El caracol gigante africano es una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, causa graves daños en sistemas agrícolas, ecosistemas naturales e inclusive son vectores de parásitos, es decir, son animales que transmiten patógenos que ocasionan graves enfermedades en el ser humano.
Se dispersa fácilmente en sitios de asentamiento humano, encuentran fácilmente recursos alimenticios como material vegetal y animal en descomposición; además, sus características fisiológicas y morfológicas le brindan una resistencia a variables ambientales.
El contacto con las personas puede generar enfermedades intestinales, meningitis, inflamación de tejidos, diarrea o fiebre.
En el Suroeste esta especie hace presencia en los municipios de Támesis, La Pintada, Andes, Venecia, Ciudad Bolívar, Amagá, Jericó, Pueblorrico, Tarso, Salgar, Titiribí e Hispania.
“No es la primera vez que se da la presencia del caracol africano en el departamento, no es una especie nativa, se reproduce de manera exponencial. Hemos definido un protocolo para el manejo del caracol para que la comunidad no se altere pero que entienda que hay que tener un cuidado básico”, explicó Ana Ligia Mora, directora de Corantioquia.
Es por ello que las entidades ambientales hacen un llamado a las personas para que aprendan a identificar la especie y protejan a otras nativas que pueden ser similares al africano, pero que son indispensables para los ecosistemas. Es el caso del caracol manzana (Megalobulimus oblongus), caracterizado por tener un borde rosado que sobresale en la parte inferior de su concha.
¿Cómo es el caracol africano?
El caracol africano tiene cuerpo café oscuro, gomoso, con cuatro tentáculos, una concha que presenta líneas longitudinales color crema, café y violeta y puede medir hasta 20 cm de longitud y 8 cm de alto. Se alimenta de residuos de alimentos, cosechas, hojas en descomposición y heces, por ello es indispensable tener un buen manejo de residuos para evitar que el animal se establezca.
¿Cuál es el protocolo si identifico un caracol africano?
Los expertos dan un parte de tranquilidad, si bien el caracol africano tiene efectos negativos sobre cultivos y ecosistemas, su control es sencillo y seguro si se siguen las recomendaciones de las autoridades.
La recolección debe ser realizada por adultos con medidas de protección como el uso de guantes y bolsas plásticas, tener los pies cubiertos y proteger las vías respiratorias, en lo posible con el uso de tapabocas. Es importante enseñar a los niños y niñas a reconocerlo y evitar el contacto con el caracol.
- Recoger manualmente los caracoles de todos los tamaños, incluso conchas de individuos muertos.
- Introducirlos en un recipiente plástico, en una solución de agua con sal o cal, ¾ partes de agua y ¼ parte de sal o cal, verificando que los caracoles queden totalmente cubiertos con la solución.
- Dejar sumergidos los caracoles durante 5 horas.
- Abrir un hueco en tierra, de 50 cm de profundidad, lejos de fuentes hídricas; depositar los caracoles aplastándolos o triturándolos a medida que se meten al hueco. Cubrirlos con tierra y agregar más cal 10 cm antes de cubrir completamente el hueco con más tierra.
- Señalizar el hueco y evitar que otros animales desentierren los caracoles. El lugar no se podrá utilizar para siembra u otras actividades sino hasta 5 meses después de la disposición de los caracoles.
- Lavar muy bien las manos y brazos con abundante agua y jabón; desechar los elementos de protección utilizados durante la recolección.
- No se recomienda el uso de molusquicidas, dado que pueden afectar a las personas y animales de compañía; además de resultar costoso, no es un método efectivo.
Se informa a la comunidad que en caso de tener dificultades para identificar la especie, se comunique con la autoridad ambiental para recibir asesoría.