Un componente del convenio BIO entre EPM y la UdeA posibilita una investigación para diseñar un plan de cuidado del mono tití que habita en subregiones como el Norte, Oriente y Nordeste de Antioquia.
Desde hace algunos meses un grupo de investigadores de la Universidad de Antioquia camina por los bosques del Nordeste y Norte del departamento, cercanos al río Porce, reproduciendo sonidos a gran escala que simulan el aullido del mono tití gris.
Reproducen el sonido y esperan respuesta de los monos: tienen la misión de hacer un inventario de la cantidad de Sanguinus leucopus, o tití gris, en las zonas de influencia de los proyectos hidroeléctricos de Porce II y Porce III.
Aunque parece titánica, esa labor de campo es apenas una parte del plan de seguimiento a ese primate colombiano que pesa menos de una libra y que no supera los 28 centímetros de longitud (sin contar la cola). El mono tití gris se mueve con facilidad entre los bosques secos tropicales y los húmedos tropicales, pero desde hace años es considerada una especie endémica por la deforestación, la presión de la expansión de los humanos y el tráfico ilegal de fauna.
En gran parte es por esos riesgos que el mono tití gris solo existe en Colombia y los biólogos la consideran una especie sombrilla, es decir, su disminución impacta el ecosistema donde habita. Y por eso es que el séptimo componente del convenio BIO, entre EPM y la UdeA, se dedica a estudiar estrategias para la conservación de este mono saltarín.
Así lo explica Iván Darío Soto, profesor del Instituto de Biología de la UdeA y líder de esta línea del convenio: “Un componente es el monitoreo poblacional, en el cual se hacen unos censos para identificar indicar si ha habido cambios en los últimos años en el tamaño de las poblaciones. Esto es importante porque se han implementado estrategias de conservación, por ejemplo de reforestación, y se quiere ver si esto genera también aumento del tamaño de la población de tití gris”.
El plan que inició a finales de 2021, continúa Soto, también incluye evaluar los niveles de diversidad genética de esta especie, un aspecto clave para analizar la capacidad de adaptación de la especie:
“Eso es muy importante porque es lo que nos da a todos los seres vivos la capacidad de adaptarnos a nuevos cambios en el entorno. Aquellas especies que no tengan muy buena diversidad genética tienen un mayor riesgo de extinguirse porque no tienen las mismas capacidades de responder a los cambios medioambientales, incluyendo enfermedades, o cambios del paisaje. También queremos ver si el río Porce funciona como una barrera para la dispersión de la especie: si las poblaciones de lados opuestos del río son distintas genéticamente eso tendría una implicación real en el manejo que se les dé”.
Otras acciones de protección
Además del censo, de la reforestación y de los estudios genéticos, otro de los componentes del plan tiene que ver con atacar las principales fuentes de accidentalidad del tití gris: los atropellamientos de vehículos y la muerte por electrocución que ocurre cuando los monos no encuentran pasos naturales por los árboles y saltan a los cables de electrificación. Para esos dos problemas se trabaja con campañas educativas y de señalización en las áreas de influencia y con el diseño de pasos seguros de fauna en los puntos más críticos.
BIO surgió en 2017, fruto de la alianza entre EPM y la UdeA, para estudiar especies de fauna y flora en zonas de influencia de proyectos hidroeléctricos. En la fase actual del proyecto, EPM invierte más de $20 mil millones y más de 100 investigadores participan en las siete líneas del convenio.