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En agosto de 2025, la sede de Cultivarte Amagá fue escenario de un encuentro dedicado a Juan de Dios Restrepo Ramos, conocido con el seudónimo de Emiro Kastos, uno de los escritores más significativos del siglo XIX en Antioquia. La cita coincidió con la conmemoración de los 200 años de su nacimiento, ocurrido en este municipio en agosto de 1823.

Aunque su nombre adorna espacios públicos -el parque principal, la biblioteca municipal, una calle o una institución educativa- su obra y pensamiento no son tan recordados ni leídos como cabría esperar. Este olvido contrasta con la importancia de sus textos, que siguen hablando con vigencia a la Antioquia y a la Colombia contemporánea.

Lo que a continuación compartimos hace parte del registro del programa radial Días de Radio, de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia. Escuchar aquí 

Una obra fundacional más allá del costumbrismo

La obra de Emiro Kastos ha sido comúnmente encasillada como literatura costumbrista. Sin embargo, investigadores como Pedro Adrián Zuluaga proponen verla como literatura fundacional, porque no solo describe sino que confronta la realidad. “Restrepo inaugura una estirpe de artistas que en Antioquia han hecho crítica cultural desde adentro, una línea en la que podemos ubicar a Tomás Carrasquilla, Fernando González, Fernando Vallejo, Víctor Gaviria”, señaló Zuluaga.

Su pluma, mordaz e irónica, no se limitó a pintar escenas; también puso “el dedo en la llaga” de las costumbres políticas, religiosas y sociales de su tiempo. Textos como Mi compadre Facundo (1855), publicado en El Tiempo, cuestionaban el poder gamonal que dominaba la vida local, mientras que Enfermedades sociales (1859) denunciaba fanatismo, corrupción y la falta de ciudadanía activa en una república que apenas nacía.

Un escritor que fue también actor político

Lejos de ser un autor de gabinete, Juan de Dios Restrepo fue protagonista de su época. Estudió en el Colegio Mayor de San Bartolomé en Bogotá, donde se empapó del pensamiento liberal europeo. Participó en tertulias, militó políticamente con Mosquera, trabajó en proyectos mineros, impulsó caminos hacia Buenaventura y llegó a ser cónsul en el exterior.

El historiador Leandro Renato Vélez subraya que Emiro Kastos no fue un testigo pasivo sino protagonista de su tiempo: se movió entre la pluma y la acción en una Colombia decimonónica atravesada por guerras civiles y tensiones Estado–Iglesia; estudió en el Colegio Mayor de San Bartolomé, se vinculó a redes políticas e intelectuales, militó con Mosquera, impulsó caminos hacia Buenaventura y ejerció funciones consulares. Su crítica a la injerencia clerical y a la pasividad social respondía a una idea de país industrioso y educado, pensado desde sí mismo.

El profesor de literatura Leandro Garzón Agudelo precisa que, al hablar de “vida literaria”, se alude a lecturas, amistades, tertulias, discusiones y circuitos de publicación. Restrepo conocía el código del costumbrismo romántico, pero lo parodió y tensó: describió las costumbres para criticarlas, con ironía y espíritu realista, en una línea más cercana a Tomás Carrasquilla que a la apología de “lo antioqueño”. De ahí que su obra resulte vigente para entender contradicciones contemporáneas.

Emiro Kastos fue un intelectual que escribió desde la acción: denunció la injerencia del clero en la vida civil, cuestionó la pasividad social y abogó por una Colombia industriosa y educada, que se pensara desde sí misma y no como una copia de Europa. Su uso de múltiples seudónimos –Emiro Kastos, Armodio, Justus- ha sido interpretado como estrategia de protección y también como performance literaria. Esa multiplicidad de voces se asemeja, según algunos estudiosos, a los múltiples nombres que tuvo el país en el siglo XIX: Gran Colombia, Nueva Granada, Confederación Granadina, Estados Unidos de Colombia, hasta llegar a su denominación actual.

La vigencia de su crítica

Más de 150 años después, los textos de Emiro Kastos resuenan con actualidad. Denunció el clientelismo, la corrupción, la intolerancia y la hipocresía, males que aún aquejan a la sociedad colombiana. “Cuando uno lo lee se alegra de esa actualidad, pero también se entristece porque en muy pocas cosas o nada ha cambiado”, se escucha en el programa Días de Radio.

Su visión crítica de la política y las costumbres lo ubica como conciencia incómoda de una Antioquia que no siempre quiso mirarse al espejo.

Voces actuales que lo leen y lo interpretan

El legado de Emiro Kastos sigue inspirando a investigadores, jóvenes y artistas:

  • Laisy Johanna Noreña, coordinadora de Cultivarte Amagá, destacó que el ciclo de lectura fue revelador: “En un municipio donde muchas cosas llevan su nombre y no sabíamos nada de él, leerlo nos permitió compararlo con otros autores, hablar del país y de lo que ha cambiado o no”.
  • Nicolás Antonio Vázquez, estudiante y cronista, encontró afinidades con su estilo: “La mordacidad, lo caústico y lo humorístico de Emiro Kastos son características que también siento en mi escritura. Su ironía sigue vigente y cercana a nuestra cultura”.
  • El grupo teatral De Ninguna Parte, de Amagá, ha llevado su crítica social a las tablas. Obras como El pueblo huele mal han bebido de su capacidad de incomodar a los poderes establecidos y de retratar fenómenos que aún atraviesan la región.

Un legado para redescubrir

La obra de Juan de Dios Restrepo fue publicada en vida en Artículos escogidos (1859) y circuló luego en antologías y reediciones. Críticos como Saturnino Restrepo y Manuel Uribe Ángel resaltaron ya en el siglo XIX su inteligencia múltiple. En el siglo XXI, nuevas ediciones y estudios lo siguen poniendo en conversación con el presente.

Si bien su fama ha sido eclipsada, su escritura mantiene una vigencia que interpela: ¿qué significa ser antioqueño?, ¿cómo construir una nación desde la crítica y no solo desde la celebración?, ¿qué papel tienen la literatura y la palabra en esa tarea?

Emiro Kastos no fue solo un costumbrista, fue un fundador de una tradición crítica en Antioquia y en Colombia. Redescubrirlo es también recuperar una parte de nuestra identidad cultural y política.

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