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Por los caminos de herradura del Suroeste pasaban las recuas de mulas cargadas no solo con productos y mercancías, también con las pertenencias de arrieros y comerciantes que no sabían en dónde meter tanta cosa: recibos, libretas de cuentas, escapularios, plata, alhajas, herramientas de trabajo, armas de protección, cajitas de mentol chino y hasta cartas de amor.

Cuentan los guarnieleros de Jericó que a finales del siglo XIX un señor llamado Teodomiro Santamaría se le ocurrió coser un objeto que sirviera para cargar cosas como lo hacía la popular jíquera (bolsa de tela o fibra vegetal), pero con más capacidad, y así creó un guarniel con ‘secretas’, es decir, bolsillos ubicados en partes no evidentes:

Incluso el color rojo característico del fondo del guarniel es atribuido a don Teodomiro, que fue idea suya que llevara esta tonalidad porque representa abundancia, y antes como ahora, esto es muy importante para el campesino, evoca Rubén Agudelo.

Otros cuentan que los arrieros se inspiraron en la alforja que cargaban los colonizadores españoles, pero le dieron una forma redonda y le fueron agregando bolsillos.

El cuento es que el producto fue tan exitoso que hoy lleva aproximadamente 130 años prestando su servicio originario y otras utilidades que han ido surgiendo:

Anteriormente el carriel era una necesidad para el trabajo, pero hubo un momento en la historia que se frenó la venta del artículo porque los caminos de herradura fueron quedando atrás con la llegada de las carreteras, entonces lo que hicieron nuestros abuelos en Jericó fue recuperar la tradición de coser los guarnieles, de crear los talleres y volver el oficio parte de nuestra identidad, y nosotros los herederos lo seguimos reivindicando en Colombia y ante el mundo. Si bien la gente ya no lo usa tanto como acompañante de las labores, sí le dan un uso de lujo porque es un producto digno de mostrarse, genera orgullo, entonces la gente se lo pone cuando va a puebliar, o lo cuelgan en la casa y lo muestran como si fuera una artesanía a los invitados, lo dan de regalo a las amistades, etc. en pueblos que aún son muy campesinos como Andes, Betulia, entre otros, el carriel no falta

Explica Saulo, hermano de Rubén, ellos dos hacen parte de la familia Agudelo, sí, la que hizo el guarniel tradicional jericoano para el Papa Francisco.

Fisionomía del guarniel tradicional

*Está compuesto por 124 piezas.

*Tiene 12 bolsillos y 5 de ellos son secretos. En la antigüedad los arrieros guardaban: el revólver, los recibos, las libretas de cuentas, herramientas, el dinero, las joyas, las cartas de amor, la cajita del mentol chino, un ungüento con fama de ser potenciador sexual, las cartas, algodones con

perfume o mechones de pelo que les obsequiaban ‘las novias‘, escapularios, imágenes de la Virgen del Carmen o de la Santísima Trinidad.

*Los colores de las líneas frontales tienen que ser los de la bandera de Jericó:rojo y amarillo.

*Los hilos tienen que ser verdes, porque evocan las montañas de Antioquia.

*Los fuelles tienen que ser amarillos.

*El interior tiene que ser rojoporque este tono significa abundancia.

*La parte de atrás tiene que ser en un tono miel.

*Los herrajes tienen que ser de acero inoxidable. 

Puntadas

Toda la vida de Jericó, vengo de una familia que durante 60 años ha trabajado el cuero, y es pionera en la fabricación del auténtico carriel. Desde muy niños siempre vimos a mi padre sentado al pie de una máquina Singer 12W cortando pieles y cueros para armar el guarniel. Ya vamos en la cuarta generación. Mi abuelo Luis Emilio Agudelo hacía cinchas (monturas para las bestias), retrancos (enjalmas para mulas) y parumas (o tapapinchesusados para taparse la parte de adelante del pantalón y evitar el desgaste), entonces esto es de familia. Mi padre Darío de Jesús se fue de la casa a los 14 años buscando su destino, llegó a Pueblorrico y allí fue panadero por un tiempo, pero como el oficio del cuero se lleva en la sangre se dijo: “¡Voy a hacer carrieles!”, y se devolvió para su pueblo. Una de las primeras guarnilerías de aquí la fundó Lito Velásquez y donde él fue mi papá a pedirle trabajo, y cómo le parece que a los siete meses él ya era el jefe de ese taller. Hoy tiene 83 y vive dichoso con la familia que tiene, porque su descendencia acogió su legado y sus valores

Así recuerda Saulo Agudelo la influencia del oficio en la historia de su familia, a su padre, quien es su mentor: “uno empieza a hacer algo que se llama untar y es pegar los retazos de cuero, luego él nos enseñó a hacer las riatas que es donde va el carriel asegurado, y a medida que uno iba avanzado nos dio más responsabilidades y ligerito cogimos el ritmo; lo mismo hice yo con mis hijos: los empecé a meter al taller y en cuestión de cuatro meses ya estaban haciendo monederos”. Don Darío se ganó en 1987 la medalla a la Maestría Artesanal.

En 2016 Saulo fue reconocido por la Alcaldía, el Concejo y la Casa de la Cultura como el mejor guarnilero del municipio. Él, algunos de sus hermanos y sus hijos, tienen sus talleres en la denominada calle del comercio en Jericó. Allí además de los productos terminados, hay rastros de las piezas y los materiales que usan, y al fondo aparecen con la dignidad de los años las máquinas Singer, pues la idea es que propios y visitantes que “llegan de países como China, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, México, Perú, y París”, vean cómo se le da forma al guarniel y sus ‘secretas’.

El año pasado fueron ganadores del concurso Antójate de Antioquia cuyo estímulo son 10 millones de pesos representados en máquinas troqueladoras, de poste y corta tiras, que reducen el tiempo de fabricación. Para Saulo junior:

Esto es un arte, el carriel ha superado el tiempo, es una insignia, yo recuerdo mucho la frase que escribí en el carriel que le regalé a mi hija: Tenemos el corazón en el guarniel y el guarniel en nuestro corazón

Tanto él como su hermano Juan Sebastián estudiaron leyes y marroquinería en el Sena, donde también estudió Carlos Andrés, el joven ayudante de Saulo que cree firmemente en que este oficio se irá renovando de generación en generación.

Rubén y sus hijas Alejandra y Carolina, tienen el taller cerca al museo de la Madre Laura, así, como apostados en cada esquina del pueblo, quedan los integrantes de esta familia salvaguardando la vida del guarniel:

Mi papá nos sigue dando vuelta, este es el taller que quizá menos visita porque su edad ya le impide caminar tanto, pero él vive pendiente y aprobó con mucho orgullo el primer carriel que hicieron las muchachas. Yo a ellas les dije que este arte les podía servir en algún momento pero siempre les pedí que estudiaran, y como esto se lleva en la sangre, ellas después de muchos años de estar en la docencia en Medellín nos llamaron a la mamá y a mí y nos dijeron que iban a regresar a dedicarse al oficio familiar, yo les dije ¡Excelente! Pero sepan que esto requiere mucha dedicación, madrugar, hacerlo todo con la mejor calidad porque nosotros tenemos clientes muy exigentes, y así lo han asumido ellas porque son capaces de hacer un guarniel tradicional como también uno personalizado pintado a mano, y elegir los mejores insumos. La principal enseñanza de mi papá es la constancia, por eso cuando me gané la medalla a la Maestría Artesanal, sentí que le había cumplido, aunque todos mis hermanos son muy dedicados: Saulo, Oliverio, Rigoberto, pero eso sí, ninguno como John Jairo, él es muy entregado

Sin duda los Agudelo están unidos por la tradición del guarniel, por eso cuando les solicitaron crear el del Papa Francisco -quien visitó a Colombia en 2017- el reto no quedó en manos de un solo taller, sino de toda la familia: “los cinco talleres nos unimos para hacer el carriel al Santo Padre, totalmente tradicional, él se llevó un auténtico guarniel jericoano, lo único es que sí le mermamos dos bolsillos y lo cosimos en materiales más delgados para que no le quedara tan pesado”, confiesa Saulo.

A ‘papas’, cantantes, personalidades de la política, la cultura y hasta del modelaje, le han hecho carrieles los Agudelo, Saulo menciona a Carlos Vives y a Claudia Elena Vásquez, mientras que Rubén alude que hasta la popular Paris Hilton lució uno en un desfile en Bogotá, por eso en sus talleres conservan las fotografías de la gente famosa que de paseo por Jericó además de dulces de cardamomo se llevan un guarniel.

Hilos de sangre

 

La cultura del guarniel históricamente ha sido machista. Este ámbito ha estado dominado por hombres y por características como la fuerza, la disciplina y el uso de herramientas y máquinas no se le relaciona con las mujeres, pero las mujeres tenemos las mismas capacidades y también dedicación. Mi hermanita y yo somos las únicas mujeres que en el momento estamos en el medio, ojalá hubiesen muchas más. Nosotras estamos innovando porque no solo hacemos el guarniel típico, sino tallados, pintados, de mola y wayuu

Expresa Alejandra Agudelo, ella y su hermana trabajaron como docentes en Medellín durante 11 años, pero tras un curso de marroquinería en el Sena al que las invitó el primo Juan Sebastián, recordaron que “lo que se hereda no se hurta y hace seis años nos devolvimos para Jericó a aprender de mi abuelo, mi papá y mis tíos, pero también a innovar y a crear empresa. Yo me acuerdo que cuando estábamos chiquitas cogíamos la pega y hacíamos bolitas y pegamos los retazos que a ellos les sobraban”, dice Carolina.

Las hermanitas Agudelo decidieron volver a las huellas de esos retazos no para seguir jugando, sino para tejer sus propias creaciones en la microempresa ‘CarrielArte’, “siempre encontramos apoyo del papá y la mamá, el único escéptico de la familia era el abuelo pues se preocupaba mucho pensando en si íbamos a ser capaces, y por eso el primer carriel que hicimos se lo mostramos y él se sintió muy orgulloso”, cuenta Alejandra.

Ellas además estudiaron en Bellas Artes y allí aprendieron pintura a mano y aerógrafo, técnicas que implementan en sus diseños sin dejar a un lado lo tradicional:

Realmente las personas que elaboran el guarniel son muy pocas porque somos la misma familia y las nuevas generaciones solo quieren irse para la ciudad, entonces aprendimos a elaborar los guarnieles típicos y podemos decir con toda la seguridad mi hermanita y yo que los hacemos de principio a fin con todas las características. Queremos continuar con la tradición porque yo desde que tengo uso de razón he visto a mi abuelo, a mi papá y a mis tíos en un taller, entonces ese es el legado familiar, pero sí innovamos con más estilos y colores porque nuestra clientela es diversa

Explica Carolina. Desde que iniciaron su camino en la guarnilería Alejandra y Carolina han ganado varios reconocimientos, entre los que se destacan: ‘Talento Creativo’ del Instituto de Cultura y Patrimonio’, y el Premio Iberoamericano de Emprendimiento Interlat.

Entre sus planes para este 2018 está ampliar su taller para generar más empleo y doblar la producción, pues ellas como alguna vez lo soñaron sus ancestros, quieren que el guarniel siga vivo, que llegue a muchos países para guardar secretos y también para contar un poco de la historia paisa, de Jericó, el pueblo de la Santa Madre Laura, las cometas, los dulces de cardamomo y los guarnieles de las Agudelo.

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