¡Salgar Vive!
Hacemos memoria de Salgar para que no se repita. En el Periódico EL SUROESTE recordamos lo que pasó y averiguamos a fondo qué está pasando. Creemos en la memoria como sanación, como rito, como lucha colectiva, como medio para llegar a la verdad.
“De aquí somos, pa’ dónde nos vamos a ir”
En la imagen: Sandra Rincón con su difunta madre: Gloria Elena Moncada.
El 18 de mayo de 2015 a las 2:00 a.m. a Sandra y a su hermana Natalia las despertó un ruido, un ruido que se llevó la luz, un ruido que silenció muchas voces.
“Yo no estaba en mi casa porque había una visita: mi tía con unos primos de Andes que fueron a pasear, entonces como la casa de mi mamá era muy pequeña había que prestarles las camas y por eso mi hermana y yo nos fuimos a amanecer donde un tío”, cuenta Sandra Rincón. Cuando empezó a amanecer las huellas del ruido fueron apareciendo y pronto las hermanas Rincón vieron su rostro: La Liboriana, sus aguas arrasaron con todo lo que encontraron a su paso y allá en La Margarita donde dormían sus padres, su hermana, su tía, sus sobrinos y algunos primos, se sintió más la fuerza. Sus ojos apreciaron el caos, sintieron la textura del lodo y el roce con las piedras…a pesar de todo, ellas mantenían la esperanza de encontrar a algunos de los suyos con vida.
Sandra, Natalia, su tío y los demás familiares se salvaron porque sus viviendas estaban ubicadas en un filo, mientras que las de sus padres y otros parientes quedaban en una especie de playa que fue inundada por la quebrada.
Todo estaba revuelto: las casas, las calles, los objetos, el paisaje, todo cambió de la noche a la mañana, sin aviso, sin tregua. Esa madrugada en la pequeña casa murieron: Carlos Rincón, Gloria Elena Moncada, Laura Verónica Rincón, Violeta y José David Restrepo, Rocío Rincón, Marcela y Jhon Hernández.
“Solo dos primas quedaron desaparecidas y además de nosotras dos sobrevivió Jhosetb, el bebé”. A los demás los fueron encontrando, muertos, en diferentes lugares del municipio: “gracias a Dios los encontramos porque hubiera sido más frustrante no volverlos a ver y por lo menos los encontramos y sabemos que los enterramos. Mi tía fue la última, la pudimos sepultar como al mes y medio”.
Jhosetb, salvado de las aguas
En la imagen: Natalia Rincón y Jhosetb.
Un llanto emergió del pantano, en medio de escombros y como si de vencer a la desesperanza se tratara, la vida empezó a buscar la luz a las 6:30 a.m. y la frase ¡Es un bebé! fue como un bálsamo entre tanta desolación.
A Jhosetb lo hallaron 3 kilómetros hacia abajo de la casa en la que esa madrugada durmió al lado de Marcela Hernández, su mamá. El hallazgo se produjo por el buen ojo de algunos sobrevivientes que en un principio pensaron que se trataba de un cachorro. Los soldados que acudieron al llamado de la comunidad nopodían dar crédito a lo que veían y con la ayuda de todos los presentes quitaron todos los escombros que tenían atrapado al bebé y lo llevaron al hospital.
En un primer momento los médicos del centro asistencial de Salgar pensaron que el bebé de 11 meses tenía múltiples fracturas pero al realizarle diferentes radiografías descubrieron que su cuerpecito estaba libre de traumas o lesiones, solo tenía moretones.
Sandra, prima y madrina de Jhosetb, afirma que el pequeño es un milagro y que cuando su hermana Natalia fue al hospital para averiguar si había aparecido alguno de sus familiares, jamás imaginaron que el único que habría logrado vencer a La Liboriana era él.
Las hermanas Rincón llamaron a Álvaro Hernández, abuelo materno del niño para contarle sobre la muerte de su esposa y sus dos hijos, él devastado viajó inmediatamente a Salgar. Lo que nunca imaginó Álvaro es que en medio de tanto dolor sería su nietecito el encargado de darles motivos para continuar viviendo.
Tras el reconocimiento de sus familiares, Jhosetb fue trasladado hacia Medellín y durante un mes estuvo internado en el Hospital San Vicente de Paúl, pues además de algunas afecciones respiratorias producto de lo padecido, los galenos debían descartar cualquier posible complicación.
Ante la muerte de su mamá, su abuela y su tío, al bebé solo le quedaban sus primas de Salgar, sus abuelos paternos y su abuelo materno. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar decidió concederle a Álvaro la custodia provisional, la familia espera un fallo positivo para que esta sea definitiva.
El próximo 14 de junio el bebé milagro estará de cumpleaños, cuenta Sandra que “ellos viven en Andes y Jhosetb ya está en la guardería. Él ama al abuelo y el abuelo se ve en él. Nosotros tratamos de verlo mucho, por ahí cada 15 días nos lo traen, él es un niño muy despierto y a veces uno le pregunta ¿Bebé cómo hace la avalancha? y él como que se acuerda porque responde con un sonido. A veces sí le afectan mucho los cambios de clima pero de resto está muy bien”, describe.
En la imagen: Sandra Rincón y su ahijado Jhosetb.
Él se ha convertido en un símbolo para los salgareños, es la mejor definición de esperanza y por eso el pasado 18 de mayo durante la conmemoración de la tragedia en el corregimiento La Margarita, se robó todas las miradas: “¡Es un milagro, tan lindo!” repetían los asistentes cuando veían al niño. Bendiciones, fotos, besos y sonrisas además del saludo del presidente Juan Manuel Santos, fue lo que recibió Jhosetb en el lugar donde vio por última vez a su mamá Marcela, quien soñaba con darle un futuro maravilloso.
“Que nos entreguen la casa porque pasamos de tener todo a tener nada”
Ese es el mayor sueño de Sandra tras un año de que la avalancha se llevara a 15 de sus familiares y con ellos, a gran parte de su historia y de sus sueños: “por más que nos vayamos a la China no se nos va a olvidar lo que nos pasó, se nos fue más dela mitad de la familia pero aquí quedó otra parte y hay que seguir”.
Añade que el Gobierno y varias entidades han ayudado mucho al municipio “lamentablemente todo lo que pasó ha generado que el progreso y el desarrollo lleguen a Salgar”. Tal vez la única queja que tiene es frente al sistema de alertas, pues considera que no está funcionando como debería y que falta más sensibilización.
Sandra tiene 24 años y trabaja en una cooperativa. Es fuerte, directa y también está llena de perseverancia. Afirma que tanto ella como sus hermanos han recibido mucho apoyo, acompañamiento psicosocial y que aproximadamente en julio les entregarán su nueva casa en la Aldea La Margarita, proyecto de 30 casas campesinas construido por la Corporación Encuentro de Dirigentes del Suroeste antioqueño en el corregimiento La Margarita. “Es otra vez tener la ilusión de poseer algo propio y como desde que pusieron el primer adobe hemos seguido el proceso de construcción estamos muy entusiasmados porque ya tenemos todo lo que vamos a poner. Falta sino que le pongan los servicios públicos y nos la entregan”.
Irse del pueblo nunca fue opción ni para ella ni para sus hermanos: “de aquí somos, aquí nacimos, aquí fuimos criados, somos del campoy mi papá trabajó toda la vida para tener una finca y como a ‘El Olvido’ no le pasó nada con más razón queremos vivir aquí, cultivando café. Yo viví seis meses en Medellín y como se dice me vomitó porque no me gusta ir ni a pasear”, dice Sandra entre risas.