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En una esquina de Concordia, nos encontramos con la historia de este municipio. Se trata del estudio Fotoflash de don Jorge Agudelo. Allí, entre cámaras, fotografías, documentos y videos se conserva buena parte de la memoria del pueblo.

Le preguntamos a don Jorge si podíamos conversar con él, y con una sonrisa amable aceptó. Sin dudarlo, comenzó a mostrarnos su colección, imagen por imagen. La primera fotografía que compartió fue la del Salto de Magallo, su lugar favorito en Concordia, que hace parte del patrimonio natural y riqueza de este municipio.

También nos enseñó imágenes del colegio del municipio y nos contó cómo muchos de los espacios que ha retratado han cambiado con el paso del tiempo debido a reformas y obras. Sin embargo, la fotografía le ha permitido preservar esas memorias.

En medio de las fotografías don Jorge también recuerda que se fue de Concordia a Medellín cuando apenas tenía siete años. Un familiar de su papá le ofreció trabajo en la ciudad, y así comenzó una nueva etapa de su vida. “La vida en Medellín era maravillosa, en ese tiempo no se conocían los vicios, todo era muy tranquilo”, recuerda.

Entre sus fotos más queridas están las del parque principal de Concordia “Aquí está la iglesia y la pila. Hay jardines, y las palomas toman agua allí. Yo siento que Concordia ha cambiado, pero para bien, hay mucho progreso y la gente está contenta”.

Aprendió el oficio de la fotografía con su padre, cuando aún se usaba la cámara “poncherazo”. Recuerda cómo, con tan solo siete años, su padre lo llamaba: “Venga pa’ que mire”. Explica con precisión técnica cómo funcionaban esas cámaras: el papel fotosensible, los químicos reveladores, los filtros de luz roja… y cómo, al final, la imagen quedaba fijada para siempre.

Pero no todo ha sido fácil. Don Jorge habla con pesar de los retos actuales: “La fotografía ya no vale nada. El celular desplazó las cámaras. Antes había fila en el estudio, ahora casi no viene gente”. Aun así, resiste: sigue con su local abierto, con más de 50 años de trayectoria, testigo de generaciones enteras.

Entre sus recuerdos más curiosos está la historia del caballo más importante de Concordia. Cuenta que era tan famoso que un día intentaron robárselo disfrazándolo de toro para sacarlo por el aeropuerto. Afortunadamente, lo recuperaron. En una de sus fotos aparece una reina de Concordia montando ese caballo, símbolo de épocas donde las fiestas eran del almidón y de la yuca.

También nos cuenta sobre su participación en la Cruz Roja como voluntario. En una convención en Sonsón, presenció una balacera en pleno parque y, junto al jefe departamental, socorrió a un joven herido. «Le di respiración boca a boca y masaje pulmonar. Cuando volvió, me lanzó una bocanada de sangre…», recuerda, aún conmovido.

Su pasión lo ha llevado a exponer sus fotografías en lugares como la Gobernación de Antioquia, la Terminal del Sur y el parque principal de Concordia. En una de esas exposiciones, vendió tantas fotos que, como dice entre risas, «me pegué en la papelada».

Una de sus imágenes más premiadas se titula Cargando a mi madre. La tomó en el cementerio de Sonsón. Narra cómo un hombre, señalado por su familia de haber maltratado a su madre, fue obligado a cargar su ataúd desde la casa hasta el cementerio. Esa escena, tan dura como simbólica, le valió un primer puesto en un concurso regional de fotografía.

Otra imagen destacada, Por caminos de mi tierra, muestra a un hombre a caballo, seguido por un perro, en una curva del camino. Con esa foto obtuvo el segundo puesto en otro certamen. “Participaban fotógrafos de todo el Suroeste y hasta del periódico El Colombiano”, recuerda.

Hulber Olaya, líder juvenil y gran amigo de don Jorge, nos acompaña en la conversación y afirma que si una palabra define a Don Jorge es resiliencia. “No ha sido fácil mantener un negocio durante 50 años, sin casa propia, en medio de tantos cambios tecnológicos y personales. Jorge ha sobrevivido a siete infartos, y aún así sigue firme con Fotoflash”, comenta.

En diciembre, en el marco del cumpleaños de Concordia, Don Jorge fue condecorado con la medalla al mérito concordiano Juan José Restrepo Uribe en plata. “Me dieron una banda… no me lo esperaba. Fue lo más grande que he tenido en mi vida, junto con ganar mi primer concurso de fotografía”, dice.

En el archivo de Fotoflash, todavía se conservan las fotos de los grados de las promociones del colegio, las fiestas del pueblo y hasta los retratos de todos los alcaldes del municipio. “Aquí no se borra una foto”. La memoria de Concordia está viva en cada imagen que ha capturado don Jorge.

A sus casi 80 años, don Jorge es un guardián de la memoria, un artista de la luz y la sombra, y un testimonio viviente de que la fotografía no solo revela lo que está escondido en el papel, sino también lo que guarda el alma de un pueblo.

Como dice el himno de Concordia:
“Su labor hace de Concordia una tierra de paz y progreso en abundancia”.

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