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Javier Alejandro Arredondo Raigoza es un pueblorriqueño licenciado en teatro, dramaturgo, mago, cuentero, fundador y director del grupo de teatro La Escalera.

Desde joven, Javier sintió gran pasión por hacer teatro y contar historias para sorprender a las personas, logrando que estas se incomoden y se inquieten.

En el escenario, la historia cultural, política y el conflicto social de la región representado en las obras de Javier son protagonistas, y aunque menciona que el teatro no cambiará el mundo, tiene claro que sí se quedará en algún pensamiento de quien lo ve.

Conversamos con Javier Arredondo sobre sus principales obras:

-Aunque he escrito varias obras, hablaré de algunas de importancia para la región.

El paso: trata sobre la masacre realizada por el Ejército Colombiano en el municipio de Pueblorrico.

5×5 o manual de instrucciones para muertes seguras: narra dramatúrgicamente parte del conflicto social y armado del 48, donde se dan muertes entre familias por pertenecer a partidos políticos como el Conservador o el Liberal.

Sopa para una mosca: es una dramaturgia que muestra la víctima y el victimario en su sufrimiento de una forma cómica.

Tacones rojos, calzoncillos negros: trata sobre la vida de dos niñas que viven en el colegio La Congregación y comienzan con su gusto inocente por el mismo sexo.

De cuervos y gallinazos: es una dramaturgia sobre el conflicto social y armado del Suroeste, los ríos como sujeto de derecho y algunos casos emblemáticos.

Yo, Ignacio: cuenta sobre el asesinato y vida del cura Ignacio Betancur Sánchez, que fue influenciado por la teología de la liberación.

Suroeste: una obra dedicada a las lágrimas de los niños en la región. Hoy vive menos gente allí que en 1993, porque el desplazamiento desarraigó a miles. Muchos no han regresado, ni regresarán.

Javier también nos contó que tres de sus obras escritas son un proceso de investigación de gran valor para él. En primer lugar, se refirió a “Nuestro teatro”; la historia del teatro en el municipio de Pueblorrico desde 1918 hasta 2018, en la que se rescatan textos dramatúrgicos, sainetes, alabaos, cuenteros, culebreros y otros datos de mucha relevancia, es de anotar que la investigación ha sido inspiración para que otros municipios del país avancen en su sistematización teatral. Por otro lado, “El espíritu del agua” es una recolección de algunos cuentos, mitos y leyendas del Suroeste que se desarrollan en las montañas y los ríos de la región, donde habitan brujas y duendes. Por último “Manual básico y práctico para aprender a escribir teatro”, una beca de investigación ganadora de la convocatoria de Estímulos 2020.

La Escalera se fundó hace 20 años en Pueblorrico, el nombre surgió de manera natural: llegaban a los teatros a lomo de escalera. El grupo que inicialmente se dedicó al costumbrismo, pronto apostaría por la estética y política, por “demostrar que en los pueblos sí se hace teatro”. Las obras escritas de Javier Arredondo, puestas en escena, hicieron que La Escalera sea referente del teatro en Antioquia, así empezaron a viajar con frecuencia por las regiones, a presentarse en los parques principales y teatros grandes. El reconocimiento a teatro La Escalera ha inundado medios de comunicación como periódicos y canales de televisión por medio de entrevistas y documentales, además de participar de congresos y encuentros internacionales.

Hoy La Escalera está conformado por niñas, niños y jóvenes pueblorriqueños apasionados por el arte, la cultura y el teatro, quienes en compañía de Javier se han encargado de llevar historias, experiencias, sueños y alegría a cada lugar que visitan por medio de la dramaturgia, títeres, zancos y malabares. A pesar de obstáculos, como la falta de espacios para hacer teatro y la falta de apoyo, los artistas del teatro La Escalera se han reinventado y han encontrado la forma de seguir adelante, discutiendo la política local y nacional y abordando la realidad de la región.

El maestro Javier, como muchos lo llaman, es un hombre carismático, soñador y fiel creyente de que el teatro aporta a la construcción de paz en el territorio por medio de la reconstrucción de la memoria y el reconocimiento de nuestras acciones en las montañas y los ríos que habitamos.

Gracias maestro Javier por creer en la niñez y en la juventud, por creer en el teatro para reconstruir la memoria y transformar realidades.

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