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De repente, en la vereda comenzó a aparecer un ataúd. En aquel tiempo, se decía que ese ataúd era de una bruja. Cada vez que pasaban los pobladores, veían el ataúd. Hasta que una noche, el protagonista de esta historia dijo: “Hasta que no amanezca, no me voy a ir de aquí, porque te tengo que conocer”. Y así fue, se quedó hasta las 6 de la mañana. A las seis de la mañana, finalmente la distinguió: era la difunta Ana Felisa, una bruja muy famosa que existió en los límites de los municipios de Hispania, Pueblorrico, Andes, Jericó y Tarso.

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Ilustración: Danitza María Posada Quintero
Del libro EL ESPÍRITU DEL AGUA - De cuentos, mitos y leyendas del 
Suroeste de Antioquia, Colombia
Autor: Javier Alejandro Arredondo Raigoza
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