Por: Ramón Ángel
En Valparaíso se forjan gente con grandeza, se hizo un general de la República, un escritor contemporáneo, un obispo y un enorme ángel revestido de madre.
Todos tienen algo en común, es el servicio a la comunidad. Hoy nos ocupa una persona que sin tener gran fortuna nos enseñóque el dinero no lo es todo, una persona que contra viento y marea sigue entregando su vida al servicio del prójimo. Ella es grande entre los grandes, es el buen y gran samaritano, pero en versión femenina, pues le da de comer al hambriento, de beber al sediento, viste al desnudo y hasta le da refugio al peregrino, es una magnifica cristiana cumplidora de los mandatos celestiales.
Ana Gutiérrez es una mediana mujer en estatura, pero en bondad, entrega y compromiso es demasiado gigante. Luchadora, emprendedora y soñadora como ella no creo que existan dos, madre ejemplar, abuela ideal,tiene sangre pujante, firme como un roble, delicada y suave como el viento.
Ella, la matrona y fundadora de la Junta de Acción Comunal Palenque, la que ha visto crecer muchos niños y niñas, la que sirvió de guía espiritual a tantas generaciones y que hoy solo queda decir que es el gran ejemplo a seguir. La piadosa y misericordiosa que con sus bellos risos de experiencia y nobleza ve como algunos jóvenes rebeldes se quieren salir del proyecto de vida sin respetar, pues se creen dueños y señores del entorno.
Ella, cubierta por la nieve de los años un poco cabizbaja por su arduo trajinar sigue soñando con un municipio donde verdaderamente pensemos en grupo. Señora Ana Gutiérrez que Dios la colme de bendiciones en su hermoso centenario es el deseo más grande de este enorme grupo de adoptivos que la queremos y respetamos por siempre la llevaremos en el corazón, que Dios la bendiga.
