En el Suroeste de Antioquia y en el Norte de Caldas la ganadería es una actividad económica de tradición, decenas de personas trabajan y viven de ella. Hernando Montes Valencia es una de esas personas, ganadero de toda la vida y popular martillo de la subasta de Asogans.
Hernando nació en una familia de 6 hijos, de todos fue el único que decidió dedicarse a la ganadería, oficio heredado de su padre quien decidió dejar la arriería para aventurarse en este mundo. A los 15 años Hernando entró al negocio a trabajar la ganadería tradicional de tierra caliente. Su finca La Florida está ubicada en Aguadas, Caldas, y desde hace varios años aplica las técnicas de silvopastoreo, “tengo una cantidad de árboles hermosos, lo que pasa es que eso lleva tiempo, pero nunca es tarde para empezar”.
Hernando cuenta que hace aproximadamente 15 años el mundo empezó a pensar en la ecología y poco a poco él mismo se preocupó por cómo su trabajo podría afectar el ambiente y qué podría hacer, fue así como de forma natural transformó su ganadería tradicional en una sostenible.
“Se empieza a hablar de la ganadería en una forma ecológica porque a nosotros los ganaderos nos achacan mucha parte del efecto invernadero a nivel mundial, entonces tenemos que avanzar en esa parte ambiental. La sostenibilidad se habla desde lo económico, lo social y lo ambiental. Lo ambiental es lo más importante, para que comprobemos que la ganadería no es la culpable del efecto invernadero en el mundo, que tenemos partecita sí, pero no toda; por ejemplo, nosotros ya arrancamos con silvopastoreo, ya estamos volviéndonos sostenibles”.
Hernando fundó junto a otros colegas la Asociación de Ganaderos del Sur de Antioquia y del Norte de Caldas, Asogans, con sede en La Pintada, una asociación gremial sin ánimo de lucro, que busca hacer de la región un polo de desarrollo social y económico, basado en la producción, comercialización e industrialización del sector agropecuario.
Uno de los proyectos de Asogans es la subasta de fomento ganadero, allí Hernando hace las veces de martillo para subastar el ganado, una iniciativa que facilita la independencia para comercializar y para unirse como gremio. Hernando destaca que vale la pena dedicarse a la ganadería, sin embargo, dice que es un oficio más de pasión y satisfacción, “la comercialización no está fácil porque estamos en un momento de baja, cuando uno está estable o subiendo se trabaja fácil, pero en este momento estamos trabajando a la baja porque había unas exportaciones muy importantes que rebajaron. No sólo Colombia tiene problemas económicos, es el mundo. Hay que trabajar y necesitas gente que te ayude, las cosas no están fáciles, pero no reniego porque vivo de eso”.
También señala que en todo el tiempo que lleva dedicándose a la ganadería, lo más difícil ha sido enfrentar la inseguridad, “como cualquier oficio en Colombia o en el mundo, si no hay seguridad en su industria, usted no es capaz de producir, y el campo en Colombia ha sido el que recibe los problemas, el campo ha puesto los muertos, los secuestros. La extorsión más grande del país se ha vivido en el campo, entonces no ha sido fácil asumir ese reto y lograr trabajar tranquilos, pero estamos trabajando en eso”.
Hernando está seguro de que la ganadería tiene futuro si se logra tener un relevo generacional, una pedagogía que enseñe a amar el campo y a hacer de la ganadería un negocio verde, “lo más importante es que nosotros tenemos que volvernos verdes, porque si nos volvemos verdes vamos a tener un producto competitivo en el mercado internacional. La meta es que seamos sostenibles con el medioambiente, en la parte social, con nuestros trabajadores, con todo lo que vivimos y sobrevivimos, sostenibles en la parte económica, porque vivimos de eso, y sostenibles en la seguridad”.