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Narrativas pedagógicas – Los maestros del Suroeste
Investigación de Daniel de Jesús Granados Rivera
Maestro investigador, formador de formadores de la I.E.N.S.A.
Magister en Educación en la línea de Formación de Maestros UdeA

Pensé en que no sólo los maestros de Amagá tienen historias por contar, experiencias y demás por compartir. Entonces contacté a una maestra que también ha hecho historia en la formación de maestros; de ella también tenemos mucho que aprender, su legado ha dejado huella no sólo en Fredonia sino también a lo largo y ancho de nuestra soberanía colombiana, porque la voz del maestro es el fuego que no se reduce al aula de clase.

Aquí les comparto su testimonio, escrito por ella misma como respuesta a las preguntas que le envié. Una narrativa auténtica que merece ser leída con atención y respeto.

“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa

 lo que la hizo tan importante”.

Antoine de Saint – Exupéry
 

Fue el tiempo que pasé en la Normal lo que la hizo tan importante para mí. La frase de Exupéry es una gran lección: aquello a lo que hemos invertido más cuidado, tiempo y atención es lo que más valioso nos resulta. Y así fue, durante 48 años dediqué tiempo a aquello que realmente me importaba, pues era allí donde residía el verdadero sentido de mi vida de maestra. Las relaciones y los afectos cultivados con el cuidado y el tiempo ayudaron a darle valor a los momentos, a los recuerdos y a la esencia misma de la vida de maestra. La Normal se convirtió en mi segundo hogar por muchos años, mi espacio de trabajo más importante, mi casa, el lugar entrañable de mi vida, a la que llamo con cariño MI ALMA MATER. Allí construí mis sueños y proyectos, los mismos que se cumplieron y concretaron. La Normal estaba marcada en la palma de mi mano no sólo como el lugar donde me formaría desde niña sino también donde cosecharía mi vocación como maestra y directiva. En la escuela rural Justinita Uruburu de la vereda Combia Chiquita realicé el primer grado, en la escuela Alicia Díez anexa a la Normal cursé de segundo a quinto de primaria y en la Escuela Normal Departamental Mariano Ospina Rodríguez de Fredonia año 1972 me convertí en Maestra.

Y es que la relación con la Normal ha sido desde siempre. Comencé este camino en el año 1973, como la primera maestra oficial del Jardín Infantil – kínder – en Fredonia, hoy Preescolar, nombrada como seccional de la anexa Alicia Díez a la Normal. El kínder fue mi primer espacio de conversación con la didáctica y la pedagogía. Después de dos años trabajé como maestra de primaria en la Escuela Urbana Integrada Marco A. Botero (Barrio El Repollal) también anexa a la Normal por un periodo de 11 años, y siempre soñé con trabajar en mi Normal y así fue, logré llegar al área de Pedagogía directamente en la formación de maestros y aprendí con mis estudiantes a encontrar su potencial, sus fortalezas, sus debilidades y ser promotora de esperanzas en mundos posibles.

Continué mis estudios mientras ejercía la docencia, me gradué como Licenciada en Español y Literatura, Especialista en Tecnologías de la Información aplicadas a la Educación, además realicé diplomados, participé en cursos de capacitación, congresos, simposios, seminarios y en redes de maestros aportando a los procesos pedagógicos y de gestión escolar.

Mi vida de maestra ha trascendido todos los niveles educativos (hasta universitarios en mi experiencia como maestra hora cátedra un semestre con la Universidad San Buenaventura en áreas de Lengua Castellana y durante 11 años como maestra hora cátedra con IMA, Instituto Misionero de Antropología en convenio con la Universidad Pontificia Bolivariana formando maestros etnoeducadores de todo el país para el contexto indígena, afro y mestizo – en el área de Pedagogía y en tiempo de vacaciones). En todos los espacios y tiempos he dejado mi sello personal y ha sido una búsqueda interminable de mi propia naturaleza pedagógica, de la construcción de saber pedagógico, ese saber propio del maestro, objeto y punto de partida de la pedagogía. Porque en las manos de los maestros descansa un saber: el saber pedagógico y cuando un maestro enseña pone en juego ese saber. Una vida dedicada a la pedagogía. Puedo decir que la Pedagogía fue mi compromiso.

La maestra Lucía Peláez Vélez.
La maestra Lucía Peláez Vélez. Foto del mosaico de graduación en 1972.

Para ser coordinadora presenté concurso en 2006 y lo gané y con el puntaje pude elegir mi Normal. El trasegar por estos caminos de Directivo Docente (coordinadora y rectora en encargo por tres veces) me permitió fortalecer el rol de la cultura institucional y profesional que se vive en las instituciones educativas y las exigencias de la normatividad oficial, donde se actúa en tres escenarios diferentes: en el quehacer pedagógico, en la organización escolar y en la proyección a la comunidad. Consciente del papel que debía desempeñar como agente dinamizadora de la calidad, me sentí identificada con las tareas propias que le corresponde asumir a un directivo docente en beneficio de la educación, la pedagogía y la formación.

Y es que en la historia de la Normal hay todo un recorrido que me tocó vivir, muchos procesos desde la antigua Normal hasta la Nueva Normal. Acompañé en la resignificación del Proyecto Educativo Institucional – PEI columna vertebral de la institución y me permitió confrontar aquellos cambios significativos en lo referido a sus componentes y procesos, además participé en todos los eventos de reestructuración de las Escuelas Normales del país.

Fueron muchas las experiencias significativas vividas en todo este tiempo de maestra: formadora de maestros en la Renovación Curricular, participante activa trabajando en red, ejemplo de ello, las Comunidades de Aprendizaje de Fredonia, la Red de Escuelas Normales Superiores de Antioquia, la Red de Maestros Investigadores de las Escuelas Normales del Departamento de Antioquia, y el Centro de Pensamiento Pedagógico. Me tocó convivir y sobrevivir la pandemia que afectó a la humanidad durante los años 2020-2021, pero todas estas dificultades, temores, lecciones y retos que me encontré en el camino me hicieron ver la vida de una forma diferente, que ayudaron a consolidar mi proyecto de vida de maestra. En la Normal año 2018 fuimos capaces de timonear el barco en el proceso de verificación de condiciones básicas de calidad para formar el tipo de maestro que requiere Fredonia, Antioquia y Colombia.

La Normal fue para mi otra universidad donde hice la mejor maestría en educación, pedagogía y formación, no hace falta un diploma que certifique los más grandes logros y experiencias. Y es que ser maestra, se convirtió en mi Proyecto de Vida.

Mi situación actual es jubilada, quiere decir que no he dejado de ser maestra y que no pienso dejar de serlo. Es la profesión más bonita del mundo. ¡Quien lo probó, lo sabe! En mi familia yo empecé el legado y hoy ya son cuatro maestras más.

Mensaje a los futuros maestros

La vida de maestro es un lindo viaje que inicia con una maleta llena de sueños y un corazón rebosante de emoción, dispuesta a llenarla de grandes momentos, experiencias y aprendizajes.

Hace 60 años, el maestro enseñaba y la sociedad lo respetaba. Ese era su rol: transmitir conocimientos, y su sola presencia imponía autoridad. Hoy, en cambio, el maestro sigue enseñando… pero también debe ser experto en neurociencia, pedagogía crítica, dominar múltiples metodologías pedagógicas, personalizar aprendizajes, entender los trastornos del desarrollo, aplicar estrategias inclusivas y, por si fuera poco, mantenerse actualizado en tecnologías educativas y enfrentar el desafío de la inteligencia artificial.

WMCMF Web del Maestro

Ser maestro hoy es una vocación que encuentra en la educación un camino para transformar el mundo. Es mucho más que enseñar, exige afrontar los retos de las nuevas pedagogías y las nuevas tecnologías. El maestro es un generador de conocimiento, potenciador de saberes y valores que ayudan al desarrollo humano. Exige una pedagogía del tacto pedagógico (que el contacto humano sea con tacto, cada estudiante es distinto y hay que tratarlo con profundo respeto, cada uno tiene una historia de vida, experiencias previas, una familia detrás y un contexto sociocultural) y un lenguaje apreciativo (lenguaje positivo, comunicación efectiva y asertiva), procesos fundamentalmente humanos. Gabriela Mistral decía que si no eres capaz de amar no puedes dedicarte a esta profesión. Exige preparación científica y pedagógica, emocional y afectiva, liderazgo y pensamiento crítico, un maestro ético, tolerante y responsable, que sea capaz de educar para la convivencia. Aprender a trabajar en equipo, supone trabajar en red, es una de las competencias del maestro de hoy, es la oportunidad de trabajar juntos que fortalece, da más identidad y más sentido de pertenencia. Pero, no es sólo vocación, es ACTITUD, la que inspira, contagia y transforma cada aula en un espacio de respeto, emoción e ilusión. Acá no termina su Proyecto de Vida, nunca dejen de estudiar, de leer, nunca dejen de aprender de esa gran maestra que es la vida y con su liderazgo desde la educación y desde cualquier rincón de Colombia donde se desempeñen, el mundo será más fuerte que antes.

Lectura recomendada: El Teacher, entre los idiomas y la música

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