Servir para poder y el poder para servir

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¿Cuáles son los fines últimos que persiguen los candidatos a los cargos de elección popular?

Hemos dicho que el altruismo, el servicio a la comunidad, el sentido de pertenencia y las ganas de contribuir al desarrollo social, entre otros, son fines que justifican o motivan la decisión de aspirar a un cargo por elección popular.

Encontramos candidatos con compromisos claros frente a las comunidades que aspiran gobernar, pero hay también candidatos, lamentablemente muchos, que esconden tras sus palabras, los auténticos intereses personales que los llevan a ser candidatos; en unos casos afán de enriquecimiento, y en otros, acumulación de poder, caciquismo politiquero, en fin…

“Caras vemos, corazones no sabemos”, dice la sabiduría popular y está claro que desenmascarar esos fines nada santos es muy difícil, pero hay síntomas que pueden ayudar; los antecedentes de cada candidato pueden dar pistas.

Hay que valorar y reconocer el trabajo serio, la hoja de vida transparente y las realizaciones de muy buenos candidatos en procesos sociales, comunitarios, en esferas públicas o privadas; allí se han ganado el reconocimiento social, el respeto y la buena reputación por sus logros, su manera de hacer las cosas, y sobre todo por la forma de ser como personas.

Servir para acceder al poder es un camino que eligen muchas personas. Se sienten útiles a la sociedad y ven el servicio a los otros como un camino, una estrategia para ganar el beneplácito ciudadano que pueda reflejarse luego en las urnas.

No estamos descartando esa opción y otras que generan bienestar ciudadano, mejor calidad de vida; aunque hay muchas personas que lo hacen sin más pretensiones que la felicidad de otros, sin más interés que sentirse bien por ayudar a los demás.

Necesitamos personas que al llegar a los cargos por elección popular conserven el don de gente que demuestran en campaña, que saluden, que tengan tiempo para conversar con sus paisanos, que mantengan la humildad y no se olviden de los más necesitados, que no lleguen a su cargo a hacer gala de su poder para perseguir y cobrar venganzas politiqueras, que asuman sus labores en beneficio para toda la comunidad y no solo para sus seguidores y electores.

Estas elecciones que se avecinan son una oportunidad precisa para estar activos. Estar alertas, reaccionar, actuar y ser parte de la dinámica social que exige nuestra participación. Soñar con las transformaciones que reclaman los nuevos tiempos no basta, hay que ayudar a construirlas, y eso requiere acciones responsables, como por ejemplo saber elegir.

Ojalá tenga la capacidad de dejarse invitar por candidatos que generen en usted confianza y energía suficiente para mejorar tantas cosas que urge cambiar.

Esos candidatos que sueñan de manera colectiva podrán representar mejores posibilidades para el logro de metas compartidas.

Hay que soñar; son esos sueños los que nos mantienen vivos y nos dan energía y razón de ser, de esforzarnos y lograr metas e ideales.

Este proceso electoral nos invita a estar atentos, en vela, vigilantes, activos; el que se duerma podría estar condenado a la pesadilla de días que parecerán interminables por haberse negado a ayudar, a transformar la realidad que vivimos mediante un voto honesto, responsable y transparente. 

«Qué bueno sería que quienes sean elegidos para los cargos públicos aprovechen el poder que la democracia les otorga para servir, no pare servirse del poder«. Pensamiento de nuestro director en víspera de las elecciones del año 2015. En memoria a nuestro fundador Álbaro Valencia Cano.

Editorial de la edición 165.

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