Pisar la tierra

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¿Cuál es el papel de las juventudes del Suroeste en la construcción de paz comunitaria?

Por Víctor Andrés Álvarez Sánchez
Desde Jericó

Sentarse en una silla del parque a mirar alrededor y sentirlo todo, cada estremecimiento, cada sacudón, cada temblor; mirar y encontrarse con todo un mundo convulsionado, caótico, un mundo de pasos largos por vías estrechas, las vistas puestas en el suelo, evadiendo y evadiendo cada contacto, resistiéndose a sentir, a tocar la tierra, alejados, distantes, ajenos.

Echar el cuerpo sobre la hierba del parque, mirar al cielo y pensar, repensarlo todo buscando salidas, recordar cada tragedia, cada experiencia y arriesgarse a repetirlas; tomar la tierra en las manos, olerla y saber que este suelo es de todos, que este espacio es mío, tan de mi propiedad que conservo bajo mi espíritu la esperanza, esa que abonará la tierra y sembrará futuro.

Salir de los convencionalismos, dar un paso al frente y alejarse del marco limítrofe que cubre la puerta y a la vez te limita, cierto es que te resguarda, pero también es cierto que te acobarda. Piensa en todos los sueños que dependen de tus manos para realizarse, piensa en todas las personas que esperan tu presencia para despertarse, piensa en ti, en el protagonismo que tienes, tu papel principal en esta película llamada vida no dispone de guion, cada acción es el reflejo de un próximo paso a dar y es el testimonio de un paso bien dado; piensa en lo que eres y puedes ser, mirándote al espejo, sintiéndote, sintiéndolo todo.

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Salir de la burbuja es dejar el conformismo encerrado en un baúl con la llave lanzada al río, es atreverse a mirar desde las graderías con la clara convicción de que en cualquier momento deberás entrar al terreno y participar. Salir de la burbuja es atreverse a sentir, a llorar, a sentir rabia y frustración, es también tener el valor de armarse, de arriesgarse, de decir “basta” con voz fuerte, es tener el sentimiento de indignarse y despedazarse del dolor y por eso mismo ser capaz de reconstruirse a la par que reconstruyes todo a tu alrededor, lo reformas, lo integras, lo mejoras transmitiendo en cada contacto la inextinguible voluntad de no rendirse.

Alejar la indiferencia, cuan dañina es para nuestros proyectos en colectivo, semejante a minas que detonan en el campo arrancando ilusiones; atreverse a no ser indiferente es el primer paso para sentir y actuar, es entenderse como baluarte principal de una sociedad que se desmorona, que cae en ruinas y depende de tu resistencia para soportar las columnas que aún no ceden; olvidar la indiferencia es tener memoria, consciencia, sentirse partícipe de un ideal social, es querer ser todos, apoyarlos a todos, es saber que los límites son mentales, decidir trasgredir conceptos y extenderse en cada espacio, siendo y haciendo más.

Tocar la tierra, pisar la tierra, envolverse en la mugre, dejar huella, establecer vínculos, marcar la diferencia, caminar de arriba abajo, de sur a norte, de derecha a izquierda llegando a todos los rincones, no escondiendo el corazón ante las malas noticias, antes exponerlo, hacer que lo perciba todo, absolutamente todo, esperar que se rompa, esperar rompernos ante tanta crueldad, caer arrodillados medio vencidos, sangrar y ponernos de nuevo en pie sosteniendo en nuestras manos un presente por edificar.

Salir de la burbuja, atreverse a sentirlo todo, ese es el llamado, decir, hacer y pensar lo prohibido, lo sesgado, es entender que en este mundo no somos menos ni más que nadie, tener valor para comprender que no somos perfectos, pero creer en que podemos llegar a serlo si nos unimos.

Pisar la tierra es no creer que caminamos en el aire, que yo vuelo protegido mientras en el suelo la gente sufre y padece viendo como todo se desmorona dejando solo polvo, es no cerrar la puerta cuando alguien la toca pidiendo ayuda, es no dar la espalda cuando alguien busca un abrazo, una mano amiga que lo sostenga para no caer. Salir de la burbuja es sentir y sentir sin descanso, apropiarse, reconocer que el cambio puede nacer en tus manos y por eso puedes ser un arquitecto que diseñe la realidad de muchos que hoy solo sueñan. Pisar la tierra es liderar, transformar, imaginar e imaginar, soñar sin descanso con la fuerza de materializarlo.

Diga lo que nadie quiere decir, haga lo que nadie quiere hacer, contradiga, pregunte, refute, critique, construya, crease el cuento que la transformación de su entorno está en usted, dejará de ser un cuento cuando vea que sí es posible, no sienta miedo, no se silencie ante las injusticias. Sienta la vida, sienta el dolor ajeno como propio, la tristeza ajena como propia, siéntase como todos, sea uno, sea todos y cambie esta vaina.

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