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EDICIÓN 192 

El reconocido cocinero Álvaro Molina estuvo en el municipio de Jericó hablando con los comerciantes y representantes del sector turístico sobre la gastronomía que se debe vender y ofertar a los visitantes, ¿Qué comen los turistas? fue el nombre de su conferencia en el marco del Primer Encuentro Subregional de Turismo. 

Ya son cuatro quemados por pólvora en el Suroeste La manifestación cultural más importante de cualquier país es la comida, es por esto que la Unesco ha declarado varias cocinas del mundo como patrimonio inmaterial de la humanidad, naciones enteras como Perú se han dado a conocer gracias a sus platillos y los turistas van en busca de esa comida; una buena parte del turismo que se da alrededor del mundo es por la comida. No hay duda de que una de las principales misiones para fortalecer el turismo es perfeccionar la gastronomía. 

La reflexión de Álvaro Molina planteó esencialmente que se debe volver a la gastronomía autóctona del territorio: un restaurante de Antioquia debe vender y ser experto en comida antioqueña, debe reivindicar la identidad y la cultura paisa a través de los platos que generarán alta recordación en los turistas, “si mi negocio es en Antioquia, es Antioquia a donde debemos mirar y eso es lo que debemos vender; el orgullo, el sentimiento, lo auténtico”. 

La arepa que deben vender los restaurantes paisas debe ser hecha por el mismo restaurante y no comprada en una fábrica, sería como ir a París a un restaurante y que llegue el camión de Bimbo con el pan francés, relató el experto y afirmó que en Antioquia se le ha dado un golpe mortal a la arepa y ya son pocos los lugares donde se vende recién hecha y como un alimento cultural. 

Álvaro Molina explicó que no es un tema de saber o no hacer la arepa o de tener tiempo para prepararla, es un asunto de filosofía, de responsabilidad y compromiso con la tierra, “el tema es de dignidad y respeto por el producto colombiano y por lo que somos los antioqueños”.

Así como la arepa, hay otros alimentos que son símbolo de la cocina antioqueña y que se están extinguiendo o sufriendo transformaciones minando su identidad, como es el caso del sudado que es un sancocho sin caldo que ya no se vende como antes, también la manera cómo nombramos los platos es clave, por ejemplo la receta antioqueña no es de frijoles sino de frisoles. 

Buenos consejos 

  • Los restaurantes deben aprender a vender con orgullo su propia gastronomía, es momento de hacer introspección y evaluar su menús, se vende tinto con arepa y no latte con croissant, las panaderías deben vender papas rellenas, no panzerotti hawaiano. Al fin y al cabo los turistas comen lo que se les ofrece, pero deciden si volver y recomendar el destino.
  • Los pueblos deben analizar el tipo de turistas que reciben y prepararse para ofrecerles la comida que ellos están buscando: una comida llena de maíz, chicharrón, chorizo y morcilla. 
  • Municipios como Jericó, que recibe turistas locales de Antioquia atraídos por el circuito religioso y a otros turistas del resto del país seducidos por la belleza arquitectónica del municipio, deben tener en cuenta que el turista local no quiere comerse lo que se come en la casa, y por tanto el corrientazo no es una respuesta. No olvidemos que el turista sí viene en busca de esa comida que identifica a Antioquia: la gran bandeja paisa. 

 

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