Por Laura Alejandra Mafla @lauramaflac
Entre los anaqueles de su biblioteca, Juan Carlos Vélez Escobar “Kale” guarda algo más que libros: atesora historias, pensamientos y recuerdos. Amante de la literatura, su labor ha sido la de un cuidadoso recopilador de palabras y un puente entre el pasado y el presente. No sólo ha desenterrado relatos perdidos, sino que también ha traído de vuelta a casa a una de las voces más rebeldes de Colombia. En 1993, logró la repatriación de los restos de Gonzalo Arango a su tierra natal, el mismo pueblo que ahora ve nacer su libro “Buenos Aires, Andes: paraíso escondido”.
Como investigador incansable de la memoria, resalta el papel fundamental de las personas en la historia de un pueblo. Para él, un lugar sin gente es sólo un terreno baldío, pues son los personajes quienes tejen el relato cotidiano de una comunidad. Lo dice desde su propia historia: sus bisabuelos paternos fueron la primera pareja no indígena en establecerse en lo que hoy es Andes.
Su método de investigación es, ante todo, la conversación. Cree firmemente en el valor de la tradición oral como herramienta para recuperar la historia, pues en cada diálogo emergen relatos que no figuran en los archivos ni en los libros. En este proceso, la conversación se entrelaza con el tendero, el arriero, el docente y el párroco, así como con aquellos que han partido, pero siguen llevando en alto su gentilicio bonaerense. La memoria la construye en cadena: una persona lleva a otra, un recuerdo abre la puerta a muchos más.
De este modo, entre testimonios y confesiones, conversamos de forma detallada sobre su más reciente obra.
¿Podría contarnos más sobre “Buenos Aires, Andes: paraíso escondido? ¿De qué trata su más reciente libro?
Buenos Aires, Andes: paraíso escondido es una monografía desde el empirismo sobre el corregimiento de Buenos Aires, que forma parte de la ruralidad del municipio de Andes, el cual consta de siete corregimientos y alrededor de 62 veredas. Es un libro que trata de resaltar aspectos importantes de la historia del corregimiento, de los personajes, del paisaje, de las instituciones, de la economía y de los potenciales que tiene el corregimiento para desarrollar su economía.
¿Cómo realizó el proceso de reconstrucción de la historia?
Hay aspectos que están, por ejemplo, en archivos, otros en libros, muy pocos en la red. Pero son las personas las que realmente aportan la información.
Por ejemplo, un personaje de Buenos Aires hablaba de un hijo de Buenos Aires que hoy por hoy es mecánico profesional en un equipo ciclista de Europa. Ya sabiendo de este personaje, encuentro sus datos, su orgullo de ser bonaerense expresado en un periódico, su fotografía. Básicamente, todo es un proceso de conversar con la gente del pueblo, del corregimiento, para que ellos mismos vayan diciendo lo que consideran importante. Y luego viene el proceso de redacción, de transcripción de entrevistas, de investigar en libros y de buscar el apoyo de personas que han estudiado profundamente el territorio del municipio.
¿Cómo describiría el paisaje de Buenos Aires?
Es el típico paisaje de la cultura cafetera, rodeado de montañas. Esto implica la posibilidad de convertirlo en un referente turístico.
Las casas del centro poblado pertenecen a la arquitectura colonial propia de la cultura cafetera, muchas de ellas aún construidas en madera, ya que es una zona de clima más bien frío. El cancel, como se denomina a las casas construidas en madera, es una característica común tanto en la parte urbana del corregimiento como en su ruralidad.
Por todo el territorio se encuentran numerosas casas de aspecto colonial, dispersas entre cafetales, sembrados de aguacate, plátano, banano y productos de pancoger. Se ubican junto a quebradas, pero todas conservan ese mismo estilo colonial característico de los pueblos cafeteros en regiones montañosas.
¿Qué nos puede decir de la economía del corregimiento?
La producción agrícola es muy importante en la medida en que todavía no se ha industrializado. Aún se cosecha a mano el café, el aguacate, el plátano. No se ha industrializado la producción agrícola.
Otro renglón importante, que está empezando a tomar fuerza, es el turismo.
La economía anteriormente se basaba en la producción de quesos y mantequilla de hoja, y en la explotación de madera y carbón. Hoy por hoy, eso ha desaparecido.
Hay un capítulo sobre los personajes sobresalientes de la comunidad bonaerense, ¿quiénes son ellos?
El corregimiento lo construyen las personas, no sólo el territorio. La idea era destacar aspectos importantes de las personas de Buenos Aires. Por ejemplo, las familias, hay una familia que se destaca porque los integrantes de esa familia se hicieron profesionales, hay sacerdotes, abogados, médicos, psicólogos. Y también realizo una muestra de los personajes destacados en la cotidianidad, buscando resaltar familias, oficios y profesiones. Con esto, pretendía exaltar personajes como muestra para que las nuevas generaciones tuvieran modelos.
¿Qué importancia tienen las instituciones religiosas y educativas en la comunidad?
Tanto la religión, representada por el templo y la parroquia —fundada en 1923, el mismo año en que Buenos Aires se convirtió en corregimiento—, como la institución educativa, son los dos ejes sobre los que gira la vida cotidiana de los bonaerenses.
¿Qué mensaje desea compartir con las nuevas generaciones?
Que saquen adelante sus sueños, que no se dejen imponer y que los realicen, siempre que esos sueños vayan en el bienestar propio y de la comunidad donde viven.
Dejar una huella, tanto en la familia como en la comunidad, es muy importante. Para mí, la trascendencia es parte de la condición humana, porque no tiene sentido uno nacer, vivir, procrear y morirse. Hay que dejar una huella, sea como buen profesional, como buen padre de familia, como buen empleado, como buen deportista o como buen artista.
Si desea adquirir un ejemplar del libro “Buenos Aires, Andes: paraíso escondido” o ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo a través del número 3106931584.
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