“¿Qué es la verdad? El asunto contiene sus dificultades. En lo que me concierne, las he resuelto diciendo que es la voz interna que nos habla. Me preguntarán: ¿Cómo sucede entonces que hay diversos espíritus que conciben verdades disímiles y hasta opuestas? Ocurre que el espíritu humano tiene que pasar por innumerables intermediarios antes de elaborar una conclusión, y su evolución no es la misma en todos”: Gandhi
La búsqueda incansable de la verdad parece ser el lazo vital que une a las víctimas del conflicto armado colombiano; saber qué pasó con sus seres queridos secuestrados, torturados, asesinados o desaparecidos; descubrir en dónde estuvieron por última vez o en dónde podrían estar; saber quiénes y porqué ordenaron tales actos; son respuestas que representan justicia y les asegura que los grupos tanto legales como ilegales reconocerán sus responsabilidades ante sus ojos y ante los del Estado.
Teresita Gaviria es oriunda de Urrao, allí perdió a gran parte de sus familiares a manos de grupos paramilitares; en 1998 tuvo que enfrentar el secuestro y posterior desaparición de su hijo Cristian Camilo de 15 años, por parte de este mismo grupo en Doradal, Antioquia; tras tantos años ella aún cree en la verdad y sigue reclamando no solo el regreso de su propio hijo, también el de tantos hermanos, esposos, hijas e hijos, a los que esperan las ‘Madres de la Candelaria’, asociación que fundó en 1999 para siempre insistir y nunca desistir. Teresita afirma con vehemencia: “nosotros no podemos dejar impune lo que nos pasó, tantas muertes, tantas desapariciones, tantos desplazados, esto tiene que saberlo todo el país porque esta es la realidad que hemos vivido por tantos años”.
Los 23 municipios del Suroeste antioqueño están habitados por aproximadamente 400.000 personas, en esta región hay registradas 134.745 víctimas entre 1985 y 2016, es decir que cerca del 34% de los habitantes del Suroeste han sido reconocidos como víctimas según la Dirección Territorial para el departamento. Los principales hechos victimizantes son: desplazamiento forzado con 101.748; homicidio con 21.919;amenaza con 5.618; desaparición con 3.177;pérdida de bienes mueblescon 656 y secuestro con 637.
El impacto de una comisión para buscar la verdad será importante en la región, pues como lo explica Jhon Fernando Mesa coordinador de Redepaz en Antioquia: “en el Suroeste todo ha sido muy callado, a comparación de otras subregiones. Las violencias, el impacto de la guerra, ha sido muy callado y este silencio también nos dice que algo pasó”.
El pasado 5 de abril el presidente Juan Manuel Santos firmó el decreto para la creación de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición, que tendrá como misión indagar sobre: “las prácticas y hechos que constituyen graves violaciones a los derechos humanos y graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) que tuvieron lugar con ocasión del conflicto”. Esta tarea que llevarán a cabo 11 comisionados en compañía de las víctimas, tendrá un lapso de tres años y deberá tener como soporte un informe final que narre lo hallado.
Casos fallidos de algunas de estas comisiones en el mundo, la preocupación por la seguridad de las víctimas, y la petición de que desclasifiquen los documentos secretos de inteligencia del Estado, son algunas de las críticas que afronta el proceso, así como la aseveración de que “el conflicto colombiano está sobre diagnosticado” ¿Usted qué piensa? (Comparta sus opiniones en nuestras redes sociales).
Conversamos con Catalina María Puerta, abogada y estudiante de Doctorado en Historia, sobre la trascendencia de esta comisión.
¿Por qué fue necesaria su creación? Durante los diálogos de paz en La Habana, se recibieron más de 25 mil propuestas ciudadanas, y fue común en todas la urgencia por saber qué condujo a Colombia a un conflicto como el que esperamos prontamente resolver; qué ha pasado con el despojo, con los secuestrados, con las personas desaparecidas…entonces ante esta petición general de saber la verdad se creó esta comisión, que además de explicar el origen, tendrá que establecer las responsabilidades individuales y colectivas, de los mandos militares, de las guerrillas, de los paramilitares e incluso de quienes en algún momento llegaron a financiar y a promover esas acciones armadas y a esos grupos, independiente de que empuñaran o no las armas; así mismo evidenciar el impacto que ha tenido el conflicto en las diferentes regiones.
¿Por qué el enfoque territorial es fundamental en esta comisión? Porque permitirá ver las variables en las distintas formas de afectación, por ejemplo: sabemos que en el Pacífico las comunidades negras e indígenas han experimentado el daño a través de unos hechos específicos porque se ha lesionado su cosmogonía, sus formas de habitar, su sentido de propiedad, de colectividad, sus características culturales, etc.; de otros modos han sido afectadas las comunidades campesinas que fueron desplazados de Tierra Alta; y otras condiciones son las que han tenido que vivir los indígenas del Cauca, los de Nariño, el Catatumbo, entonces el enfoque en cada región será decisivo para que esas colectividades se sientan más cercanas, para que hagan escuchar su voz y puedan ser reparadas y tengan un lugar único en el informe final.
¿Por qué es importante la participación de las mujeres y de la comunidad LGBTI en la construcción de paz del país? El enfoque diferencial y de género permite visibilizar formas de daño que han sido negadas de forma histórica en nuestro contexto. Para muchas de las personas que nos dedicamos a investigar es evidente que las mujeres han experimentado un daño sistemático, y han sido ellas las que específicamente empezaron desde hace muchos años a exigir que se reconociera su lugar como recomponedoras de alguna manera, de los grupos sociales, de todo aquello que mantiene a flote a las comunidades. Muchas de ellas incluso, fueron expulsadas de sus municipios, amenazadas, violentadas sexualmente por los actores armados para impedir que ejercieran su derecho a la tierra. Las violencias contra ellas son múltiples, la afectación a sus derechos económicos y políticos, la imposibilidad de que muchas de ellas pudieran ser elegidas no solo por ser mujeres sino por tener una postura ideológica distinta, la violencia sexual contra niñas y niños, y de muchos modos contra los integrantes de la población LGBTI, sobre los que se ejercía una especie de ‘control social’ a través de distintas violencias. Una forma de victimización no se produce al azar, siempre hay una intención clara de dañar a ciertas personas, a ciertos grupos, en este conflicto ha habido formas crueles de afectar a la pluralidad, de dañar los modos de entendernos políticamente con los otros.
¿En Colombia hablamos de verdad o de verdades? Ya hace varias décadas se ha ido entendiendo que no se puede hablar de una sola verdad, más aún en este conflicto donde las disputas son múltiples; entonces yo creo que es fundamental escuchar qué tienen para decir los afrodescendientes, qué ha sido la guerra para ellos, qué significa para los indígenas y los campesinos que sus tierras aún sigan en otras manos, en medio de la lógica de la guerra, y por eso van a ser fundamentales los escenarios para escucharlos, para entender cómo ha sobrevivido la memoria social, la memoria colectiva, sus tradiciones, sus formas de resistencia; son múltiples verdades de quienes han recibido los impactos de estas violencias y de quienes la han perpetrado”.
¿Y para qué otro informe? Esta comisión pretende promover un reconocimiento por parte de la sociedad. Aunque muchos digan: ‘no pero ya sabemos que hubo una masacre en El Salado’, ‘ya sabemos de los desaparecidos de la comuna 13’, ‘ya sabemos de las problemáticas del Catatumbo’, ¡sí y no! porque todos estos casos son conocidos en el escenario académico, en el judicial, pero gran parte de la sociedad civil ignora estos hechos, o le son indiferentes, es que el país ha estado fragmentado respecto a los efectos del conflicto. Esta será la oportunidad más potente para que se originen unos relatos y unas narrativas que permitan involucrar cada vez más a la población. Creo que se despertarán diversas conciencias, nos veremos cara a cara con el dolor de todo lo que ha ocurrido en este país.
*Por: Nataly Mira Londoño