesino de Heliconia, seleccionó a los mejores estudiantes de noveno grado por comportamiento y desempeño académico. Cuando el sacerdote fue trasladado en 1994 a la parroquia San Fernando Rey de Amagá, invitó a estos jóvenes a continuar su proceso formativo en este municipio del Suroeste antioqueño: Germán Enrique Álvarez, Wilmar Alexander Restrepo y Ballardo Chavarriaga. Ellos se radicaron entre semana en la Corporación Hogar Juvenil Campesino y Minero, bajo la dirección de Álbaro Valencia Cano, y los fines de semana apoyaban labores en la casa cural y en el cementerio como muestra de agradecimiento por la oportunidad brindada.

El maestro recuerda: “nos enseñaron que estudiar también era servir, y que uno nunca olvida a quien le abre la puerta para seguir adelante”.

El maestro Ballardo Antonio cursó los grados 10° y 11° en el Idem Diversificado Victoriano Toro Echeverri, bajo la dirección del magíster Efraín Henao Lopera y con Jesús Emilio Sánchez Molina como secretario académico, obteniendo el título de bachiller pedagógico. Allí recibió orientación en diversas áreas: Epistemología con Olga Luz Gómez Taborda (q. e. p. d.), Desarrollo Humano con Luz Elena Ceballos Echeverri, Historia de la Pedagogía con Jhon Jairo Cardona Estrada, Cultura Local, Regional y Nacional con Rosa América Peñaloza, Práctica Pedagógica con Lucy Ramírez Giraldo y Fanny Gaviria Bedoya, además de Administración de Proyectos.

La práctica pedagógica la realizó en la Escuela Anexa María Auxiliadora, en el grado tercero A, con la maestra consejera Rosalba del Socorro Taborda Trujillo, de quien aprendió responsabilidad, compromiso y exigencia. También practicó en el nivel de preescolar con la maestra Flor María González Loaiza, caracterizada por su sencillez, dinamismo y su compromiso con la formación de la primera infancia, incluyendo las dimensiones cognitiva, comunicativa, espiritual, física y volitiva.

Tras graduarse, inició su ejercicio como docente en el municipio de Heliconia, en básica primaria, dentro del programa de ampliación de cobertura de Coomulsap: en 1997 fue director del grado segundo en la escuela El Hatillo; en 1998 en La Pava; y en 1999 en la ciudad de Medellín con la misma entidad.

En el año 2000 prestó sus servicios como docente municipal (OPS) en Heliconia, nuevamente en la vereda La Pava, su lugar de nacimiento y donde vivió gran parte de su infancia. Permaneció allí hasta 2005, en la escuela rural del mismo nombre, nuevamente bajo la metodología de Escuela Nueva.

Con la implementación del decreto 1278, su contrato terminó por no contar con estudios de pregrado o formación complementaria, como exigían las normas vigentes (decreto 3012 de 1997).

El maestro, orgullosamente campesino, se dedicó al café y a labores del campo para costear los semestres del Ciclo de Formación Complementaria en la Normal de Amagá en modalidad sabatina y dominical.

Él mismo lo resume así: “a mí nada me lo regalaron; recogiendo café pagué cada semestre, porque sabía que la educación era la única herramienta para no quedarme atrás”.

Recibían orientaciones mediante el Seminario Alemán, según el plan de estudios. “Entre mis docentes estuvo el maestro Daniel de Jesús Granados Rivera, quien me inspiró profundamente en la pedagogía y el amor por el territorio”.

Su proyecto de investigación se tituló “Jugando, jugando, mis aprendizajes voy logrando”. Las prácticas fueron validadas con su desempeño profesional en la escuela Miraderos, certificado por el mayordomo de la finca. El trabajo de extensión comunitaria lo desarrolló con el programa ERA: Educación Rural para Antioquia, con cuatro estudiantes mayores de edad que obtuvieron la certificación de básica primaria, hecho que llenó al maestro de satisfacción.

Durante dos años consecutivos viajó y trabajó en una escuela privada en la finca Miraderos, financiada por la misma finca, ubicada en jurisdicción de Armenia Mantequilla. Desde allí debía bajar a caballo al río Cauca, cruzar a Santa Fe de Antioquia en planchón o barca, tomar la chiva hacia Bolombolo por el cañón de Cangrejo y luego la troncal del Suroeste para llegar al municipio de Amagá a estudiar en la Normal.7

En 2007 se graduó como Normalista Superior con énfasis en Matemáticas en la Normal Superior de Amagá, título otorgado por Carlos Adiel Henao Pulgarín (q. e. p. d.), con la coordinación de la maestra Flor Alba Urrego Vanegas.

Posteriormente cursó la Licenciatura en Educación Básica Primaria con énfasis en Matemáticas en el Tecnológico de Antioquia, en modalidad de fin de semana, gracias a un convenio con ADIDA que homologó varios seminarios ya aprobados.

Presentó concurso de ingreso y fue ubicado en el grado 2.A del escalafón docente (Decreto 1278 de 2001). Tras presentar un video y cumplir los requisitos exigidos, ascendió al grado 2.B.

Luego realizó una especialización en Informática Educativa (Universidad del Área Andina) y una maestría en Educación (Universidad Iberoamericana). Posteriormente, en el concurso de ascenso, obtuvo el grado 3.B del escalafón docente.

Actualmente, el maestro Ballardo labora en la Institución Educativa San Rafael del municipio de Heliconia, sede urbana Cristo Rey, orientando matemáticas e inglés en los grados 3°, 4° y 5° de básica primaria.

Además, participa activamente en la Secretaría de Asuntos Pedagógicos de la subdirectiva del sindicato ADIDA en Heliconia. También hace parte de la corporación sin ánimo de lucro Amor y Cultura, integrada por la colonia de Heliconia radicada en Medellín, desde donde se realizan obras de beneficencia para los habitantes de la vereda La Pava con recursos de sus integrantes.

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