Por Juan Camilo Cardona Osorio Desde Jardín
Este título suena a la convicción de los ufólogos (persona que estudia los ovnis), pero no, en este caso la toma un vegano para contar su segundo motivo para haber decidido vivir en Jardín, Antioquia.
No estar solo es una de las necesidades humanas, quizás menos comprendidas, pero más sentida. Encontrar un sitio dónde estar cómodos con el clima, el ambiente, las personas, los paisajes, la estética, la convivencia, etc., etc., requirió de muchas visitas a varios municipios del Suroeste y de una larga lista de pros y contras de todos ellos. Jardín apareció en ella como la mejor opción, pues allí no estaríamos solos con la convicción de respetar a los demás seres sintientes, de no utilizarlos para alimento, vestimenta o diversión, ni consumir productos cuyos efectos adversos hayan sido testados en animales vivos que sufren, no solo dolor físico, sino emocional por las condiciones en cautiverio deplorables.
(Leer: Un vegano en el Suroeste)
No estaríamos solos, y en este hermoso rincón del Suroeste ya algunos se nos habían adelantado a abrir camino frente a esta manera de co-habitar el planeta. Después de venir de Támesis donde nos enamoramos del refugio animal Campamento Lechuga y sus habitantes, conocimos en Jardín un restaurante totalmente vegano; además de enamorarnos de su exquisito sabor, se ganaron nuestro cariño cuando leímos que en el recipiente de propinas decía: la totalidad es donada a la Fundación Seres Amigables. En un solo lugar encontramos dos buenas razones: la posibilidad de disfrutar y ayudar a los animales sin hogar. Me refiero a Consulado Vegetal, que ahora es el restaurante del Hotel Plantación donde la apuesta por la sostenibilidad es hermosa, cómoda y coherente.
No estaríamos solos, pues también encontramos a Destino Silvestre, un pequeño restaurante vegetariano donde todas las preparaciones pueden ser veganas, pues se prepararan en el momento. No nos imaginábamos que tendríamos un muy buen vecino ni que un chimpancé nos invitaría a participar de una Revolución Bananera liderada por una familia vegetariana que, además de hacer varios productos para llevar, tienen un lugar de comida en un balcón envidiable a las afueras del pueblo en la vereda La Salada.
Por eso estamos en Jardín, porque no estamos solos y cada vez son más los restaurantes en el municipio que ofrecen una opción basada en vegetales o la posibilidad de retirarle los ingredientes provenientes de la explotación animal a sus recetas. Los turistas internacionales lo exigen, los nacionales se paran de la mesa al no encontrar opciones y los locales comenzamos a hacer parte de una Maraña que es todo un Consulado de este Destino o Revolución llamada Veganismo.