En el municipio de Amagá se desarrolló un nuevo encuentro subregional de bibliotecarios del Suroeste, en el marco del Laboratorio LEO (Lectura, Escritura y Oralidad), una estrategia impulsada por el Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia y la Universidad de Antioquia. El evento reunió representantes de al menos seis municipios: Fredonia, Titiribí, Caramanta, Támesis, Concordia y Jardín, además de la delegación anfitriona.
La jornada fue dirigida por Lina María Pulgarín, bibliotecóloga y formadora de promotores de lectura. La coordinadora explicó que el laboratorio busca articular saberes y mejorar las prácticas bibliotecarias desde las realidades culturales de cada municipio.
«Nos encontramos desarrollando el laboratorio LEO en el municipio de Amagá, que sirve como anfitrión y epicentro de un trabajo de la subregión del Suroeste», afirmó.
Según Lina Pulgarín, la actividad hace parte de un recorrido por todo el departamento para construir una “cartografía de buenas prácticas” que permita entender cómo trabajan los bibliotecarios en sus territorios.
Pulgarín recalcó que estas iniciativas parten de una mirada amplia de la lectura:
«La lectura del mundo antecede la lectura de la palabra escrita. Cada territorio tiene unos acentos, unas prácticas de lectura muy diferenciales… buscamos dejar herramientas conceptuales y prácticas para fortalecer las prácticas lectoras en cada uno de esos territorios».

El encuentro tuvo como anfitrión la Biblioteca Pública Municipal Emiro Kastos, cuyo bibliotecario, Cristian Alejandro Agudelo Sánchez, destacó el papel de Amagá como centro de encuentro y la importancia de consolidar la red bibliotecaria del Suroeste.
«Nuestra biblioteca es la casa del IPA… y también de todas las bibliotecas del Suroeste», afirmó. Para él, el encuentro es un hito porque permite trascender lo que antes fueron fronteras administrativas y asumir una identidad cultural común ligada a la minería, el café, el agro y el turismo.
Señalando también cómo ha cambiado la función de las bibliotecas en la región:
«Hoy las bibliotecas ya no son sólo un repositorio de libros, sino un centro de interés cultural… nosotros somos mediadores y gestores culturales».

Durante la jornada se compartieron experiencias, ejercicios de mediación lectora y estrategias de lectura, escritura y oralidad aplicadas en los municipios. Los asistentes analizaron programas de extensión bibliotecaria, modelos de formación comunitaria y formas de fortalecer la apropiación ciudadana de los espacios culturales.
Para Mary Luz Vélez Taborda, participante del encuentro, este tipo de espacios permiten revisar el propio quehacer bibliotecario.
«Armar red significa socializar que nuestros programas también se copien en otros lugares y nosotros poder tener nuevas ideas para hacerlo en nuestros propios municipios», indicó.
Sobre los contenidos del laboratorio añadió:
«Muchas estrategias, muchas técnicas y mucho compartir desde nuestros propios territorios qué estamos haciendo y cómo estamos promoviendo estas prácticas de lectura».
El encuentro tuvo como propósito central fortalecer las prácticas bibliotecarias del Suroeste, promover la articulación regional y ofrecer herramientas que permitan a las comunidades un mayor uso y apropiación de sus bibliotecas.
La visión de largo plazo es consolidar una red subregional de bibliotecas, capaz de gestionar proyectos conjuntos, acceder a recursos, participar en convocatorias nacionales y, eventualmente, buscar cooperación internacional.
Así lo sintetizó Cristian Agudelo, bibliotecario del municipio de Amagá:
«Podemos articular proyectos desde la cooperación internacional… tener una red de información compartida… y que la población tenga sentido de pertenencia y apropiación».
Entre los resultados inmediatos se destacan:
- Intercambio de experiencias exitosas, como “Leyendo la Calle”, “Biblioteca en Movimiento” o el taller de escritores Garabato, del cual surgió el libro Garabato de mi Tierra.
- Diagnóstico inicial de prácticas lectoras en diversos municipios.
- Fortalecimiento de vínculos entre los bibliotecarios para futuras colaboraciones.
- Compromiso de continuidad, con la propuesta de realizar encuentros al menos dos veces al año.

El ambiente de trabajo también permitió reconocer los logros locales. Según Mary Luz Vélez:
«A veces uno cree que está haciendo poco, pero cuando viene a estos encuentros se da cuenta que realmente uno es un apasionado de esto y que vamos por muy buen camino».
Aunque el encuentro en Amagá fue sólo un paso dentro del proceso de formación y articulación regional, los bibliotecarios coinciden en que este tipo de espacios permiten ampliar la mirada sobre el territorio y fortalecer redes que, hasta ahora, habían funcionado de manera aislada.
Para Lina María Pulgarín, el balance es positivo:
«Estamos felices escuchando las historias y las prácticas bibliotecarias de cada uno… y esperamos que este trabajo deje las herramientas que necesitamos para fortalecer nuestra visión».
Con estos avances y proyecciones, el Suroeste antioqueño inicia una nueva etapa en la construcción de una red bibliotecaria que entiende su territorio, valora su memoria y trabaja por hacer de la lectura un camino común.




