Esta semana, el precio interno del café se situó en 2 millones de pesos –la carga de 125 kg de pergamino seco–, una buena noticia para los caficultores de Colombia.
En Colombia el café representa el 0,7 % del producto interno bruto (PIB) total, y el 11,2 % del PIB agropecuario y tiene, adicionalmente, unas características importantes: producción en pequeñas propiedades (70 % de la producción recae en fincas de menos de 5 hectáreas, en promedio cada finca tiene 1,3 hectáreas) de tal manera, que el buen precio genera un mayor ingreso para muchos hogares, que compran insumos y bienes localmente, favoreciendo el consumo, la demanda y la producción local.
El Gobierno Nacional preparaun documento Conpes para la sostenibilidad de la caficultura que, ante este nuevo escenario de precios, debe acometer de inmediato, con al menos tres propósitos:
1) Reducir los costos de producción haciendo más efectiva la recolección mediante la inversión en las tecnologías que recomienda Cenicafé.
2) Un plan de renovación, no esporádica, de los cafetales para evitar nuevamente la caída en la productividad por envejecimiento; ambos deberían ser una prioridad para un buen uso de esta minibonanza.
3) Dar pasos vigorosos para incorporar mecanismos que, de una vez por todas, contribuyan a una estabilización del ingreso cafetero. Lo anterior debería apoyarse con parte del incremento en el recaudo de la contribución cafetera resultante de la mayor TRM.
Igualmente, es necesario que la Agenda Estratégica de Sostenibilidad Cafetera 2020-2030, firmada en el último Congreso Cafetero, contemple acciones adicionales para contribuir a contrarrestar los efectos que el cambio climático tendrá en los cultivos de ladera sin suficiente sombra. Esta es una alerta que apremia, tal como se ha visto en las últimas semanas en Europa y China.
Por último, en Antioquia, estos mayores ingresos deberían contribuir, además, a iniciar un plan estratégico que incremente los niveles de producción, y recuperar así el primer lugar –hoy es el segundo productor después de Huila.
Que la caficultura del Suroeste antioqueño no ceda paso ante la minería o la ganadería, y se fortalezca y amplíe, es el deseo de los caficultores, lo que debería ser una tarea conjunta del gremio y los gobiernos.