Por John F. Ruiz Moreno
Periodista EL SUROESTE
Las manecillas del reloj de la casa de Jairo Franco giran siempre a la derecha. El tiempo no avanza, el tiempo siempre está retrocediendo. La casa, ubicada en el barrio Guayabal en Medellín, invita desde la entrada a la pintura. Parece que los pinceles tienen el poder de hacer retroceder el tiempo en este lugar.
Jairo Franco tiene sobre sus hombros 69 años y no habrá reloj que los detenga, pues los cientos de lienzos pintados con las costumbres antioqueñas son reflejo de su esencia; Jairo Franco es un pintor costumbrista.
Apasionado por los ferrocarriles, la minería, la pintura, la maquinaria y la electricidad este hombre nacido al Suroeste de Antioquia no deja de soñar para plasmarlo sobre el lienzo. Hace cuatro años logró uno de sus principales objetivos, con las pinceladas al parque de Caucasia, pueblo del Bajo Cauca antioqueño, completó la obra de los 125 municipios de Antioquia. En 1972 empezó ese sueño con una pintura de Amagá, la cuna que lo vio nacer; se tomó 40 años para lograr tener en su casa a todos los pueblos de Antioquia.
Tejas de barro, zócalos, palomas, vendedores de verduras, legumbres y carnes, niños jugando en el parque, montañas, cafetales, mineros, campesinos y arrieros forman parte de su obra. También, como gesto particular, tiene desde hace 10 años, los recuerdos de sus exposiciones, de sus premios, menciones de honor, reportajes periodísticos y noticias que hablan de su actuar en un libro artesanal. Sobre uno de ellos escribió: lo que dicen los periódicos.
Jairo también hace posar a los periodistas que lo visitan. “Espere yo le tomo una foto mientras usted graba” “Como tomando la foto de los cuadros”, indica mientras saca su cámara digital, obtura y flash, plasma al periodista que emocionado pueblea sin salir de la casa de Jairo Franco.
«Pintar es una satisfacción y todos los días pinto y hago algo de arte. Pintura, óleo, pastel, acuarela, carboncillo, dibujar a lápiz o una maqueta. El arte es una terapia para mí. No pude aprender a tomar trago ni a fumar y no sé dónde enseñan eso, pero cuando no trabajo en algo me acuesto aburrido”, Jairo Franco.
Los rostros de Shakira, James Rodríguez, el Papa Francisco, el “Pibe” Valderrama, los alcaldes de Amagá, su primera maestra, su nieto, su hija, su esposa y un autorretrato también forman parte de su obra. Las personas del país y del mundo también están exhibidos en una de las paredes de la sala; junto al televisor. Además, los personajes típicos de Amagá forman parte de su exposición. Los que bailan así sean solos en las típicas fiestas del pueblo, la que siempre masca tabaco en la calle, la de vestimenta colorida y dichos populares, el mudo, el que reparte los diarios.
“Toda la vida me ha gustado el paisaje. De ahí los 125 municipios de Antioquia. Pero hace cuatro años empecé con los retratos. Yo digo que Dios me compensó, porque tuve dos cirugías de cáncer de colón y de esa situación de la salud me dieron el don para trabajar los retratos. Me descubrí el talento ya viejo”, comenta Jairo Franco.
También tiene pintado los procesos de Coltejer, donde se jubiló en 1999 y trabajó como supervisor mecánico. En Coltejer, al ver el talento para la pintura, lo apoyaron para estudiar en Bellas Artes y perfeccionar su arte: que el manejo del color, la perspectiva, el fondo, la sombra, el resaltado, los detalles que encantan de sus obras.
Y de esa experiencia en Coltejer y sus trabajos con maquinaria, manifiesta otra habilidad: la construcción de un reloj que da la hora girando las manecillas al lado derecho; como devolviendo constantemente el tiempo. Y la construcción de pesebres y maquetas mecánicas para el disfrute del tiempo libre. El primer San José funcionaba como una especie de marioneta. Pero lo de los pesebres es más que un pasatiempo.
La idea de Jairo es que las obras no se queden guardadas en su casa, “la idea es hacer llegar un mensaje a las casas de las culturas o parques educativos del Suroeste y de Antioquia para que podamos llevar estas obras a sus municipios para que la comunidad conozca los pueblos de Antioquia. Para que los niños de la zona rural también puedan viajar por nuestra querida Antioquia”, indica Jairo sobre ese sueño de hacer pedagogía de las tradiciones paisas y el arte de pintar con su obra.
“Pintamos retratos, paisajes, su finca, su casa o su pueblo natal”, reza un letrero colgado sobre la puerta de la casa de Jairo Franco. Con esa ilusión de detener el tiempo con un pincel, la galería en su casa, siete paredes con más de 150 obras, espera salir a conocer los pueblos de Antioquia.