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La batalla por la PAZ

  • Título: La batalla por la paz
  • Autor: Juan Manuel Santos
  • Tipo de obra: Crónica
  • Editorial: Planeta
  • Edición: Primera edición 2019

La PAZ (con mayúscula), una paz completa y permanente, es algo que Colombia no ha disfrutado de manera estable a través de la historia, con excepción de algunos períodos más o menos largos, pero siempre con la violencia —cual espada de Damocles pendiente de un delgado hilo sobre la cabeza— dispuesta a resurgir de nuevo en la menor oportunidad que se le presentara. Una violencia que, alimentada por odios profundos resultado de injusticias históricas, por la ignorancia, el atraso y prejuicios absurdos, más una endiablada proclividad del colombiano promedio a resolverlo todo con el garrote, el machete o la metralleta, para vergüenza nuestra, se ha convertido en un elemento inherente a nuestra cultura. ¿Cómo romper ese círculo vicioso y salir, de una vez por todas, de este remolino infernal al que parecemos estar condenados? ¿Cómo hallar ese esquivo punto de inflexión que le permita a la Nación dar el giro milagroso que permita de una vez para siempre, cerrar el capítulo oscuro del pasado que tanto daño nos ha hecho, e iniciar — con una visión basada en el conocimiento de la Verdad y un sincero deseo de hacer una auténtica Reconciliación — la construcción de la tan anhelada Paz, condición indispensable para hacer de la nuestra una sociedad justa, desarrollada y auténticamente libre? Ese es, en últimas, el objetivo central del Proceso de Paz que resultó del Acuerdo Gobierno – Farc, firmado por las partes en el mes de octubre de 2016.

El libro Batalla por la Paz aquí comentado es la narración de la forma como, poco a poco, se fueron creando las condiciones para que dicho Acuerdo se hubiera logrado, escrito por quien fuera la persona que armó toda la trama, lideró el desarrollo del proceso y lo condujo, pese a las enormes dificultades que éste hubo de afrontar, hasta su culminación final: el señor Juan Manuel Santos. La obra parte de un detallado trabajo de contextualización histórica del fenómeno guerrillero, incluidos los intentos fallidos de negociación dados en el pasado, vistos como experiencias de las que había que aprender, de manera especial, el intento emprendido por el gobierno del señor Andrés Pastrana con las Farc; esto le permite al lector atento comprender de manera adecuada cómo, poco a poco, los astros se fueron alineando para dar ese paso inicial que era el de llevar a la guerrilla a la convicción de que el camino de las armas para lograr su objetivo político era ya algo no viable para ese grupo armado, y que el mejor camino para continuar su lucha era a través del juego democrático, esfuerzo que se vio coronado, finalmente, con el Acuerdo de Paz del Teatro Colón, lo que fue posible también gracias a un buen trabajo de equipo.

Dada la forma como hubieron de sortearse las dificultades propias de este tipo de procesos, incluidos los numerosos errores del mismo gobierno de Santos, acuciado por la necesidad de mostrar resultados antes de que terminara su segundo mandato; por la feroz oposición del partido Centro Democrático, dirigido por el señor Álvaro Uribe Vélez y sus seguidores, más la incomprensión de una gran cantidad de colombianos, el título de batalla por la paz para esta obra está plenamente justificado, porque en el esfuerzo por la paz este Acuerdo es, en realidad y hasta ahora, sólo eso: una batalla ganada pero, al fin y al cabo, una batalla y no precisamente la definitiva. Algo que me recuerda lo leído en la biografía de Winston Churchill cuando Inglaterra, a mediados del año 1942, acorralada por el ejército alemán en el norte de África y al borde de una catastrófica derrota, logró frenar al Zorro del Desierto en El Alamein, y con ello inclinar la balanza de la guerra a su favor. Dijo entonces el Primer ministro dirigiéndose a su pueblo: “este no es el fin, ni siquiera es el principio del fin, pero talvez sea el final del principio”, lo que efectivamente se cumplió prácticamente al pie de la letra. Igualmente, hablando de lo que había sido hasta esos momentos la situación de su país en la guerra, sin triunfo decisivo alguno, ante su pueblo esperanzado, el mismo Churchill acuñó la frase “de derrota en derrota hasta la victoria final”. Guardadas las proporciones y las diferencias, era lo que se vivía en la Colombia de 2016.

Ello nos obliga a identificar las amenazas que acechan la Paz para desenmascararlas y poner en marcha la estrategia para combatirlas. 1) Las secuelas del programa político de Duque, cuyo gobierno llegó a la Casa de Nariño elegido por un partido para el cual el Acuerdo del Teatro Colón había sido la entrega del país a la guerrilla de las Farc. Aunque no pudo “volver pedazos” el Acuerdo, lo que evidentemente era su deseo, sí logró ralentizarlo, relegándolo a un muy lejano tercer lugar de su plan de gobierno. 2) Las contradicciones de la misma guerrilla: los que se negaron a desmovilizarse (las disidencias) y los que, luego de haber firmado el Acuerdo, lo traicionaron. 3) El actual gobierno, el que, y pese a que la Paz Total es una de las columnas fundamentales de su proyecto político, no ha podido demostrar, al menos hasta el momento, que dispone de la estrategia, la credibilidad y la habilidad suficientes para conducir al país hacia ese anhelado puerto. 4) Los grupos delincuenciales, para quienes, y por la lógica natural de las cosas, la paz, por simple sustracción de materia, terminaría destruyendo su forma de vida. 5) Esta es la amenaza más grave a la Paz y la que más debería preocuparnos: la falta de compromiso del colombiano común y corriente, para quien la Paz es una obligación del gobierno de turno, no el resultado de una construcción colectiva en la que todos debemos estar comprometidos.

Pese a lo anterior, o talvez sería mejor decir, precisamente por lo anterior, no podemos dejarnos desanimar; es nuestra obligación seguir luchando hasta dar la batalla definitiva. Como decían los ingleses en la Segunda Guerra Mundial, — lo que reflejaba muy bien el espíritu decidido con el que afrontaron su tragedia –: “Podemos perder todas las batallas, pero no la última”.

Nota:

Con este artículo cambio la temática que he venido manejando en las últimas semanas, porque considero que hablar de la Paz en estos momentos es un asunto de importancia decisiva para el país.

 


Por Rubén Darío González Zapata
Nacido en la vereda La Lindaja
Corregimiento Alfonso López 
(San Gregorio)



 

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