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En 1984 cerró el proyecto minero de metales más importante que ha existido en Titiribí y durante ocho años no hubo rastros de este tipo de minería. Hasta que en 1992 iniciaron otros proyectos de menor envergadura.

Las nuevas operaciones trajeron consigo conflictos en torno al uso del territorio y el agua, debido a que las comunidades tenían la agricultura como principal fuente de empleo. Esta situación, sumada a las iniciativas de espacios de información promovidos por las mismas mineras, llevaron a los titiribiseños a movilizarse y crear la Red de Comunidades Defensoras del Agua, un grupo de activistas dedicado a defender agua en este territorio, conformado por líderes comunitarios de las veredas de Titiribí.

La red creó una veeduría para hacer seguimiento a los manejos ambientales de las empresas mineras, y desde 2016 emprendió otras acciones para empoderar a las comunidades: espacios de formación, promoción de mecanismos de participación ciudadana, divulgación de información sobre los procesos de protección del territorio.

El objetivo es que las personas de los acueductos rurales se apropien de su gestión comunitaria con el agua, ayuden a fortalecer los ámbitos administrativos y también ejerzan acciones de defensa y protección del recurso hídrico, que se apropien y tomen una postura frente a la minería de metales y su incidencia en el ambiente, que sean capaces de salir a votar y lo hagan de manera consiente”, explica Jhon Freddy Taborda, uno de los fundadores de la Red de Comunidades Defensoras del Agua.

El proceso de movilización tuvo sus primeros frutos en septiembre de 2017 cuando el Concejo de Titiribí, mediante dos debates, aprobó un acuerdo para prohibir en su municipio la minería de metales, en especial la minería de oro, cobre y zinc.

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