Jardín es un municipio que no se borra de los pies. Digo que de los pies porque caminando es que uno logra encontrar la galería en las que se transforman las salas de las casas coloniales de su centro histórico.
Muebles antiguos, tapetes morados, candelabros, fotografías en blanco y negro del matrimonio de la casa o de la primera comunión de los hijos son algunos de los objetos que se logran ver entre los barrotes de las ventanas de madera.
Camas dobles con acolchados de lana tejidos a mano; croché en las mesas de noche y paredes de tapia hacen que esas galerías se conviertan en un atractivo turístico para quienes ahora viven entre el metal negro y blanco y el cemento gris; sinónimo de elegancia.
En el cielo, eventualmente, o al menos entre el 1 y 4 de julio de 2016, era común ver nubes grises que daban un aire mágico al pueblo y hacían de la punta de la nariz un lugar gélido, un lugar feliz para un beso de esquimal. Aunque después de una lluvia sobre el casco urbano, bastaba poco menos de una hora para que las nubes grises dejaran ver un azul clarito que contrastaba con el amarillo de los guayacanes de su parque central.
De boca de los protagonistas
“Jardín es uno de los nueve pueblos patrimoniales del país. Es un pueblo extraordinario, el parque es un escenario de convivencia extraordinario: de tertulia, de diálogo, de conversación. Esa cultura queríamos nosotros aprovecharla para el Festival”, contó a EL SUROESTE el director del Festival de Cine de Jardín, Víctor Gaviria.
Y como Jardín es un municipio que no se borra de los pies, caminamos para disfrutar del 1er Festival de Cine realizado en este municipio por la Corporación Antioquia Audiovisual entre el 1 y el 4 de julio del 2016.
Los organizadores hablan de por lo menos 7.000 asistentes; por lo menos 14.000 pies andando en Jardín, montando en motocarros para disfrutar del séptimo arte, del Seminario de Posconflicto: ‘Solo se perdona lo imperdonable’, que tuvo como conferencistas a León Valencia, Jorge Giraldo, Lisandro Duque, William Ospina, Vera Grabe y Miguel Littín, invitado de honor al Festival.
Proyección de cortos documentales y de ficción, música a medianoche, teatro, muestra de cine al aire libre, conversatorios, conferencias, discursos y una discusión sobre nuestro papel en un eventual escenario de posacuerdo (desarme de las Farc y transición a una vida política sin armas), fueron los protagonistas en los días del primer Festival de Cine de Jardín.
“Todo el mundo está muy contento con la propuesta de un turismo cultural. Incluso las autoridades están felices porque creo es un primer fin de semana que no ha ocurrido ningún percance, sin ninguna pelea. Están impresionados de cómo el turismo cultural se hace, digámoslo, de tan buena manera, tan pacífico. Ha sido uno de los puentes festivos con más gente en Jardín”, dijo Víctor Gaviria.
Para tener en cuenta
“No hay habitaciones disponibles”; la capacidad hotelera de Jardín no dio abasto. Casas de familia se transformaron en improvisados hoteles, con la atención como en familia, eso sí, para albergar a los visitantes que no tenían reservas.
La expresión “toda una vida esperando el almuerzo” hace alusión a la congestión en restaurantes y cafeterías que vieron su capacidad al límite en días como el domingo 3 de julio. Y aún, con toda una vida esperando y todo, se disfrutaba del ambiente, de la risas de los visitantes, de la amabilidad de los anfitriones y de las fotografías que continuamente se estaban tomando en el parque central, en la Casa de la Cultura, en el colegio, en el Parque Educativo, en las calles, en fin.
Y los letreros de “Prohibido parquear”, parecían estar invisibles en las fachadas. En movilidad el reto es grande para Jardín. No hay suficientes parqueaderos y quienes traían sus vehículos debían parquear en las aceras. Hasta cuatro y cinco cuadras alrededor del parque central estaban llenas de vehículos agolpados a un costado, lo que generó embotellamientos,poco espacio para el servicio público y los transeúntes.
Y el Festival de Cine continuará: “lo que vamos a hacer en este segundo semestre es replicar el Festival en otras partes; tenemos una apuesta política-cultural en este momento y es darle a la gente momentos diferentes para pensar la paz de otra manera. No sé aún donde lo vamos a hacer exactamente pero puede ser en Jericó, Andes o Támesis; eso lo iremos viendo”.
Artículo publicado en la edición 132 del periódico Regional EL SUROESTE en su versiòn impresa del mes de julio de 2016
*Disfrute de Víctor Gaviria: un lugar para vivir entre montañas, la entrevista con el director del Festival de Cine.