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Por: Carlos Julio Romero Martínez

Han pasado quizás más de 150 años cuando se conocía el carbón como fuente de trabajo, de desarrollo, de prosperidad y con un futuro promisorio; sin embargo con el paso del tiempo la minería del carbón y principalmente la artesanal, no ha sido lo suficientemente fuerte para enfrentar los desafíos del riesgo y la ilegalidad, flagelo que últimamente le ha quitado el sueño tanto a gobernantes como a los mismos mineros.

Si bien es cierto que la minería del carbón ha contribuido al desarrollo económico de los municipios de la Cuenca Carbonífera de La Sinifaná, también es cierto que los accidentes, la falta de seguros, el poco apoyo del Gobierno Nacional, están desencadenando a futuro un problema social de grandes proporciones, si tenemos en cuenta que el 80% de la economía de estos municipios depende de la minería del carbón y que con el inminente cierre de minas, la problemática alcanza niveles preocupantes, cientos de familias que han dependido directa o indirectamente de la explotación del carbón quedarían cesantes.

Soluciones

Hay que reconocer los esfuerzos que hacen las actuales administraciones tanto departamentales como municipales para minimizar el problema, se buscan alternativas laborales, asociaciones que trabajan por hallar métodos para formalizar a los mineros tradicionales, empresas como San Fernando ofrecen cierta cantidad de empleo, el proyecto vial Autopistas para la Prosperidad también ofrece opciones, pero tal vez una de las alternativas más prometedoras es la del municipio de Angelópolis con su reconversión laboral, que es nada menos que cambiar la vocación del municipio al sector agrario, es decir, se brindaría todo el apoyo para que los mineros dejen las minas y cultiven la tierra; actualmente se viene trabajando con un grupo de exmineros en proyectos productivos (siembra de mora, lulo y plátano) con muy buenos resultados, es de anotar que la Gobernación de Antioquia con su interés de apoyar al campo, le ha tendido la mano al municipio de Angelópolis, articulando estos procesos al programa Antioquia siembra en Grande.

Se espera que esta situación sea superada por el bien de la economía de la Cuenca de La Sinifaná, y que el futuro, en especial de los hijos e hijas de mineros, sea prometedor, lleno de ilusiones y alegría, que sea el campo la mejor alternativa para el desarrollo integral de estos pueblos.

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