Quien lee es libre. Una lectura sobre el por qué del veganismo

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Por Juan Camilo Cardona Osorio
Desde Jardín

Y quien se acerca a lecturas sobre el por qué del veganismo, no solo es libre, sino que ofrece libertad. 

Fue el primer libro completo que leí en una tablet y quizás sea el único texto no literario más revelador acerca de mi posición en el mundo que haya leído hasta ahora.

A «Comer animales» de Jonathan Safran Foer (se consigue fácilmente en internet con esta referencia) lo leí en voz alta junto a mi esposa, que ya era vegana, en cortas jornadas muchas noches antes de dormir.

Eran cortas porque entender lo que hay detrás de esa ‘sencilla acción’ de comer animales genera un peso grande y, en ocasiones, arrebata el sueño.

Hoja tras hoja, Safran va revelando las situaciones, decisiones, ocultamientos y mentiras que hay detrás de la industria cárnica, láctea y ovípara (carne, leche y huevos) para cubrir la explotación, maltrato y asesinato de animales con el solo fin de satisfacer el sentido del gusto de los humanos que aún los consumen.

Pero este texto no está narrado como un tratado activista o evangelizador sobre el veganismo, es más, no promueve en sus lectores el cambio a este estilo de vida que se niega a generar sufrimiento a otros seres sintientes para beneficio propio.

(Leer: No estamos solos)

El escritor narra su determinada búsqueda tratando de encontrar la manera más adecuada de alimentar a su hijo y termina como una novela policíaca, una aventura detectivesca que lo conducen a hallar verdades que no solo tratan de ocultarnos, sino que se volvieron cotidianas sin dejar de ser aberrantes, como la violación a las hembras para fecundarlas, la separación de sus bebés recién nacidos, la sobrealimentación forzada, la amputación de colas, dientes, cuernos entre otras acciones inhumanas frente a animales que no pueden defenderse.

Cada tanto nos descubríamos ambos lectores con la cara cubierta de lágrimas, con la piel erizada, con el corazón arrugado y página a página crecía la convicción de no participar de este sufrimiento como cómplices silenciosos, como quien cierra los ojos para negarse a saber qué se está llevando a la boca.

¿Y por qué hablar de todo esto cuando celebramos en abril el mes el idioma, la lengua, el libro o la lectura? Sencillo. Igual que Safran, no espero convertir a ningún lector, solo busco dar el testimonio de que un libro puede cambiarte la vida, un buen libro puede salvarte la vida y un muy pero muy buen libro puede ayudarte a salvarle la vida a muchos otros.

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