Por Lucila González de Chaves “Aprendiz de Brujo” Maestra, periodista y escritora lugore55@gmail.com
El escritor español Víctor Corcoba Herrero dice:
- “En la poesía están todas las emociones, todas las identidades creativas y todos los cánticos liberadores. Hay que volver a ella para hallarse consigo mismo y aproximarse a lo absoluto, para reencontrar la paz malgastada y borrar de la memoria amores que no son”.
- “En el perenne gozo de la enigmática belleza (que es la poesía) anida la autenticidad de la que estamos hambrientos…”
- “La poesía es una exigencia para dar voz a los sentimientos arrinconados… A la poesía hay que reconocerle su efecto socializador, su carácter persuasivo y único. Convive con cada uno. Forma parte de nuestra existencia. Lo decía Bécquer: ‘Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía’”.
- “Los intentos del ser humano por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del cosmos, encontraron su primera locución en la poética…”
- “La poesía es imprescindible y necesaria en la época actual, aunque sólo sea para poder respirar placenteramente y saber que existimos con pensamientos renovados y libres de ataduras…”
- “En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino algo que se siente…” (Apartes de una de sus columnas periodísticas).
La poesía culta
Surge del sentimiento, la inteligencia y el lenguaje depurado y fino del poeta. En él, la poesía alcanza el nivel literario; es la poemática del pensar, el símbolo, para que el estado de espíritu del autor pueda tener eco en el oyente o en el lector.
La poesía culta mueve los estados del ánimo, a causa de la altura de pensamientos y de la belleza de las imágenes.
Los elementos de la poesía son: tema, contenido, materia (la palabra), forma que es la exposición del tema a base de aprovechar al máximo los valores fonéticos y la fuerza sugestiva de la materia verbal.
A partir del Romanticismo, la expresión “Obra Poética” se emplea como sinónimo de obra de arte, bien lograda, y merecedora de elogios.
Pero la poesía de vanguardia desecha la tradicional exigencia de belleza, tanto en el objeto como en su representación artística, y se ha vuelto racionalista. Se ha desprendido también de la rima y de los moldes formales. Así, el impulso poético se trasforma en palabras, sin más límites que su propia fuerza y la capacidad expresiva del poeta.
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La poesía popular
Ante todo, es mezcla de la filosofía del pueblo y de la realidad. Dicho con las palabras de un crítico: “es el preferencial enfoque de la atención artística sobre la realidad”.
A veces pretende obtener de los lectores ciertos efectos didácticos, morales o políticos. Alguna poesía popular no se acerca demasiado a su público, quizás para no confundirse con él, o para no configurar la cultura de las masas.
Otra poesía popular, en cambio, está en condiciones de operar sobre las masas, como las trovas y las coplas, que son poesía “oral y de diversión”, relativa a sus autores no reconocidos o ya olvidados, a su ambiente y a sus circunstancias; poesía que, si no se escribe enseguida, tiende a ser olvidada.
Esta poesía encierra gracia y donaire y mueve a risa a causa de sus agudezas.
Brotan la trova y copla
De todas partes; las oímos dondequiera, aprendemos sus versos y tonadas: acervo de sensaciones e ideas que viajan con nosotros a través de la vida; se han cantado siempre porque nos llegaron con los conquistadores y colonizadores.
Con esa herencia de los caballeros medievales, nuestros poetas improvisadores buscan en su mente una idea primordial cantable, y van elaborando la historia de un suceso, o el proceso de una emoción; van tejiendo la urdimbre de la literatura patria; cada idea cantable, en algunos troveros, empezaba:
Por ser la primera vez
que yo en esta casa canto,
¡Gloria al Padre, Gloria al Hijo,
¡Gloria al Espíritu Santo!
Entre los varios significados de estas dos palabras: trova y copla, la RAE nos da los siguientes:
Trova: […] canción amorosa compuesta o cantada por los trovadores. […]
Copla: […] composición poética que sirve de letra en las canciones populares. […] Cabe destacar, que encumbrados poetas colombianos, como el antioqueño León de Greiff, escribieron coplas de corte humorístico y satírico. Un ejemplo es la que De Greiff dedicó en 1971 al doctor Diego Calle Restrepo:
En el Alto de Otramina
quedó atrás Titiribí;
me topé con Diego Calle
colorado como ají,
por culpa de tantos tragos
que él bebió y que yo bebí.
La copla
Es la expresión del sentir popular, una forma poética de cuatro versos; el tema puede ser sacado de una canción, de un suceso regional o de un romance de taberna. Los pueblos suelen reflejar su alma en ella; es la esencia de su tesoro folclórico.
El campesino -el de antes, el que yo conocí en mi infancia-, en las noches cargadas de estrellas, al terminar la faena, poblaba el aire de notas, rondaba en torno al corazón de una mujer con una copla de amor, o con un lamento de quejas. Los niños escuchábamos esos tiples y esos relatos con un alborozo sinigual.
En la tarde callada y muriente, se escuchaba la copla reveladora:
El mayor de los males
es aborrecer queriendo,
vive el alma padeciendo
ansias que son inmortales.
En alguna noche, el tenorio rústico cantaba amenazadoramente, porque el desprecio y el desdén mordían furiosamente su alma:
Madres, las que tengás hijas
solteras y por casar,
hacé las paredes altas
que yo soy el gavilán.
Las siguientes son coplas populares antioqueñas, recogidas por un antiguo arrancador de oro en los filones de El Zancudo (Titiribí), y guardadas celosamente por mi abuelo Braulio Lorenzo Restrepo:
Antioquia me dio su leche,
Sopetrán mi desventura,
San Jerónimo la muerte,
La Villa mi sepultura.
Vivan Guarne y San Vicente,
Copacabana y Barbosa,
Santo Domingo y Cancán
y el sitio de Santa Rosa.
Concordia para dichosa,
Jericó para un enredo,
Andes para dar tuntún,
Bolívar para dar miedo.
Para carate en Antioquia,
para niguas en La Villa,
para muchachas bonitas
Rionegro y la Marinilla.
Eran cuarenta los negros
que fueron al Anorí,
mucha plata que trajeron
cuando volvieron aquí.
En las calles de Remedios
me puse a cantar un baile,
me decían las remedianas:
¡Por la Virgen, no se vaye!
Tus ojos son dos Dabeibas,
tu boquita un Pipintá,
tu cinturita un Darién
con su Golfo de Urabá…
Yo me vine de Fredonia,
fue por una causa sol
por un pequeño rasguño
de la cruz hasta la cola…
Es rico Titiribí
porque tiene minerales
en el cantón de Amagá
trapiches y cañuzales.
Yo conocí a Campamento,
menos los santos y el cura,
conocí al mono Barrientos,
el que vive en Angostura.
El gran representante de la trova
En Colombia, es el doctor Antonio José Restrepo, “Ñito”, (1855- 1933) nacido en Concordia cuando no era municipio sino corregimiento de Titiribí. Además de ser diplomático, político, ensayista, escritor, fue un gran trovero en Titiribí.
Cuentan sus historiadores, entre ellos, don Efraín Flórez de Titiribí, las innumerables pendencias de “Ñito” en las fondas de El Zancudo, con los jóvenes Pombales, buscarruidos y petulantes. Uno de ellos tomó el tiple, se encaró con “Ñito” y cantó con arrogancia:
Trove, trove, compañero,
dicen que usted es poeta,
y lo creo, pues se ve
que no tiene una peseta.
Enseguida, “Ñito” rasgueó su tiple para replicar:
No tener una peseta
es el mayor de mis males.
Ah malhaya ¡quién tuviera
plata como los Pombales!
Y sin dar lugar a ninguna interrupción:
¡Ah malhaya! Quién tuviera
plata como los Pombales
lo que no tienen en plata
lo tienen en animales.
Lo que no tienen en plata
lo tienen en animales.
Porque son la misma cosa
animales y Pombales.
Porque son la misma cosa
animales y Pombales.
Los unos viven en rancho
y los otros en yerbales.
Los unos viven en ranchos
y los otros en yerbales,
pero comen yerba todos,
animales y Pombales.
Pero comen yerba todos,
animales y Pombales.
Y se embuchan de aguamasas,
de aguamieles y aguasales.
Y se embuchan de aguamasas
de aguamieles y aguasales,
porque no son más que buche y cachos,
animales y Pombales.
Dice un antiguo periódico de Titiribí (hojas ya amarillentas de mi abuelo) que en ese momento aumentó el consumo de aguardiente, se armó la pelea, rompieron los tiples de unos contra los otros, llegó la Policía y muchos fueron a dar a la cárcel.